Urnas sin sanciones
Pulso radicales-reformistas en las primeras elecciones tras el acuerdo nuclear
Poco antes de las ocho de la mañana, tras saludar uno a uno a los integrantes de la mesa de votación y posar para cientos de periodistas, el líder supremo de la Revolución, Ali Jamenei, abría las elecciones en Irán. Las primeras después del acuerdo nuclear y el levantamiento de las sanciones económicas.
Sonriente, y sin ningún rastro de la tensión política de las últimas semanas, introdujo en las urnas las papeletas para las dos elecciones: al Parlamento y al Consejo de Expertos, que tiene entre sus tareas monitorear la labor del líder y designar a su sucesor en caso de muerte.
“Cada iraní que ame a Irán, la Revolución Islámica, la gloria y el honor del país debe participar en estas elecciones”, dijo el líder supremo después de depositar su voto. Todo parece indicar que fue así, y que por ello se tuvo que aplazar cuatro horas el cierre de los colegios electorales.
En la entrada de la mezquita de Javaran, en el sector donde vivió el ayatolá Jomeini, el ambiente era mucho más festivo que en el barrio de Jamenei, bajo las más estrictas medidas de seguridad. Lo que fue el epicentro político de la República Islámica ha pasado a ser el centro del bloque progresista liderado por el expresidente Hashemi Rafsanyani y en el que tiene un gran protagonismo también Hasan Jomeini, nieto del imán y uno de los candidatos descalificados por el Consejo de Guardianes.
Este consejo, formado por doce clérigos, ha estado en medio de la polémica en las últimas semanas. Si bien tiene que analizar las credenciales revolucionarias y religiosas de cada nominado a un cargo de elección popular, nunca antes había eliminado a tantos candidatos como en estas elecciones. De 12.000 nombres que se presentaron al Parlamento, vetaron la mitad. Los reformistas se llevan la peor parte: sólo recibieron luz verde 200 candidatos de los 3.000 presentados. En este callejón empinado, adornado con banderolas de Irán, muchos jóvenes esperaban con paciencia a que les tocara el turno de llenar la dispendiosa papeleta en la que tenían que escribir los 30 nombres de sus candidatos al Parlamento y los 16 al Consejo de Expertos. “Requiere paciencia y toma tiempo. Pero no importa. Es por el fu- turo del país”, explicaba Soma, de 35 años, que tenía guardado en su móvil la lista de candidatos que tendría que escribir en el papel. Como muchos allí, iba a dispuesta a votar por el bloque progresista.
“Estas elecciones son importantes porque se enfrentan los dos bloques de pensamiento que existen en Irán. El que gane deci- de el futuro del país”, explicaba esta doctora en ingeniería poco antes de que aparecieran los cánticos con los que los asistentes saludaban al expresidente reformista Mohamed Jatami, que apenas pudo ejercer su derecho por el gentío que lo arropaba.
“Jatami, Jatami, que Dios esté con usted”, “Hola a Musavi, Salud a Jatami”, gritaban mientras lo empujaban hacia el interior de la mezquita donde se encontraban las urnas. Tras un momento de confusión, un moderador tuvo que pedir a los asistentes que se calmaran para no crear problemas. El expresidente Jatami, al fin y al cabo, no puede aparecer ni ser mencionado en ningún medio de comunicación iraní por orden de la justicia.
Otra cosa son las redes sociales, donde Jatami es una estrella. Su vídeo invitando a votar se volvió viral. Era parte de una campaña alternativa del bloque progresista para difundir la idea de que una votación masiva es la única manera de romper el balance de fuerzas creado por el Consejo de Guardianes.
“Irán pasa por una era de cambios importantes, lo podemos llamar la era postsanciones, y es muy importante para nosotros los iraníes poder controlar cuáles serán las políticas que se van a implementar después de estas elecciones”, explicaba Yaser, un joven de 27 años que aseguraba que había decidido votar tras ver varios vídeos publicados por personalidades cercanas al reformismo. “Tenemos que elegir gente que pueda cambiar el destino del
COMICIOS FILTRADOS Nunca se había vetado a tantos candidatos; la mayoría, reformistas
VUELCOS DE LA HISTORIA El barrio de Jomeini es ahora progresista; a su nieto le han prohibido presentarse
país”, aseguraba mientras esperaba con calma a que llegara el turno para votar.
Yaser llevaba dos horas esperando en las cercanías de la congestionada mezquita de Hoseinie Ershad, en el norte de la ciudad, y tendría que hacerlo al menos por una más. Un escenario diferente al que se vivía en algunos sectores menos privilegiados de la ciudad, donde apenas se sentía el ambiente electoral. “Para qué voy a votar si mi vida nunca cambia. Cada día hay más dificultades en estas calles”, decía Mariam, de 40 años, que mantiene a sus dos hijos desde que su marido la dejó.
“Ellos creen que querer tener mejores relaciones con el mundo es venderse a los poderes extranjeros. Es sólo una maniobra para crear pánico entre la población”, aseguraba Hadi, de 37 años, que había asistido con seis integrantes de su familia a votar en el centro de la ciudad. “Yo creo que a Rohani se le debería recompensar más por lo que ha hecho por el país”, sentenciaba este hombre recordando que llegó a la presidencia bajo la promesa de firmar un acuerdo con Occidente por el tema nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones.
“Estas elecciones son la demostración de la política inde- pendiente del país y su soberanía nacional”, declaró Rohani después de votar. Es un mensaje al sector más radical, que le ha acusado en varias ocasiones de estar entregando Irán a EE.UU. y Gran Bretaña. El fantasma de la infiltración extranjera marcó de principio a fin la campaña electoral.
“Cuando hablo acerca de un complot de infiltraciones estadounidense, frustro a mucha gente. Ellos preguntan por qué nosotros hablamos de infiltración todo el tiempo... Pero hay un complot real. Algunas veces incluso los mismos infiltrados no saben que forman parte de ello”, llegó a afirmar el líder supremo, que si bien dio el visto bueno para la firma del acuerdo nuclear sigue advirtiendo una y otras vez sobre las intenciones de los “poderes arrogantes”.
Las elecciones de ayer marcarán más que nunca el futuro de Irán. Si seguirá el camino de los radicales o, por el contrario, optará por la senda del gobierno de Rohani y el bloque progresista: reformas sociales y continuar con la apertura al mundo.
ROH ANISE DEFIENDE “Estas elecciones son la demostración de la política independiente del país y su soberanía”