La alfombra roja de los Oscar, preparada para el glamur
Triunfar en la alfombra roja puede significar un negocio para la actriz, la firma de moda y la estilista
La maquinaria de Hollywood trabaja a marchas forzadas para ultimar todos los detalles de la gala de los Oscar, donde las miradas de medio mundo se centrarán en los invitados y en los nominados. En el 2015 sólo en Estados Unidos la retransmisión fue vista por 35 millones de telespectadores, por eso desde hace unos años hay casi tanta presión por ganar la estatuilla como por brillar en la alfombra roja. Ese corto paseo puede significar negocio y cifras millonarias para una actriz, una firma y una estilista. Todo depende del acierto en el vestido, las joyas, la peluquería o el maquillaje.
Los equipos de estilistas están trabajando jornadas de más de 15 horas haciendo las últimas pruebas de los vestidos que las actrices lleva- rán mañana por la noche. En realidad trabajan todo el año con la mirada puesta en los Oscar para conseguir que sus clientas (pueden vestir a 4 o 5 en una misma gala) sean las más elegantes. Revisan cientos de desfiles de alta costura y piden a las firmas los vestidos, para poder escoger. Todo en el más absoluto secreto para no dar pistas. Penélope Cruz, por ejemplo, no consiguió el Oscar por Volver en el 2007, pero en cambio fue la más elegante. Su estilista Christina Ehrlich le dio a elegir entre siete diseños y aunque se anunció que iría de Dior, en la al- fombra roja apareció con un Versace, porque, según dijo, se le había roto la cremallera del otro. Dior nunca se pronunció.
Lupita Nyong’o era prácticamente una desconocida en los Oscar del 2014 (ganó como secundaria), pero en la alfombra roja era esperada co- mo una estrella pues gracias a su estilista, Micaela Erlanger, en premios anteriores había sorprendido con espectaculares vestidos. Su Prada celeste le valió un contrato con Miu Miu. Dos años antes, los Oscar encumbraron a Jennifer Lawrence y a Anne Hathaway co- mo mejores actrices, pero tuvieron suerte dispar en la elección del vestido. Dior ya había vestido en alguna ocasión a Lawrence, pero la elegancia con la que lució el vestido aquella noche, incluido el tropiezo que tuvo, le reportó un contrato con la firma francesa de 20 millones de
dólares por tres años. Mientras que a Hathaway no le gustó que su vestido de Prada marcase tanto los pezones. La actriz eligió el vestido el día anterior al saber que otras actrices irían de Valentino como ella tenía previsto. Por ello despidió a su estilista de hacía 10 años, Rachel Zoe, la misma que vistió a Lawrence.
Los Oscar se celebran desde 1929, pero en aquellos tiempos era sólo la fiesta del cine y no también de la moda, como lo es ahora. Durante la Segunda Guerra Mundial, las actrices recogieron sus estatuillas de luto. Incluso Ingrid Bergman, en 1945, llevó el mismo vestido que el año anterior. El primer diseño de alta costura que se vio fue de Givenchy en 1954, cuando Audrey Hepburn recogió su Oscar. Pero no pasó de ahí, pues cuatro años más tarde Joanne Woodward llevó un vestido confeccionado por ella misma, igual que Julie Christie en 1966. En su primer Oscar, en 1989, Jodie Foster lució un traje que se compró en una tienda en Roma, y en el segundo, en 1991, llevó un Armani, por sugerencia de una nueva figura, que se hace imprescindible para las estrellas, los estilistas. En el 2001, Julia Roberts sorprende con un vintage de Valentino de 1982, rescatado de los archivos. Y en el 2005, con su segundo Oscar, Hillary Swank crea tendencia con un modelo de Guy Laroche que tiene la espalda como protagonista. En el 2012, el año de Lawrence y Hathaway, otros dos looks hicieron también historia: el vestido capa blanco de Tom Ford que llevó Gwyneth Paltrow y el Atelier Versace negro con una abertura lateral por la que Angelina Jolie sacó la pierna.