“El Asad y el Estado Islámico ahora son lo mismo”
Ya ser Darwish, responsable de Salud del distrito de Alepo
Alepo es el punto más estratégico de la guerra siria. Hace tres años que la línea de frente que divide en dos la ciudad no se mueve. Los enfrentamientos diarios entre Bashar el Asad (que controla el 40% de la ciudad) y los opositores (el 60%) han obligado a huir a tres cuartas partes de la población. El doctor Yaser Darwish, de 36 años, es el responsable de Salud de distrito de Alepo. Lo entrevistamos en Barcelona, su última parada de la gira europea que ha hecho para entrevistarse con los gobiernos de Alemania y Francia.
Los médicos han estado en el punto de mira desde el inicio.
Sí, yo mismo. En el 2011 hubo una masacre en la ciudad de Al Mastuma contra manifestantes. Llegamos enseguida con mis colegas médicos, sacamos a los heridos y después la fuerza de inteligencia aérea del régimen me arrestó por haberles ayudado.
Y lo encarcelaron en el 2011.
Estuve seis meses y medio en prisión por haber hecho mi trabajo, junto con otros médicos. Nos amontonaban en una misma habitación, nos torturaban y nos acusaban de todo tipo de delitos. Hasta que un día simplemente abrieron la puerta y me dijeron que ya podía irme, sin ningún juicio. Entonces lo entendí todo. Se salieron con la suya. Asustaron a los médicos y la mayoría se fue del país. En la zona de Alepo había más de 3.000 doctores, ahora quedan menos de 350. Algunos también han muerto. Usted se quedó. ¿Por qué? Por la gente. Estudié medicina para ayudar a la gente, y ahora hasta profesores de inglés o de historia hacen de enfermeros. Les hemos dado nociones médicas. ¿Cómo voy a abandonar yo, que soy médico, a mi gente?
Trabajar en los hospitales es de lo más peligroso.
Nos bombardean de manera sistemática. Hacemos un informe de todos los ataques en centros sanita- rios. Y la inmensa mayoría se perpetran desde el aire. ¿Quién tiene aviones en esta guerra? El Asad con la ayuda de Rusia.
¿Los hospitales son directamenteLe noviembrepondréel blancoun atacaron ejemplo.de los conEn ataques? octubre--aviones mi que oficina decidí clínica trasladarla hasta a 11 150 veces. metrosAsí de la línea de frente. Está tan cerca de su posición que no pueden bombardearla. Y todo el mundo lo sabe. Cuando queremos construir un nuevo hospital, los vecinos nos dicen que nos vayamos, que no necesitan nuestra ayuda. Saben que si abrimos bombardearY las nuevasun hospitalcon bombas barriles Asadde y los misiles.lo rusosva a son peores, lo destruyen todo.
¿Cómo se protegen de los ataques aéreos?
En Hama estamos construyendo un hospital subterráneo. Pero son demasiado caros. Sólo el edificio cuesta un millón de dólares. Alepo necesita como mínimo cinco hospitales nuevos. Calculamos que ne-
cesitamos 23 millones de dólares.
¿Es lo que ha estado negociando con Alemania y Francia?
Sí, por ahora sólo tenemos material médico para emergencias, salvamos la vida al herido y si se requieren operaciones complicadas los mandamos a Turquía o Jordania. Pero lo más urgente son las ambulancias.
¿También atacan ambulancias?
Claro. Hace 20 meses un avión bombardeó con misiles una zona de civiles, y cuando llegó la ambulancia también le lanzó otro misil y mató a las dos personas de nuestro equipo médico que iban dentro. Era un avión del régimen de El Asad. Ahora en toda la zona de Alepo tenemos 28 ambulancias para atender un millón y medio de personas.
¿Cómo está el distrito de Alepo? Antes de la guerra era la segunda ciudad y el motor económico de Siria.
Se ha convertido en una área fantasma. Hace cuatro años había tres millones de personas. Ahora quedan menos de un millón y medio. Y del millón y medio que vivían en la ciudad sólo quedan 400.000 personas. No tenemos ni electricidad, ni agua...
¿Las escuelas siguen abriendo las puertas?
Este es el otro drama. Hace unas semanas atacaron tres escuelas en Anyara, en las afueras de Alepo. Mataron a 35 niños y a 12 pro-
fesores. Es una guerra muy sucia.
¿Cuándo terminará esta guerra? ¿Lo peor ha pasado?
No, este es el peor momento de toda la guerra, porque todo el mundo ha olvidado a los civiles. A Occidente sólo le importa combatir al Estado Islámico (EI), porque ataca en el corazón de París, y las masacres que ha cometido El Asad han caído en el olvido. Los opositores somos los primeros que luchamos contra el EI hace más de dos años, cuando aquí nadie hablaba de ellos. Pero tienen que saber que el EI mata menos que El Asad. Los terroristas han matado en Siria a unas 20.000 personas, pero Asad a entre 200.000 y 500.000. Nuestro problema no es el EI, son los dos: Asad y el EI.
¿El EI no les ataca?
Controlan la parte rural del distrito de Alepo. Claro que nos ataca. Hace menos de un año hubo una ofensiva horrible. Recibimos 96 heridos en sólo cuatro horas. Y cuando estábamos tratándolos los aviones de El Asad atacaron el hospital. Entonces me di cuenta de que el EI y El Asad son ahora la misma cosa.
¿Asad acabará formando parte de la solución para acabar con la guerra en Siria?
Sería muy inmoral. Rusia ha entrado en la guerra con la excusa de que también quiere atacar al EI, pero está matando a nuestra gente. Ya ha matado a 90 civiles y el 95% de los heridos que provocan y que tenemos en nuestros hospitales son civiles. Que no digan que quieren combatir a los terroristas, ellos quieren proteger sus bases en Tartus, en Latakia, y proteger a El Asad. El régimen ha optado por la estrategia del desgaste. Ha calculado que puede aguantar esta guerra hasta 10 años (llevamos 5) y que los opositores no lo resistirán.
¿Qué piden en las conversaciones de paz de Ginebra?
Nuestra primera condición es que dejen de atentar contra escuelas y hospitales. Si dejan de hacerlo, entonces, quizá más doctores querrán volver a Siria. Y la segunda cuestión es que nos ayuden en lo que necesitamos. Por ejemplo, ambulancias. No necesitamos los aparatos de diálisis que nos están mandando.
“Cuando queremos construir un nuevo hospital, los vecinos nos dicen que nos vayamos” “Necesitamos ambulancias, no los aparatos de diálisis que nos están mandando”
¿No está cansado?
Más cansada está la gente. Durante la guerra he tratado a más de 4.000 heridos. Recuerdo especialmente a un niño que hace dos años llegó al hospital con las dos piernas amputadas. Estaba tranquilo, consciente. Mantuvimos una conversación de lo más tranquila. Tenía 13 años. Ahora está vivo... Me focalizo en el trabajo, pero cuando acabo, lloro en silencio. Creo que nos ha tocado vivir la peor guerra de la historia de la humanidad.