Empieza la era post-Blatter
El fútbol mundial elige nuevo presidente en un ambiente de pactos y traiciones
En un ambiente de rumores sin tregua, de negociaciones en los pasillos, de acusaciones de traición y con tráfico constante de votos y favores, la FIFA se dispone a vivir hoy una de las jornadas más trascendentales de sus 112 años de existencia. En el congreso de Zurich, ante delegados de las 209 federaciones que forman la familia del fútbol mundial (con más miembros que la ONU), deben aprobarse las reformas ineludibles para lavar la cara al organismo y debe elegirse un nuevo presidente. Se cierra la era Blatter, de 79 años (y reelegido el 29 de mayo de 2015 para un quinto mandato que se cerró de forma abrupta), y se abre un mundo de incógnitas. Hay cinco aspirantes, pero sólo dos compiten en realidad: el italo-suizo Gianni Infantino, defendido por Europa, y el jeque de Bahréin Salman bin Ibrahim, apoyado por Asia y África. El resto no cuenta.
La FIFA afronta su urgente renovación para enterrar sus escándalos de corrupción. De los 21 miembros del ejecutivo que otorgaron el Mundial 2022 a Qatar apenas seis no han sido sancionados, apartados o bajo investigación.
Si se aprueban los cambios que apunta la Comisión de Reformas, desaparecerá el opaco comité ejecutivo y verá la luz un consejo formado por 36 personas más el nuevo presidente. Con mandatos limitados a doce años. Pasarán un examen de idoneidad para evitar conflictos de intereses y se publicarán de forma anual sus retribuciones. Además, las comisiones permanentes se reducirán de 26 a 9. El nuevo presidente perderá poderes ejecutivos, ganará fuerza la figura del secretario general y el consejo quedará al margen de operaciones comerciales.
Observadores independientes han evaluado positivamente las reformas, pero consideran que se quedan cortas y que dependerán en buena parte del perfil del nuevo presidente. Es donde entra en juego la segunda gran incógnita de la jornada de hoy en Zurich, porque los dos favoritos a la sucesión de Blatter presentan claros vínculos con el pasado más reciente y no se vislumbra un favorito claro.
La votación es un juego de pactos y compromisos que se suele gestionar por bloques continen- tales. El candidato europeo es el secretario general de la UEFA, Gianni Infantino, aspirante proclamado tras confirmarse la sanción a Michel Platini. Cuenta con el apoyo firme de su continente, un arma de doble filo porque está etiquetado como demasiado proeuropeo. Quizá por ello tiene tanto interés en mostrarse firme defensor de la ampliación del Mundial a 40 equipos.
Su gran rival es el jeque Salman bin Ibrahim, de Bahréin. Es también un candidato que procede de las entrañas del fútbol. Si los cálculos se confirman, tendría a su lado el fútbol africano y el asiático, un paquete de casi cien votos
RENOVACIÓN Todos los candidatos hablan de reformas, pero los dos favoritos tienen vínculos con el pasado
CODO A CODO Gianni Infantino, secretario de la UEFA, busca apoyos para vencer al jeque Salman bin Ibrahim, de Bahréin
prácticamente imbatible. En su contra juegan las acusaciones de las organizaciones de defensa de los derechos humanos, que le consideran responsable en parte de la represión de los movimientos opositores al régimen de Bahréin. Ayer mismo la oenegé Periodistas sin Fronteras emitió un comunicado en el que considera “inaceptable” que pueda ser el nuevo presidente y recuerda que procede de un país que “ha reprimido a los periodistas y a los blogueros críticos del reino durante años”. Bahréin ocupa el puesto 163 sobre 180 en la clasificación 2015 por la libertad de prensa.
Ayer se celebraron congresos de la UEFA (presidido por Villar debido a la sanción que pesa sobre Platini) y de la Concacaf. Este último organismo, también sin presidente tras la detención de los dos últimos, no emitió consigna de voto. En cambio, toma fuerza la posibilidad de un cambio de estrategia de las federaciones sudamericanas. Al parecer, Brasil está intentando convencer a las otras nueve para cambiar de bando y votar al jeque.