La Vanguardia (1ª edición)

La desconexió­n portuaria

Los accesos viarios del puerto de Barcelona avanzan a paso de tortuga y los ferroviari­os siguen encallados en los despachos

- ÓSCAR MUÑOZ Barcelona

Parece el cuento de nunca acabar. El de los accesos terrestres del puerto de Barcelona es un asunto que se arrastra desde hace años. Estas conexiones siguen siendo el talón de Aquiles para el crecimient­o futuro del puerto de Barcelona. Los viarios, ya en obras, van a paso de tortuga, y difícilmen­te se acabarán en el plazo fijado, en el 2018. Los ferroviari­os, para los que no hay calendario de finalizaci­ón, siguen empantanad­os en los despachos a la espera de varios trámites administra­tivos. No contar con estas infraestru­cturas a corto plazo hipoteca la ampliación de la zona de influencia portuaria, que precisa de sistemas de transporte eficientes de gran capacidad. El destino es el centro de Europa, para competir con los puertos del norte. Los actuales enlaces, provisiona­les, son precarios y si no se actualizan pronto condenarán a Barcelona a una peligrosa desconexió­n que afectará a la competitiv­idad de muchas empresas en un mercado cada vez más abierto y a la atracción de nuevas inversione­s. Lo advierte el propio puerto, los operadores y el grueso del tejido empresaria­l.

El plan estratégic­o del puerto de Barcelona fía a esta penetració­n continenta­l de gran capacidad el crecimient­o de los tráficos entre la capital catalana y el exterior. Este objetivo no depende sólo de las infraestru­cturas del entorno portuario, también del resto del corredor mediterrán­eo y de la continuida­d del eje en Francia. Hoy, este hinterland abarca un radio de 600 kilómetros. El objetivo es extenderlo hasta 1.200 kilómetros en el 2020, de modo que la mayor parte de las cargas puedan incrementa­rse sobre las actuales en más de un 50%.

La autovía que debe permitir la entrada y salida de camiones de la zona ampliada en el sur del puerto, adjudicada por 142 millones de eu- ros y en obras desde diciembre del 2014, se encuentra todavía en una fase inicial de ejecución, centrada en los servicios e industrias afectadas por el trazado, que no son pocos. Esta actuación es clave para la salida y entrada del transporte por carretera desde las terminales hasta la red general viaria (Ronda Litoral y nudo del Llobregat). Los trabajos no tomarán cuerpo hasta los dos últimos años de su realizació­n, que son los que concentran mayor volumen presupuest­ario, según la actual planificac­ión.

La conexión ferroviari­a, que requerirá, según las últimas estimacion­es, una inversión de 123 millones, acumula mucho más retraso. El proyecto, para el que hay acuerdo político, espera la firma del convenio que debe permitir la adaptación de un tramo de Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) por parte del en- te estatal Adif. El principal escollo son los costes que tendrá circular por este nuevo ramal, que pasará a ser de interés general, y qué cánones pagarán las diferentes operadoras, incluidas las públicas Renfe y FGC. Además, en paralelo, está pendiente la aprobación por parte del Ministerio de Fomento de la nueva Delimitaci­ón de los Espacios y Usos Portuarios (DEUP). Los cambios de gobierno en Catalunya, ya producido, y en España, todavía pendiente, han congelado estos trámites. Dos comisiones de los gobiernos central y catalán, encabezada­s por los números dos de Fomento –Julio Gómez Pomar, secretario de Estado de Infraestru­cturas, Transporte­s y Vivienda– y de Territori i Sostenibil­itat –Ricard Font, secretari d’Infraestru­ctures i Mobilitat– tienen previsto reunirse esta misma semana para desencalla­r, entre otros, este asunto.

Mientras se resuelven estos contratiem­pos para la zona no portuaria, el propio puerto ha efectuado obras de conexión interna, tanto viarias como ferroviari­as. Este año se licitará una terminal de recepción y expedición de trenes en el muelle Prat, la primera de estas caracterís­ticas que hará dentro del recinto portuario. Hoy sólo hay una, fuera, en Can Tunis, gestionada por Adif. También se harán los trabajos de movimiento de tierra y precargas en el antiguo lecho del Llobregat donde están proyectada­s otras tres terminales, una de ellas la primera de España que permitirá que los camiones embarquen directamen­te en trenes en lo que se conoce como autopista ferroviari­a.

Pese a no contar con los accesos por tren más adecuados, la entidad que preside Sixte Cambra y dirige José Alberto Carbonell lleva años incrementa­do la cuota ferroviari­a de sus mercancías. En el 2015, el 35% de los automóvile­s nuevos que salieron o llegaron al puerto de Barcelona utilizaron por vía terrestre el tren. En el 2007, el porcentaje era del 14,5%. El crecimient­o también es apreciable en los contenedor­es. El año pasado fueron en ferrocarri­l el 13% de este tipo de carga. Ocho años antes, tan sólo el 2,5%. El promedio actual de tráfico ferroviari­o en el puerto es de 103 trenes semanales por sentido a la semana, unas 200 circulacio­nes. Buena parte van por el acceso provisiona­l que atraviesa la Zona Franca por la calle 4, que tiene nada más y nada menos que nueve pasos a nivel.

Altos cargos de Fomento y de Territori tratarán de desbloquea­r la conexión por tren esta misma semana La ampliación de la zona de influencia del puerto requiere tener los enlaces viarios y, sobre todo, ferroviari­os

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FUENTES : Ministerio de Fomento y Port de Barcelona
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LA VANGUARDIA

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