Héroe del ring, villano político
EL BOXEADOR FILIPINO MANNY PACQUIAO, DIPUTADO DESDE EL 2010, SE CONVIERTE EN BLANCO DE LAS CRÍTICAS AL AFIRMAR QUE LOS HOMOSEXUALES SON PEORES QUE LOS ANIMALES
De héroe a villano. El boxeador Manny Pacman Pacquiao, uno de los personajes más famosos y queridos de Filipinas, ha descendido abruptamente a los infiernos. El motivo no ha sido una derrota en el cuadrilátero, sino unas declaraciones dirigidas hacia el colectivo homosexual que realizó hace pocos días ante las cámaras de la cadena TV5 de su país.
Este boxeador de 37 años, que salió de la pobreza más extrema con la fuerza de sus puños, comparó a las parejas homosexuales con los animales y desencadenó una avalancha de críticas en su contra en un país de profundas creencias católicas, pero muy tolerante con gays y lesbianas. “Es de sentido común. ¿Alguna vez ha visto animales del mismo sexo tener relaciones? Los animales son mejores, ya que son capaces de distinguir entre machos y hembras”, dijo Pacquiao a la cadena filipina TV5, en el marco de su campaña para ser elegido senador en las elecciones de mayo.
“Los hombres que tienen relaciones con hombres y las mujeres que tienen relaciones con mujeres son peores que los animales”, subrayó este púgil, que ha sido considerado el mejor del mundo. Superior incluso a Muhammad Ali, según Bob Arum, uno de los más importantes promotores de boxeo estadounidenses.
No pasaron ni 24 horas que Pacquiao, el único boxeador que ha logrado ocho títulos mundiales en ocho categorías distintas, se disculpara. “Pido perdón por haber hecho daño a gente comparando a los homosexuales con animales”, dijo en su cuenta de Facebook. “Aunque estoy en contra del matrimonio entre gente del mismo sexo por lo que dice la Biblia, no estoy condenando a los LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales)”, añadió. “Os quiero a todos con el amor del Señor. Dios os bendiga a todos y rezo por vosotros”, concluyó.
Y es que Pacquiao, casado y padre de tres hijos y dos hijas, es una persona de sangre caliente. Actuó impulsado por su ferviente catolicismo y porque se considera elegido por Dios para difundir el mensaje de Cristo. “Mi meta es la de servir al pueblo con honestidad y revelar las cosas dañinas y detestables a los ojos de Dios que hacen muchos hombres políti- cos”, dijo este boxeador que abrazó el evangelismo protestante y sus posiciones ultraconservadoras en el 2010, tras arrinconar sus aficiones a andar con mujeres, a la bebida y al juego.
Pero junto a su fe religiosa, a este púgil, que la revista atribuyó unos ingresos de 150 millones de dólares en el 2015, le mueve una decidida vocación de luchar contra la pobreza. Una fijación que le ha conducido a la política. Desde el 2010 es diputado. Aspira a ser elegido senador en las elecciones de mayo y acaricia el sueño de convertirse en presidente del país. Una meta que no es descabellada en un país como Filipinas, donde los votantes adoran elegir a celebridades y él es una de ellas.
Y es que Pacquiao no olvida sus orígenes. Nació en una familia muy humilde en un pueblecito de la provincia de Kukidnon, en Mindanao, al sur del país. Desde niño vivió los esfuerzos de su madre por sacar adelante a una familia de seis hijos, después de que su padre abandonara el hogar. Una vivienda que no era más que una choza de bambú que amenazaba con derrumbarse cada vez que
El púgil filipino se fue de casa tras terminar la primaria para que hubiera una boca menos que alimentar Quiere dedicarse totalmente a la política y acaricia el sueño de convertirse en presidente del país
había tormenta, explicó en su día Edwin Pacaldo, el jefe de su barrio, a Le Monde Diplomatique.
Él también abandonó la casa en su momento. Se marchó tras terminar los estudios de primaria. Lo hizo para que hubiera una boca menos que alimentar.
Con 14 años debutó como boxeador aficionado y con 16 inició una carrera profesional que veintidós años después le ha reportado un palmarés de 57 victorias, seis derrotas y dos combates nulos. Y una popularidad desbordante en su país. Fama que le ha llevado a aparecer en televisión, protagonizar películas y videojuegos. También ha ejercido como entrenador de baloncesto y como cantante.
Ahora, camino de los 38 años, planea poner fin a su carrera de boxeador y dedicarse totalmente a la política y a luchar contra la pobreza. Defiende posiciones muy conservadoras. Se opone al divorcio, al aborto y a los métodos anticonceptivos. Unos puntos de vista que, sin embargo no deberían impedirle renovar su escaño en un país tan católico como Filipinas. Su popularidad entre los más desfavorecidos y su voluntad de ayudarles pasa por encima de todo.