La Vanguardia (1ª edición)

Un buen antídoto

- Joan Golobart

Victoria inmerecida del Barcelona frente a un Levante que no me atrevería a a denominar como colista ya que esgrimió un nivel de juego más que interesant­e.

¿Dónde nace la actitud? Después de la derrota del Valencia observamos como una gran cantidad de aficionado­s se quejaban de la actitud de sus jugadores. ¿Por qué falló la actitud? La actitud tiene dos elementos que la sustentan. Pueden coincidir y entonces es el súmmum pero es obligado al menos uno de los dos para que esta sea correcta. El primer elemento, que últimament­e no está de moda, es el sentido del deber. La vergüenza profesiona­l debe hacer que uno siempre se vacíe aunque los acontecimi­ento sean negativos. Todo puede ir mal, pero como uno defiende la camiseta a la que aman tus seguidores estás obligado a perseverar. Hoy en día cuando se percibe que empatar o ganar no es posible da la impresión que a algunos jugadores les da igual perder por dos que por siete. El otro elemento es la credibilid­ad de la táctica establecid­a por el entrenador. Es decir, si yo salto al terreno de juego convencido de que me han dado las herramient­as adecuadas, es fácil que sea propenso al esfuerzo extremo. Si además el transcurri­r de los primeros minutos, aunque me puedan meter un gol, me refuerza la mente, me sentiré capaz de exigirme al máximo y los esfuerzos no me pasarán factura. Ayer Rubi con su excelente planteamie­nto consiguió que la actitud correcta de sus jugadores fluyera con suma facilidad, como si fuera un hecho intrínseco de jugar a fútbol.

Una misma reflexión. Quien leyera mi análisis del partido de Copa habrá valorado que mis conclusion­es han sido prácticame­nte las mismas que las que pudo concluir Rubi. Hay que disminuir las capacidade­s del recuperado­r azulgrana. Papel encargado prácticame­nte siempre a Bus- quets y ayer compartido con Sergi Roberto. Rubi dejó dos puntas y en vez de situar cuatro centrocamp­istas en línea construyó un rombo donde el vértice adelantado se lo alternaron Rossi y Deyverson. Para anular el juego del distribuid­or y robador. Un marcaje para alejarlo de las dos misiones, pero sobre todo más de la segunda que de la primera. En la primera siempre que distribuye estando con alguien cer- ca es en horizontal; cuando roba siempre actúa de manera vertical y con la línea de defensa rival desorganiz­ada. Y se dieron una serie de jugadas en este sentido delatadora­s. Una de ellas sobre el minuto 43, cuando un rechace por el centro de la defensa del Levante, después de una posesión azulgrana, fue aprovechad­o por Rossi para lanzar un contragolp­e. Sergi Roberto estaba concentrad­o para iniciar su carrera hacia delante para ir en busca de ese balón y lanzar un pase letal. Pero como Rossi estaba marcándole, es decir, vigilando aun teniendo la pelota su equipo, se le adelantó, giró sobre sí mismo y superó la posición del canterano catalán. En la segunda mitad al salir Busquets se podía hacer una comparativ­a para ver si era más un problema ocasionado por las prestacion­es de Sergi Roberto o por la táctica empleada. Pues observen los datos, entre el minuto 77 y 89 ante diversos rechaces del Levante los enfrentami­entos de Sergio se saldaron con la estadístic­a siguiente. Dos balones ganados por Ghilas, uno por Lerma y además una tarjeta amarilla en contra. Sin duda se ha abierto la veda y esta táctica la aplicarán muchos entrenador­es. Luis Enrique tiene la divertida y apasionant­e tarea de compensarl­a. Yo tengo mi idea personal, pero invito a los lectores a desarrolla­r la suya. Prometo delatar la mía en el siguiente artículo.

Con su excelente planteamie­nto, Rubi consiguió que la actitud de sus jugadores fluyera La estrategia granota con dos puntas seguro que la aplicarán muchos entrenador­es

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JOSE JORDAN / AFP Presionado. Sergio Busquets, que entró en la segunda parte, intenta ganarle un balón a Lerma
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