Colorido aleteo
Las poblaciones de los lepidópteros que cubren rutas de 4.500 km de EE.UU. a México dan síntomas de recuperación
Los millones de mariposas monarca que han cubierto este invierno su ruta migratoria para pasar el invierno en México permiten recuperar el optimismo sobre el futuro de esta especie, ya que han ocupado una superficie cuatro veces mayor que el año pasado.
Los millones de mariposas monarca que han cubierto este invierno su ruta migratoria para pasar el invierno en México permiten recuperar el optimismo sobre el futuro de esta especie. Los vistosos insectos de color negro y naranja han ocupado este año una superficie que multiplica por cuatro el espacio que les acogió el año pasado en las reservas naturales mexicanas.
Las mariposas monarca ( Danaus plexippus) efectúan espectaculares migraciones, de más de 4.500 kms, desde Canadá y Estados Unidos; y, tras superar praderas, valles, montañas, desiertos y ciudades, pasan la frontera con México a la altura de Texas y establecen sus colonias en los bosques templados de oyamel, pino y cedro en el altiplano de los estados de Michoacán y México, al oeste de la capital mexicana.
Estas poblaciones han ido disminuyendo de manera constante los últimos años, si bien las dos últimas temporadas han dado muestras de recuperación. Este invierno, la monarca ha ocupado 4 hectáreas de bosque (repartidas en nueve colonias) frente al exiguo espacio de acampada del año pasado (1,13 hectáreas) y las 0,67 hectáreas del 20132014, cuando se alcanzó su nivel más bajo. Su futuro es, por tanto, aún incierto, sobre todo si se tiene en cuenta que en 1996 se expandían en 18 hectáreas. “México, Estados Unidos y Canadá no pueden bajar la guardia, sino redoblar los esfuerzos conjuntos para proteger y restaurar su hábitat en toda la ruta migratoria”, explica Omar Vidal, director general del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en México.
Una de las principales amenazas para la monarca es la reducción de su hábitat en EE.UU., debido a la disminución del algodoncillo (asclepias), una planta que es casi su hogar. En ella pone sus huevos, se alimentan sus orugas y obtiene una sustancia tóxica que define su colorido chillón y las defiende de sus depredadores. El problema es que el algodoncillo ha entrado en regresión debido al uso masivo de pesticidas y la pérdida de espacios abiertos en EE.UU. Otros enemigos son la deforestación y, en general, la degradación forestal que conlleva la tala ilegal en los puntos de hibernación en México.
“Es necesario restringir el uso de herbicidas que acaban con el algodoncillo y restaurar su hábitat de reproducción, mientras que en México se debe instaurar un sistema de vigilancia permanente que evite la tala ilegal en los santuarios de hibernación”, agrega Vidal.
Los bosques mexicanos son un manto protector para estos insectos,
Los pesticidas que matan las plantas que le dan cobijo y las talas ilegales en México, principales amenazas
pues la forma de bóveda forestal les protege del frío mientras se agolpan en sus ramas y sus troncos para pasar el invierno. Por eso, las talas ilegales hacen a las mariposas especialmente vulnerables, pues al perder este refugio deben huir hacia microclimas menos propicios, lo que las deja expuestas al frío o la lluvia y otros peligros fatales, según explicó el investigador Lincoln Brower. Saber cómo encuentran su camino de regreso (que inician en marzo) es un misterio aún. Algunos expertos apuntan que desprenden determinadas sustancias químicas que marcan su paso migratorio. Por eso, el temor es que si su población decae, las bajas trazas de productos químicos no sean suficientes para que otras las rastreen.
Para mejorar su situación, se creó el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, un mecanismo que reúne recursos públicos y privados y que permite financiar actividades y pagos por servicios ambientales para recompensar a la población local e indígena para combatir la deforestación. Su director, Lorenzo Rosenzweig, recibió hace unas semanas el premio BBVA de conservación la naturaleza.