A juicio el ministro de Hollande con cuenta suiza
El caso Jérôme Cahuzac, responsable del Presupuesto, desata una protesta contra la evasión fiscal
Gran concentración de sillas ante la sede del Palacio de Justicia de París, en la Place du Châtelet. Confortables sillas de sucursal bancaria incautadas en los últimos meses por los activistas de la asociación Attac en 39 sucursales bancarias de Francia. Ayer todas esas sillas, en total 196, fueron colocadas en la calle con motivo del inicio del juicio contra el exministro de Presupuestos (2012-2013) Jérôme Cahuzac.
Acusado de fraude fiscal, blanqueo y ocultación de datos en su declaración de patrimonio, el encargado de luchar contra la evasión fiscal en el primer gobierno socialista de François Hollande, un campeón de las políticas de rigor presupuestario, resultó ser un bombero pirómano: él mismo tenía cuentas en Suiza, la isla de Man, y luego en Singapur.
Cuando en diciembre de 2012 el portal independiente Mediapart, revelador del grueso de los escándalos de este país, destapó el asunto, Cahuzac, hoy 63 años, lo negó todo: “No tengo ni nunca tuve cuentas en el extranjero”. Hubo que esperar a abril de 2013 para que el mismo personaje, ya dimitido de todos sus cargos, reconociera el asunto. Hoy le piden siete años de cárcel.
Calificado de “brillante” y “estrella en ascenso en el Partido socialista”, Cahuzac es uno de esos personajes emblemáticos del actual “socialismo real” europeo. Hollande, que luego pondría a un banquero de inversión de Rotschild al frente del Ministerio de Economía, colocó a este “médico de negocios” al frente de los impuestos: tenía una clínica de implantación de cabello y era “consejero” de empresas farmacéuticas (hay 1,3 millones de francos atribuidos al laboratorio Pfizer). Parte de los dineros así encajados Cahuzac y su mujer los colocaban en el extranjero desde hacía veinte años. Su nombre de guerra en la banca suiza que gestionaba sus haberes era “Birdie”, un término más golfístico que golfante.
El juicio iniciado ayer, que podría suspenderse el miércoles unos meses por cuestiones formales, ha dado lugar a una protesta civil contra la evasión fiscal. Durante meses Attac ha estado interviniendo sillas de sucursales de bancos implicados en evasión fiscal y blanqueo. Esas fueron las sillas que ayer aparecieron frente al Palacio de Justicia.
“No basta con juzgar a un hombre, lo que queda por hacer es el juicio a la evasión fiscal”, decía en medio de las sillas Christian Sautter, ex ministro de Finanzas y encargado del Presupuesto, un antecesor de Cahuzac, que participó en la protesta.
Amparada en el estado de urgencia, la policía ha registrado y ha arrestado a muchos de los que en los últimos meses participaron en el robo de sillas en bancos. Es lo que le ocurrió a Antoine Richard, detenido el 14 de enero en Marsella, tras llevarse una silla de una sucur- sal de la Banque National de París (BNP). “Cuando la policía me reprochó que el valor de todas las 196 sillas ascendía a 1.900 euros, les dije que no era nada al lado de los 50.000 y 70.000 millones que la evasión fiscal resta anualmente al presupuesto nacional”.
“¿Robo? nada de eso, nos hemos comprometido a devolver las sillas cuando ellos cierren sus agencias en paraísos fiscales”, explica un portavoz de Attac. Mientras el Gobierno francés dice querer luchar contra la evasión fiscal. Desde el 2010 la política de recorte del aparato de Estado, común a la actual administración Hollan- de y la anterior de Sarkozy, ha supuesto una merma de 3.100 empleos en las oficinas de control fiscal de la dirección general de Finanzas Públicas.
Campeón de las políticas de rigor, Cahuzac también tenía cuentas en la isla de Man y Singapur