El clúster de Mandri
Chico, un restaurante atractivo y abierto casi siempre
Se está convirtiendo en otro clúster gastronómico de referencia: la calle Mandri. En Barcelona tenemos ya varios: el Born, Enric Granados, el Paral·lel, la Barceloneta, el Port Vell, además de una zona de la rambla Catalunya y paseo de Gràcia donde se concentran diversos establecimientos especializados en “gastronomía turística”: tapas, pinchos y platillos, regados generalmente con cerveza.
En la mismísima Mandri, recientemente han alzado persiana el interesante Lio de 4 y también el Chico, al que nos referiremos hoy y que ocupa el espacio del antiguo Airó.
Gonzalo Ros abrió a principios del pasado mes de diciembre un local destinado, según él, a compartir, disfrutar y pasarlo bien. Abre todos los días desde las 11 de la mañana hasta la una de la madrugada y en dicha franja horaria sus clientes pueden disfrutar de platos de temporada basados en el producto y la proximidad.
La cocina abierta (hoy en día muchas de las nuevas iniciativas optan por esta modalidad) permite ver los entresijos escénicos de los platos que a continuación vamos a degustar. Al frente de los fogones está el joven (26 años) Erik Redondo, formado básicamente en el grupo Tragaluz y en Hofmann, y dirigiendo la sala el propietario, Gonzalo Ros, con experiencia en Semon y también como alto ejecutivo en el “imperio” de Rosa M. Esteva.
La decoración del local es agradable y al estar abierto durante catorce horas permite desde un desayuno tardío, un aperitivo o un almuerzo, copas, merienda o cocktail durante la tarde, hasta una cena a partir de las ocho de la noche.
Toda su carta es muy interesante, pero destacan el arroz de gamba calamar y alcachofa con un último toque de 2 minutos al carbón en un Josper a 400º y el Chateaubriand de 400 gramos de ternera hembra de Girona, fileteado.
Carta de vinos bien seleccionada con muchas referencias de proximidad, personal muy profesional y alternativas gastronómicas atractivas.