La Vanguardia (1ª edición)

La psicopedag­oga que sustituye a Oriol Junqueras

MAITE AYMERICH LLEVA UN MES AL FRENTE DE LA ALCALDÍA DE SANT VICENÇ DELS HORTS, DONDE LLEGÓ POR SORPRESA PARA SUSTITUIR AL LÍDER DE ERC, ORIOL JUNQUERAS. PROVIENE DEL ACTIVISMO SOCIAL E IMPULSÓ UNA CONSULTA EN EL MUNICIPIO PARA PROTEGER EL PARQUE AGRÍCOLA

- DAVID PALACIOS

En menos de dos semanas cambió su vida. Maite Aymerich, la nueva alcaldesa de Sant Vicenç dels Horts desde hace apenas un mes, tuvo apenas quince días para digerir que sería la sustituta en la alcaldía de Oriol Junqueras, actual vicepresid­ente económico de la Generalita­t. “No pensaba en absoluto que volvería de las vacaciones de Reyes siendo alcaldesa”, reconoce Aymerich, que compagina sus tareas políticas con su trabajo como psicopedag­oga en un centro del municipio.

De padres campesinos, “l’Aymerich” –que es como la conocen sus amistades– ha pasado toda su vida vinculada a este municipio del Baix Llobregat. “Soy de tradición vicentina, con V”, remarca. Creció con sus cuatro hermanas y un hermano en Ca l’Aymerich, una típica masía catalana familiar del siglo XV situada en el mismo municipio. “Nací en mi casa, como se hacía antes. Mis siguientes hermanos ya lo hicieron en el hospital de Molins de Rei”, recuerda con nostalgia.

Cursó sus primeros años de educación obligatori­a en la escuela Immaculada, aunque años más tarde se trasladó hasta la ciudad vecina de Sant Feliu de Llobregat para seguir sus estudios. Posteriorm­ente se matriculó en el entonces recién inaugurado instituto de Sant Vicenç dels Horts, del que formó parte de la segunda promoción de estudiante­s. “Se tenía que ir al instituto de aquí, era la moda”, asegura.

En verano de 1987 se graduó en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universita­t de Barcelona, tan sólo unos meses después de nacer uno de sus dos hijos. De esos años le queda el recuerdo de la asignatura pedagogía social y de una intensa discusión sobre economía y educación que mantuvo con uno de sus profesores. “En aquellos tiempos tenía un planteamie­nto idealista de la educación, en el sentido de los valores”, apunta. Para Aymerich, la educación “es un ascensor para aspirar a situacione­s de más confort, proyección y riqueza personal y social”, un principio que ahora intenta aplicar de forma paralela en su faceta de alcaldesa para un “futuro mejor” de los casi 28.000 vicentinos, “o al menos para la mayor parte de ellos”.

Maite Aymerich ha sido una mujer polifacéti­ca en su carrera laboral y ha trabajado como monitora en un centro lúdico, educadora social y en un centro de menores con trastornos mentales en Sitges, en el que estuvo vinculada durante siete años. “Es donde realmente me he curtido”, asegura Aymerich, que recuerda como “tenía la sensación de estar abducida en un submundo” cuando entraba cada día por la puerta del centro.

La alcaldesa también se impli-

De padres campesinos, nació en una masía del siglo XV en el seno de una familia numerosa y tiene dos hijos No habla muy a menudo con el líder de ERC, pero mantienen contacto en varios grupos de WhatsApp

Compagina la alcaldía con su trabajo diario en un centro educativo y afirma que no quiere hacer carrera política

có de forma activa en numerosas iniciativa­s y movimiento­s ciudadanos. Su primera toma de contacto con la política municipal se produjo cuando Maite Aymerich lideró una plataforma ciudadana en contra de un plan urbanístic­o que pretendía convertir una parte de la fachada agrícola de Sant Vicenç en un millar de pisos sociales. “El debate era complicado porque se generó el discurso de que esas nuevas viviendas serían para nuestros hijos, que entonces tenían que marcharse por el alto precio del suelo”, asegura.

La gran presión vecinal llevó en el 2009 a hacer una consulta entre los vecinos sobre el uso de esos espacios agrícolas, una consulta por la que “por suerte, no nos metieron en la cárcel”, bromea Aymerich en relación a la consulta independen­tista del 9-N que ha llevado recienteme­nte a Artur Mas ante la justicia. Fue a partir de ese momento cuando empezaron sus “simpatías políticas” con Esquerra. En un primer momento se presentó en las listas como independie­nte y en las últimas elecciones municipale­s ya lo hizo como militante del partido.

Con el exalcalde Junqueras mantiene una buena relación personal. “Tiene una capacidad de explicarse muy bien y de hacer atractivo lo que explica”, apunta. Aunque no hablan muy a menudo, si que intercambi­an consejos y puntos de vista sobre el municipio “con una simple llamada” o un mensaje. Aymerich comparte con Oriol Junqueras varios grupos de WhatsApp y recuerda que tienen pendiente en los próximos días una comida en Sant Vicenç para ponerse al día.

Afronta su nueva etapa como alcaldesa con “ilusión” y al mismo tiempo con “vértigo por los momentos que vivimos”. Entre sus premisas básicas está la de defender la identidad de Sant Vicenç dels Horts, como ya lo hizo en su etapa como activista social. El momento que vive Catalunya le hizo dar un paso hacia adelante y aceptar esta nueva responsabi­lidad, pero tiene claro que no se plantea, a diferencia de su predecesor en el cargo, hacer una carrera política desde la alcaldía.

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GEMMA MIRALDA

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