Un buen antídoto
Victoria inmerecida del Barcelona frente a un Levante que no me atrevería a a denominar como colista ya que esgrimió un nivel de juego más que interesante.
¿Dónde nace la actitud? Después de la derrota del Valencia observamos como una gran cantidad de aficionados se quejaban de la actitud de sus jugadores. ¿Por qué falló la actitud? La actitud tiene dos elementos que la sustentan. Pueden coincidir y entonces es el súmmum pero es obligado al menos uno de los dos para que esta sea correcta. El primer elemento, que últimamente no está de moda, es el sentido del deber. La vergüenza profesional debe hacer que uno siempre se vacíe aunque los acontecimiento sean negativos. Todo puede ir mal, pero como uno defiende la camiseta a la que aman tus seguidores estás obligado a perseverar. Hoy en día cuando se percibe que empatar o ganar no es posible da la impresión que a algunos jugadores les da igual perder por dos que por siete. El otro elemento es la credibilidad de la táctica establecida por el entrenador. Es decir, si yo salto al terreno de juego convencido de que me han dado las herramientas adecuadas, es fácil que sea propenso al esfuerzo extremo. Si además el transcurrir de los primeros minutos, aunque me puedan meter un gol, me refuerza la mente, me sentiré capaz de exigirme al máximo y los esfuerzos no me pasarán factura. Ayer Rubi con su excelente planteamiento consiguió que la actitud correcta de sus jugadores fluyera con suma facilidad, como si fuera un hecho intrínseco de jugar a fútbol.
Una misma reflexión. Quien leyera mi análisis del partido de Copa habrá valorado que mis conclusiones han sido prácticamente las mismas que las que pudo concluir Rubi. Hay que disminuir las capacidades del recuperador azulgrana. Papel encargado prácticamente siempre a Bus- quets y ayer compartido con Sergi Roberto. Rubi dejó dos puntas y en vez de situar cuatro centrocampistas en línea construyó un rombo donde el vértice adelantado se lo alternaron Rossi y Deyverson. Para anular el juego del distribuidor y robador. Un marcaje para alejarlo de las dos misiones, pero sobre todo más de la segunda que de la primera. En la primera siempre que distribuye estando con alguien cer- ca es en horizontal; cuando roba siempre actúa de manera vertical y con la línea de defensa rival desorganizada. Y se dieron una serie de jugadas en este sentido delatadoras. Una de ellas sobre el minuto 43, cuando un rechace por el centro de la defensa del Levante, después de una posesión azulgrana, fue aprovechado por Rossi para lanzar un contragolpe. Sergi Roberto estaba concentrado para iniciar su carrera hacia delante para ir en busca de ese balón y lanzar un pase letal. Pero como Rossi estaba marcándole, es decir, vigilando aun teniendo la pelota su equipo, se le adelantó, giró sobre sí mismo y superó la posición del canterano catalán. En la segunda mitad al salir Busquets se podía hacer una comparativa para ver si era más un problema ocasionado por las prestaciones de Sergi Roberto o por la táctica empleada. Pues observen los datos, entre el minuto 77 y 89 ante diversos rechaces del Levante los enfrentamientos de Sergio se saldaron con la estadística siguiente. Dos balones ganados por Ghilas, uno por Lerma y además una tarjeta amarilla en contra. Sin duda se ha abierto la veda y esta táctica la aplicarán muchos entrenadores. Luis Enrique tiene la divertida y apasionante tarea de compensarla. Yo tengo mi idea personal, pero invito a los lectores a desarrollar la suya. Prometo delatar la mía en el siguiente artículo.
Con su excelente planteamiento, Rubi consiguió que la actitud de sus jugadores fluyera La estrategia granota con dos puntas seguro que la aplicarán muchos entrenadores