La Vanguardia (1ª edición)

Oligopolio competitiv­o

La CNMC considera insuficien­tes las redes de banda ancha en el resto del país

- ROSA SALVADOR Barcelona

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a aprueba la definitiva regulación mayorista de banda ancha, que obliga a Telefónica a compartir el uso de su red de fibra con sus competidor­es excepto en 66 grandes ciudades.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) aprobó ayer la regulación mayorista de banda ancha definitiva, que obliga a Telefónica a compartir el uso de su red de fibra con sus competidor­es en todo el estado excepto en 66 grandes ciudades, en las que vive el 35% de la población, las únicas en las que a su juicio hay suficiente competenci­a de oferta de conectivid­ad de más de 30 MB.

El regulador, que ha logrado el visto bueno de su propuesta por parte de la Comisión Europea, señaló que esta situación tendrá una vigencia inicial de tres años, tras los cuales se revisará “si las presiones competitiv­as se sostienen en el tiempo y en qué medida restringen la capacidad competitiv­a de los operadores”.

La nueva regulación de la CNMC diferencia la situación de las viejas redes de cobre, que Telefónica desplegó cuando era monopolio estatal, de las nuevas redes de fibra óptica que ha desplegado en los últimos años, cuando ya era una empresa privada, y que hasta ahora no estaban reguladas. Estas también habrá de abrirlas, pero sólo en las zonas donde no haya al menos tres operadores con redes de fibra o de cable coaxial que ofrezcan más de 30 MB de velocidad, con una cobertura mínima del 20% de alguno de ellos, y en las que la cuota de mer- cado de Telefónica no supera el 50%.

En los primeros borradores de la regulación, la CNMC consideró que esta situación solo se daba en 34 ciudades, consideran­do los datos de despliegue de fibra del 2014, pero en la regulación definitiva ha elevado el número de ciudades liberaliza­das a 66, al tener en cuenta el despliegue de red que se ha realizado hasta junio, últimos datos que considera contrastad­os. En esos municipios, además, la compañía tendrá que seguir dando acceso a sus competidor­es a su vieja red de cobre, así como a las infraestru­cturas de uso civil (las canalizaci­ones) y al último tramo de la red de fibra óptica que transcurre por los edificios.

En el resto de los municipios del estado, donde viven el 65% de la población, la compañía presidida por César Alierta deberá ofrecer a sus competidor­es un acceso virtual a su red de fibra óptica a unos precios “orientados a costes” que permitan a los operadores replicar las ofertas de su rival. Esos precios, además habrán de ser autorizado­s por la propia CNMC, y Telefónica deberá ponerlos a disposició­n de los operadores en un plazo de dos meses.

Las ciudades en las que según la CNMC hay una competenci­a real en el mercado de banda ancha son básicament­e los situados alrededor de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Alicante, Cádiz, Castellón, Oviedo y Málaga, además de 17 capitales de provincia. En Catalunya, las ciudades liberaliza­das son Barcelona, Badalona, Barcelona, Cerdanyola del Vallès, Cornellà de Llobregat, Granollers, l’Hospitalet de Llobregat, Lleida, Mataró, Reus, Sa- badell, Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet y Terrassa.

Desde el punto de vista técnico, la CNMC ha considerad­o que la zona competitiv­a del estado comprende 758 centrales, lo que equivale a más de siete millones de líneas de banda ancha (el 58% del total de líneas en España). En esta zona competitiv­a, se eliminarán todas las obligacion­es vigentes en materia de acceso indirecto en un plazo de 6 meses, es decir, los operadores alternativ­os tampoco tendrán ya acceso a la vieja red de cobre. En la zona menos competitiv­a, que componen el resto de centrales (más de 8.000), la CNMC impone a la operadora la obligación de ofrecer un acceso mayorista indirecto sobre la red de cobre y de fibra óptica, sin el límite de velocidad de 30 Mbps que le reservaba de hecho hasta ahora el monopolio.

La CNMC también obliga a Telefónica a poner a disposició­n de los operadores alternativ­os una oferta mayorista de acceso indirecto sobre fibra y cobre para el sector empresaria­l, en todo el territorio, porque considera que hay menos competenci­a de los operadores en servicios empresaria­les.

Telefónica ha rechazado de forma reiterada la obligación de compartir su nueva red, que ha financiado como empresa privada. En septiembre, Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica de España, afirmó que esta regulación la obligaría a recortar sus inversione­s en fibra, al hacer más difícil rentabiliz­arla. Según la propia CNMC, Telefónica tiene 12,49 millones de líneas de fibra hasta el hogar, del total de 29,45 millones desplegada­s en el estado. Vodafone, por su parte, valoró la regulación ya que “supone un equilibrio justo y razonable entre la necesidad de garantizar una competenci­a efectiva y sostenible y la existencia de un incentivo y de una retribució­n a la inversión eficiente”.

La operadora dice que forzarla a compartir su red desincenti­va los nuevos despliegue­s Vodafone destaca que la regulación equilibra la competenci­a e impulsa la inversión

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ANDREW HARRER / BLOOMBERG El regulador cree que falta competenci­a en ofertas de banda ancha en la mayoría de las ciudades
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