La montaña se reinventa
El esquí se estanca, y las áreas alpinas buscan exhibir su alma y vender experiencias
CHR IS DOY LE “Un hotel de montaña no puede transmitir la misma sensación que uno de una gran ciudad”
WI L L Y FU X “El filón está en el cliente que busca, más que esfuerzo o riesgo, una estimulación”
VEIKKO HALONE N “El visitante se está haciendo más sibarita y hay que ofrecerle exclusividad”
CHRISTOPHER HIN TE RE G GE R “Los destinos deberán definir muy bien sus modelos para seleccionar al turista”
Hoteles con alma, aventura de baja intensidad, destinos pensados para vender experiencias, negocios respetuosos con el medio ambiente, rutas singulares que integren al turista en el territorio, clases de cultura local, apuesta por las nuevas tecnologías como reclamo para atraer al público más joven... Son algunas de las propuestas lanzadas por expertos en turismo de montaña de todo el mundo reunidos la pasada semana en Andorra. El encuentro (el IX Congreso Mundial de Turismo de Nieve y Montaña) se celebró en Sant Julià de Lòria y sirvió para intercambiar experiencias de modelos de negocio de puntos tan distantes como Asia y Estados Unidos, pasando por los Alpes, Pirineos o las montañas de Georgia y Eslovenia. Y también para reflexionar sobre la necesidad de reinventar la tradicional oferta de montaña, volcada en el esquí, tras empezar a constatarse en Europa que los visitantes no esquiadores a esos destinos con cordilleras superan hoy en número a los que acuden a las estaciones.
Chris Doyle, director ejecutivo en Europa de Aventura Travel Trade Association (ATTA), organización que asesora a 800 operadores turísticos en 70 países, destacó en este congreso por su contundencia a la hora de apostar por un cambio de modelo en el turismo de montaña. “Las comunidades tienen que exhibir su propia historia, que sea única para el viajero. Aquí está la gallina de los huevos de oro, los operadores de- ben vender el alma del destino”, recomienda Doyle. Los establecimientos hoteleros serían los primeros que tendrían que aplicarse esa receta. “Lo que no puede ser es que un turista tenga en un hotel de montaña las mismas sensaciones que en un complejo de una gran ciudad”, critica este directivo de ATTA. Considera que en este territorio ya no tienen cabida los grandes complejos. “El viajero del futuro que visite estos destinos rehuirá del negocio estándar, buscará el alma del lugar y sólo la encontrará si los responsables de esos hoteles conocen muy bien el territorio y le implican con su cultura y tradiciones”, añade Doyle. Para este asesor turístico “el diamante no está ya en llevar gente a un destino; el tesoro se esconde en la habilidad para hacer vivir a ese cliente una experiencia única que después va a narrar a otras personas”. Con un negocio del esquí “estancado”, la montaña está conde- nada a buscar otros focos de atracción, dicen varios ponentes de este congreso auspiciado por la Organización Mundial de Turismo (OMT). Los deportes o las prácticas de aventura son, para estos expertos, el filón que explotar. Pero no la aventura que ahora se oferta de manera mayoritaria, pensada en el riesgo o la descarga de adrenalina. “Las tendencias del mercado apuntan a una democratización de estas actividades llamadas de aventura, que en ningún caso están reñidas con la existencia de un consumidor cada vez más exigente y dispuesto a aumentar el riesgo”, afirma Willy Fux, miembro de Cluster Montagne France. “El potencial –añade este consultor turístico francés– está en lo que yo denomino ‘analfabetos de la montaña’, clientes con los que hay que fomentar más la estimulación que el esfuerzo”. Con él coincide Chris Doyle, quien considera que “aventura también es conocer las tradicio- nes de un territorio, observar su fauna, contactar con sus gentes o descubrir de la mano de un autóctono, con explicación del territorio que se pisa, sus rincones más singulares”.
Christopher Hinteregger, consultor turístico de Austria, indica que hoy “el cliente de montaña demanda vivir otras experiencias, además del esquí”. Revela que en Europa el número de esquiadores está descendiendo o se ha estancado en muchas estaciones, mientras aumenta en complejos del Este europeo o en Asia. El negocio de la nieve sigue siendo, a escala global, “uno de los principales motores económicos de los territorios de montaña”, sostiene Hinteregger. Pero el futuro pasa, en opinión de este consultor austriaco, por que los negocios definan muy bien su estrategia. La personalidad del destino será, en el futuro, muy importante. “En el tema esquí se puede optar por el modelo Las Vegas: ruidoso y divertido; o el Costa Rica: tranquilo, exclusivo y relajante”, dice Hinteregger.
Definir bien el modelo del destino va a resultar clave para atraer a ese turista de montaña con nuevo perfil. A los excursionistas de toda la vida, a los amantes del máximo riesgo o a los fieles esquiadores se está sumando el cliente que además de buscar experiencias más relajadas en la montaña exige, al mismo tiempo, calidad, lujo y exclusividad.
“El practicante de actividades de montaña se está volviendo más sibarita”, revela Veikko Halonen, director general de la estación Vuokatti Sport, una de las más ex-
clusivas de Finlandia. Ese nuevo cliente suele caracterizarse, además, por la búsqueda de experiencias singulares, más allá del simple esquí o el descenso de rafting. “En un par de años ese turista sibarita se va a convertir en el principal cliente de nuestra estación de esquí”, augura Veikko Halonen, Y presume de que el café más caro del mundo no se sirve en la plaza de San Marcos de Venecia. “Ese café lo servimos en uno de nuestros campamentos más exclusivos: cuesta cincuenta euros, y el cliente ha de encender él mismo el fuego para calentarse el agua”, dice.
El turismo de sendero triunfa, por otro lado, en todo el mundo. Y es gracias a ese nuevo turista, con las condiciones físicas limitadas, que no necesita grandes emociones para vivir experiencias. An- dorra es uno de los países que están apostando por el descubrimiento de rutas desconocidas para atraer a este cliente, tal y como afirma Francesc Camp, ministro de Turismo y Comercio de ese país, que confía en alcanzar la cifra de nueve millones de turistas al año en un futuro muy cercano