La decisión de Eilis
Brooklyn Director: John Crowley Intérpretes: Saoirse Ronan, Domhnall Gleeson Producción: Canadá-Irlanda, 2015. 113 m.
La épica de la emigración es una épica más bien íntima, de corto alcance y tierra chica. Sobre todo si se compara con la salida por piernas del propio país porque peligra la vida. Eso no es emigración: eso es desesperación y violencia. Brooklyn, en cambio, habla de Eilis Lacey, una buena chica irlandesa que emigra a Estados Unidos en los primeros años cincuenta bajo la protección de la Iglesia. Su tono es mayormente agridulce, contado al viejo estilo del melodrama clásico. De esta manera resulta terriblemente efectiva sin tener que levantar la voz, instalada allí donde prima la melancolía.
Brooklyn es una historia de despedidas, de añoranza y de reencuentros. Con Eilis en manos de una soberbia Saoirse Ronan. Empecemos con ella: se lo merece. Saoirse, en el papel de Eilis, brilla de una forma tan intensa que ciega todos sus alrededores. Especialmente a los otros personajes que, a su lado, no son personajes: son meros comparsas. Con ella nada importa: en Brooklyn nos importa ella, Saoirse Ronan, proyecto de Bette Davis antes de La loba, cuando Davis apuntaba maneras. Una presencia de fuerza y sensibilidad tremendas.
Y una vez acabado el elogio a Saoirse, ya podemos ocuparnos del resto, que no es poco. Brooklyn se basada en la novela homónima de Colm Tóibín, aunque su guion lo firma otro escritor: Nick Hornby (inolvidable su Alta fidelidad). Ambos parecen empeñados en afilar cantos, pulir salientes, evitar heridas. En Brooklyn se santifica Brooklyn como lugar de acogida, de la misma manera que se endemonia Irlanda.
Nueva York no existe, ni su mítica tampoco. Sólo Brooklyn. Eilis es contratada de dependienta, igual que la protagonista de Carol: el mundo de los cincuenta en Estados Unidos visto desde un mostrador de unos grandes almacenes. Pero, al contrario de Carol, Eilis no alimenta deseos inconfesables ni pasiones ocultas. Su drama es luminoso, hecho de pequeñas cosas y aspiraciones sencillas. Pero debe volver a Irlanda y allí descubre que la vida puede ser de otra manera. Es esta quizá la única pasión oscura de un filme luminoso y entrañable: ¿qué hacer?, ¿quedarse o volver? La decisión está en manos de Eilis . /