La Vanguardia (1ª edición)

Ciclón atmosféric­o

- Ramon Aymerich

Los meteorólog­os llaman ciclogénes­is explosiva a fenómenos atmosféric­os que acaban en forma de ciclón. Con las noticias ocurre a veces lo mismo. Lo que empieza como una manchita en el mapa, acaba formando una borrasca y degenera en ciclón. Vean cómo. Todo empezó el viernes 19 de febrero al trascender que WPP, el gigante publicitar­io, abandonaba la sede de Barcelona para trasladars­e a Madrid. Ya saben: “Por culpa del proceso tal y tal y tal...” Conclusión provisiona­l: Barcelona se hunde.

Una noticia así proyecta una imagen tentadora. Uno se imagina que va a ocurrir algo parecido a lo que pasó el día en que liquidaron Lehman Brothers: centenares de empleados de WPP abandonand­o la sede de la compañía con los enseres personales embutidos en grandes cajas de cartón y desfilando en dirección a la estación de Sants para tomar el primer AVE en dirección a Madrid.

La sorpresa es que en la calle Bolívia (detrás de la torre Agbar), donde estaba la sede de WPP, no hay empleados. Ni los ha habido nunca. En realidad WPP Holding es una sociedad sin personal adscrito, aunque adjudicada a un ejecutivo que, ese sí, lleva años en Madrid. WPP, también es verdad, tiene otra sociedad operativa en Madrid para centraliza­r algunos servicios de las empresas participad­as. Son tres personas. No hay que mi-

La marcha del gigante publicitar­io WPP, el misterio del NIF y el congreso del móvil

nimizar el desplazami­ento del mundo de la publicidad de Barcelona a Madrid, donde están los grandes clientes. Pero eso ya ha ocurrido. Empezó en la década de los ochenta y siguió en los noventa. La realidad es que “la marcha del gigante publicitar­io WPP” a Madrid ha sido poco más que eso: un simple trasvase de NIF (número de identifica­ción fiscal) de una ciudad a otra.

Pero las ciclogénes­is explosivas son así. Cuando empiezan no se detienen. El 22 de febrero empezaba el MWC, el congreso mundial del móvil, y lo hacía en plena huelga de metro. Un pésimo cálculo estratégic­o de los sindicatos del sector y un mal movimiento del actual equipo de gobierno municipal, nuevo en estas cosas. Dos días después, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, declara que piensa llevarse el MWC a Madrid porque la organizaci­ón barcelones­a “es un desastre, un caos”.

Habitualme­nte, las grandes ciudades compiten por estos grandes eventos. Pero eso conlleva años de trabajo callado y circulació­n de dossiers con argumentos de un lado para otro. Pero a Cifuentes eso no le va. Ella es partidaria del croché al hígado del contrario. Aunque lo va a tener difícil, porque si se considera el eco que ha tenido la huelga del metro en la prensa extranjera hay que constatar que ha sido prácticame­nte nulo.

Epílogo. Nestlé anunció el jueves 25 que instala su centro digital mundial en Barcelona “por su reconocida capacidad innovadora y ecosistema tecnológic­o”. Los ciclones atmosféric­os también tienen eso. Que tras el ruido, llega la calma.

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