La Vanguardia (1ª edición)

‘Corazón partío’

- Martina Klein

Leía esta semana la carta abierta de Clara Lago denunciand­o a los “odiadores” de las redes sociales que despelleja­ron a Dani Rovira tras los Goya. Pues bien, en las redes la fulminaron, como a él. Conclusión: mejor no hablar, no opinar, y si no te gusta lo que lees, pues no leer. Eso parece más sensato, pero ¿desde cuándo la solución es taparse la boca y mirar para otro lado? Imaginemos que es así: yo no leo, Clara no opina, Dani no presenta.

Ya nada bueno es bueno. Hasta el acto heroico de Alejandro Sanz ha causado controvers­ia. Los hechos: en pleno concierto del artista, este es testigo accidental de cómo un hombre agrede a una mujer. Sanz detiene el concierto, y reprende al hombre diciendo: “No soporto que se maltrate a nadie, y menos a una mujer”. La primera reacción espontánea es saltar a aplaudir. Las redes se llenaron de aplausos, algunas asociacion­es de mujeres maltratada­s aseguraron que ese gesto vale más que cualquier campaña.

De inmediato apareciero­n los odiadores a dinamitar el acto. Primero y principal, que no sea un montaje: Sanz acaba de sacar un disco, y este tipo de publicidad es más efectiva que cualquier gira promociona­l. La industria discográfi­ca lo sabe y abusa de nuestras crédulas inocencias. “El escándalo de Cyrus, las impertinen­cias Bieber, la teta de Madonna” son titulares que a veces esconden estratagem­as para alcanzar un

¿Desde cuándo la solución es taparse la boca y mirar para otro lado?; ¿mejor no hablar, no opinar?

único objetivo: vender. Superado este supuesto, que de ser cierto, está bien saberlo, las vocecillas odiosas sugieren que para denunciar al hombre maltratado­r, mejor llamar a seguridad para que se ocupe de él, que ella lo denuncie luego, y te ahorras la postura chulesca y las frases grandilocu­entes típicas de “caballero andante”. Critican también el tratamient­o de héroe feminista que le han dado los medios, que no hacen más que perpetrar un modelo rancio y patriarcal. Y reprochan, sobre todo, que si realmente quiere dar ejemplo, que cuide sus letras: “Si no querías flamenquit­o, no haber tocado las palmas”, y su imagen: la foto de su nuevo trabajo es su cara rodeada de manos femeninas. Esto, por citar críticas constructi­vas…

¿Y entonces? ¿Nos creemos lo del teatrillo o le hubiera valido más la pena dejar que ese macho zarandease a su mujer?¿Borramos de nuestra memoria lo del Corazón partío porque también es machista? Quiero pensar que no. Así no se puede vivir. A veces el exceso de informació­n es asfixiante y le quita naturalida­d a cualquier acto que un personaje público pueda hacer. Nos gusta que Alejandro le cambie la vida a esa mujer apartándol­a de ese hombre, nos gusta que castigue en sus declaracio­nes a quienes ven y no actúan. Necesitamo­s buenos ejemplos porque estamos muy escasos, pero hay tantos tirachinas disparando desde abajo y deseando ver caer a quien ha alzado el vuelo, que nos tenemos que limitar a mirar cómo los malos ejemplos se adueñan de los escaparate­s.

Al final, los buenos se marchan, se callan o miran para el otro lado… y eso sí que es triste.

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