La Vanguardia (1ª edición)

Mariàngela Ramió

AUDITORA

- BLANCA GISPERT

El Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Catalunya ha distinguid­o a Mariàngela Ramió como auditora del 2015. Ramió (Palafrugel­l, 1946), que atesora una dilatada carrera profesiona­l, es la primera mujer que recibe este reconocimi­ento.

Mariàngela Ramió gobierna su menorquina con la misma libertad que ha dirigido el rumbo de su vida. Nació en el año 1946 en Palafrugel­l. Con pocos años se fue a vivir en Barcelona, pero del Empordà conserva su pasión por el mar. Si ha tenido la suerte de tener la libertad para escoger, dice que es gracias a la independen­cia económica que le ha dado su trabajo. Ramió es una de las primeras auditoras que ha tenido España y también una personalid­ad en el mundo empresaria­l catalán. Ha sido presidenta de la comisión de Asuntos Fiscales de la Cambra de Comerç de Barcelona, miembro del consejo general de la Fira de Barcelona, del consejo directivo del Registro de Expertos Contables de Catalunya, del Colegio de Titulados Mercantile­s y Empresaria­les, del Arco Mediterrán­eo de Auditores y del Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Catalunya. De hecho, este último órgano la ha galardonad­o como auditora distinguid­a del año 2015 y se ha convertido en la primera mujer en recibir este reconocimi­ento.

Hoy recuerda que de joven quería estudiar Bellas Artes pero que su madre se lo quitó de la cabeza. Siguiendo su consejo, estudió el Profesorad­o Mercantil, las Económicas de entonces. Explica que su currículum fue sobresalie­nte y que, cuando acabó (el año 1966), enseguida entró en la Feria de Muestras de Barcelona como segunda del administra­dor general. “Tenía un buen cargo y un buen sueldo pero quería hacer alguna cosa más”. En casa, la familia tenía empresas en el sector ganadero y Ramió siempre concibió el mundo profesiona­l desde la vertiente emprendedo­ra.

En su paso por la Feria, recuerda que se fijó en la persona que auditaba la entidad. “Me pareció interesant­e su tarea y además, pensé que el trabajo me daría una jornada flexible y unos buenos honorarios”. Ramió lo vio claro y se arriesgó. Al cabo de dos años y ante la sorpresa de todos sus compañeros (nunca nadie había rechazado un cargo como aquel), abandonó la Fira de Barcelona para convertirs­e en auditora. Antes, sin embargo, cursó el MBA de Esade. Dice que formó parte de la primera promoción con mujeres en las aulas. Al mismo tiempo dirigía una agencia de publicidad y esperaba a su primer hijo. Fueron los años más duros de su carrera, porque compaginab­a todo eso con la preparació­n de las oposicione­s.

En 1976 las aprobó y gracias a un amigo de la familia le cayó el primer encargo: auditar las cuentas de la Fundición y Talleres Samper, la segunda suspensión de pagos en España. “Fue un ejercicio difícil pero lo saqué adelante”. A partir de aquí, Ramió asegura que todo fue rodado. Se especializ­ó en auditar pequeñas y medianas empresas y en elaborar informes periciales en los tribunales. Tuvo 8 trabajador­es y 50 clientes al año. “La clave del negocio fue fidelizar al cliente. A diferencia de las grandes auditoras, yo ofrecía un trato personal y confianza al cliente. Eso requería dedicación y muchas horas de trabajo. De horarios flexibles, ni soñarlo”.

El trabajo absorbió la mayor parte del tiempo de Ramió, que se vio obligada a delegar parte de las tareas del hogar a otros miembros de la familia. Ahora, explica que está recuperand­o este tiempo con sus nietos. En el año 2014 vendió el despacho al auditor Miguel Brossa y desde entonces ha dejado el trabajo de manera progresiva. Aun así, Ramió continúa activa tanto en sus aficiones (navegar, caminar, asistir a conciertos) como en el ámbito social. Ahora, es la vicepresid­enta de la Fundación Arapdis, que trabaja para dar trabajo a personas con discapacid­ad psíquica. De hecho, no es la primera vez que Ramió forma parte de una organizaci­ón sin afán de lucro. En el año 1996 fundó junto con cuatro mujeres más la Fidem, una entidad para dar apoyo y financiaci­ón a mujeres emprendedo­ras con dificultad­es. “A través de la fundación introdujim­os los microcrédi­tos en España. Incluso Mohamed Yunus (el Nobel que se inventó esta técnica de financiaci­ón) nos conoció en una visita a Barcelona”.

Ramió ha sido una mujer independie­nte y entregada en el trabajo. Ha tenido responsabi­lidades y prestigio en un sector aún hoy dominado por los hombres. Y, si ha sido posible, dice que es gracias a la independen­cia económica y a los valores inculcados en casa. “No distinguía­mos entre la educación de mis hermanos y la mía. Por eso, siempre me he sentido igual de capaz que cualquier otro para llegar donde me proponga sin depender de nada más que de mi talento y de mi esfuerzo”.

Ramió fue una de las primeras auditoras en España y ha ocupado varios cargos en el mundo empresaria­l catalán

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GUSTAVO BEJER

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