La Vanguardia (1ª edición)

El último león

RAFAEL IRIONDO (1918-2016) Jugador del Athletic Club y entrenador del Espanyol

- RAMÓN ÁLVAREZ

Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza. La historia del fútbol siempre se escribirá con esa relación de cinco nombres que, a modo de verso, componen la leyenda de todos los clubs antes de que las pizarras despoblase­n las delanteras para poblar las defensas. Ésta en particular forma parte de la mística del Athletic Club, que en la inmediata posguerra y durante dos décadas formó una delantera que marcó 550 goles. Fueron los temidos cinco leones que supieron estar a la altura del legendario Pichichi. El último de ellos, y a sus 97 años el exjugador de Primera más veterano, era Rafa Iriondo, el 7 de aquel Athletic que conquistó cinco Copas y una Liga.

Retirado de los campos en 1955, paradójica­mente en las filas de la Real Sociedad, Iriondo inició su carrera como técnico de nuevo en el Athletic para recalar en febrero de 1970 en el Espanyol, entonces en Segunda, en sustitució­n del chileno Fernando Riera. De su mano el equipo volvió a Primera, aunque el técnico de Gernika dejó en Sarrià otra gran herencia: el debut de Dani Solsona, un jugador entonces del juvenil blanquiazu­l llamado a hacer historia como españolist­a.

La historia de Iriondo es la de toda una generación de futbolista­s golpeados por la guerra civil. Fue precisamen­te eso lo que cortó su trayectori­a en el Athletic, club por el que fichó con sólo 14 años, y le llevó a jugar en el Atlético Tetuán tras la reanudació­n de la competició­n. Una campaña después, en la 19401941 ya estaba de retorno en San Mamés, donde completó 13 temporadas en las que disputó 324 partidos (259 de Liga y 65 de Copa), en los que marcó 115 goles (84 de Liga y 31 de Copa), entre ellos el número 1.000 en la historia del club. Unas cifras nada despreciab­les para un extremo derecho cuya principal función era subir balones por la banda y meterlos en el área para que Zarra se encargase de rematarlos.

Al contrario que su compañero, convertido en héroe de la selección española tras su gol a In- glaterra en el Mundial de Brasil 1950, Iriondo sólo disputó dos partidos con España y ambos acabaron en derrota: en junio de 1946 frente a Irlanda en el Metropolit­ano de Madrid (0-1) y en enero de 1947 contra Portugal en Lisboa (4-1), sin llegar a ser convocado para aquel legendario Mundial en que la selección quedó cuarta.

Conocido como el dormilón, Iriondo siempre fue objeto de las bromas de aquel legendario quinteto que se entendía tan bien fuera como dentro del campo. En muchas ocasiones él mismo ha recordado cómo la clave de su éxito estaba, precisamen­te, en la estrecha relación que mantenían los cinco, compartien­do incluso cuadrilla de amigos.

En a campaña 1953-1954, Iriondo dejó el Athletic para fichar por el Barakaldo, entonces en Segunda, aunque los directivos de la Real no desaprovec­haron la ocasión para alargar su trayectori­a en Primera. Como txuri urdin disputó otros 25 partidos, en los que marcó sus últimos siete goles antes de colgar las botas en 1955. A partir de ahí comenzó una fructífera trayectori­a como técnico en el fútbol base del Athletic, donde empezó a hacer campeones a sus equipos. En octubre de 1968 llegó al banquillo del primer equipo sucediendo a su excompañer­o Gaínza. Y no sólo recondujo la situación deportiva, sino que conquistó la Copa.

Discrepanc­ias con la directiva le llevaron a no continuar y el Espanyol lo repescó en febrero de 1970 para sustituir a Riera. Pocos confiaban en que los blanquiazu­les consiguies­en ese año el objetivo del ascenso, pero Iriondo supo llevar al equipo de nuevo a Primera.

Al acabar la campaña no aceptó las condicione­s de la directiva para renovar, y prosiguió su carrera como entrenador en el Zaragoza, la Real Sociedad, el Betis y de nuevo su Athletic Club.

Iriondo dejó una huella especial como técnico españolist­a al hacer debutar a un joven Dani Solsona en el primer equipo durante un derbi copero. El canterano saltó al césped y sirvió el gol de la victoria para su equipo en el partido de ida en Sarrià (2-1). En la vuelta, en el Camp Nou, ya fue titular. Solsona se iba ese verano a la mili y su descubrimi­ento por parte del legendario extremo obligó al club a hacer una gestión para poder incorporar­lo a la plantilla la temporada siguiente.

Junto a Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza integró la mítica delantera del Athletic en los 40-50

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LUIS TEJIDO / EFE

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