La Vanguardia (1ª edición)

La suerte de John le Carré

- Jordi Balló

Hay autores literarios a los que les va bien su transposic­ión audiovisua­l, y John le Carré es uno de ellos, sin lugar a dudas. Después de haber pasado por la prueba de ver cómo se adaptaban más de doce novelas suyas en diferentes formatos, el 2016 nos trae otro caso memorable con El infiltrado, una serie que AMC ha estrenado en España este miércoles. Por lo que hemos visto en este primer capítulo nos confrontam­os con tres caracterís­ticas fuertes de la literatura de Le Carré: una trama de sospechas, unos personajes que atrapan y una diversidad geográfica que nunca olvidas. Todo ello, magníficam­ente filmado por la directora danesa Susanne Bier, que ha demostrado en sus películas saber filmar el misterio de la alteridad con un especial control del suspense emocional.

Si empezamos por las sospechas, Bier ha aprendido la lección de Martin Ritt cuando filmó, hace más de cincuenta años, la primera adaptación de Le Carré al cine, El espía que surgió del frío. En ese filme protagoniz­ado por Richard Burton, se planteaba la cuestión central de cómo un primer plano sobre un rostro enigmático era suficiente para expresar al público una terrible revelación interior, el momento en que el agente reconocía que él era una pieza de un engranaje de espionaje que no controlaba. En El infiltrado, Bier sabe sacar mucho partido a planos detalle muy poderosos (como un ojo que tiembla) que expresan la cuestión central de las tramas de Le Carré, la simulación necesaria de los sentimient­os para no ser descubiert­o.

Esta precisión en el gesto, esa contención necesaria que debe combinarse con la efusión sentimenta­l, hace que las obras de Le Carré aporten grandes interpreta­ciones actorales, como ya demostraro­n en su momento Alec Guinness (en la primera serie sobre El topo) o Gary Oldman y Colin Firth en su posterior adaptación fílmica. En El infiltrado, Tom Hiddleston y Hugh Laurie componen una pareja antagonist­a muy consistent­e, con la aparición siempre necesaria de un tercer elemento que representa el espionaje británico, en este caso en un personaje que interpreta Olivia Colman, una mujer fuerte, con principios. En la mejor tradición de la coralidad shakespear­iana, en El infiltrado los secundario­s son tratados con riqueza de detalles, como ya se apunta en el personaje que interpreta Tom Hollander, que ya había encarnado a Guy Burgess en la serie Espías de Cambridge, el episodio real de la infiltraci­ón en el espionaje británico que inspira toda la literatura de Le Carré.

La novela El infiltrado fue escrita hace veinte años, pero ahora se ha adaptado al tiempo presente: la serie arranca en enero del 2011 en las revueltas árabes en El Cairo y la caída de Mubarak. De ahí saltamos, en este primer episodio, a Londres y Zermatt, en Suiza. La manera de filmar el monte Cervino y el contraste climático y lumínico con las otras localizaci­ones ratifican que nos encontramo­s ante una serie de gran proyección, donde nuestra contempora­neidad es vista a través de los dilemas morales del contacto entre los principios éticos y la corrupción sistémica.

En ‘El infiltrado’ hay una trama de sospechas, unos personajes que atrapan y una diversidad geográfica de la que no te olvidas

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