CINCO CONSEJOS PARA VOLVER A HUNDIR UNA GALA
La gala de los Oscar es la madre de todas las galas televisadas. A veces ha funcionado: por eso nos hemos empeñado en emularla. Pero una gala de entrega de premios televisada es como la vida: lo raro es que salga bien. Aceptémoslo ya; primero: vamos a morir. Segundo: las galas televisadas salen mal. Por si algún orate se prestase aún a presentar una, le regalo a continuación cinco buenos consejos... para hundirse una vez más:
FÍATE DE LOS GUIONISTAS Memoriza el guión sin dudar de que es obra de los cerebros más preclaros del país, escrito no para ganarse una pasta rápida, sino por hacerte brillar como presentador, y no sospeches de que puedan haber “homenajeado” frases o copiado “gags” de otras galas colgadas en internet.
CANTA Y BAILA Créete artistazo polivalente y márcate una canción con alarde vocal, convéncete de que el público te perdonará tus gallos por el esfuerzo que haces. Y además baila una coreografía estudiada en dos tardes con el Rafa Méndez de turno y muévete como si no hubiese un mañana, en la seguridad de que Fred Astaire te envidiaría si te viese.
CUENTA CHISTES El público estará ansioso de gozar de ese gracejo tuyo al contar una chiste graciosísimo de andaluces y catalanes: dale gusto (y encima subraya los acentos).
HAZTE EL SOBRADO (O EL PALETO) No seas normal y natural, fuerza una personalidad que parezca muy segura de sí misma o, por el contario, tan perdida como Paco Martínez Soria en la gran ciudad.
ACEPTA EL RETO La vida son cuatro días, así que goza de la gala. Al día siguiente te destrozarán las críticas, así que te exiliarás y enviarás este tuit: “No me ha compensado”. Todos se olvidarán de todo, y al año próximo repites.