L A C A R N E Y L A A G R I C U L T U R A D E J A N H U E L L A
Bistec con derroche incluido. La producción de alimentos y, especialmente, de carne lleva asociada un gran consumo de agua: un kilo de bistec de ternera comporta un gasto de 15.400 litros; un kilo de pollo, 4.300, y un huevo, 196 litros. Son datos de la organización Water Footprint Network, impulsada por Arjen Hoekstra. En general, los alimentos de origen animal suponen un mayor consumo porque llevan aparejados más procesos de transformación. “Para producir un kilo de trigo se precisan mil litros de agua”, resume Maite Aldaya, investigadora del Observatorio del Agua y consultora de la ONU.
Un consumidor diferente. “Calcular la huella hídrica permite mejorar la gestión de los recursos. El consumidor debe pensar en los impactos ambientales de su decisión, y, en este sentido, la huella hídrica es un factor que tener en cuenta en el consumo, lo mismo que los impactos en el territorio, las emisiones de gases o la pérdida de biodiversidad”, dice Maite Aldaya, quien reclama prestar atención a las zonas con déficit o estrés hídrico o contaminadas.
Vaqueros del Guadalquivir. La Fundación Botín y El Corte Inglés pusieron en marcha un estudio en el que se concluye que la fabricación de un pantalón vaquero (obtenido con algodón cultivado en el valle del Guadalquivir y hecho en España) comporta un consumo total de 3.305 litros (prenda de 0,78 kilos de peso). En cambio, un pantalón de fibra sintética Lyocell –confeccionado a base de celulosa de eucalipto de bosques gestionados– lleva aparejado un consumo de 1.585 litros, según determinó el mismo estudio. El algodón consume, pues, el doble.
Regadíos, la clave. “El 95% de consumo de agua asociado al vaquero se produce antes de que el algodón se emplee para producir la fibra; es decir, antes de que se inicie la producción del tejido, mientras que el 5% restante se da en el proceso de fabricación”, explica Alberto Garrido, profesor de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid. En cambio, en el caso del pantalón de fibra, el 75% de la huella es imputable a la fase industrial de hilatura y teñido. Otros estudios han determinado que un vaquero de algodón consume, como promedio mundial, 10.850 litros, recuerda Arjen Hoekstra. También la casa Levi’s calculó la huella hídrica de su pantalón, que totalizó 4.368 litros, aunque en este caso contabilizó todo el ciclo, desde la cuna a la tumba del producto, pero considerando sólo la mitad del gasto de agua imputada al lavado por el propio consumidor.
Reducir consumos. ¿Cuál es la solución?, ¿hay que prescindir del algodón? Alberto Garrido señala que los estudios sobre huella hídrica permiten ser conscientes de la necesidad de reducir el consumo de agua en las zonas áridas o con estrés hídrico. “También hay que mejorar las mezclas de las fibras y lograr cultivos con menos huella hídrica, para reducir la huella hídrica total”. Sin embargo, cree que no debe cuestionarse al algodón vistas sus propiedades (comodidad...). “Es una de las pocas fibras naturales que no tienen sustitutos”, recuerda Garrido. Las grandes empresas de fabricación empiezan a considerar de dónde sale el algodón que utilizan. Afectadas por el encarecimiento de la materia prima, deben prestar atención y buscar la trazabilidad en toda la cadena, y esto incluye la disponibilidad de agua, pues tienen que asegurarse un suministro que puede verse muy amenazado en el horizonte futuro. / A. Cerrillo