La nieve más virtual
Las nuevas tecnologías resultan clave para atraer a las pistas al público más joven
“Cuando en el año 2008 decidimos poner señal de wifi en toda la estación de esquí fueron muchos los que nos tildaron poco menos que de locos. ‘¿Qué necesidad tienen los esquiadores de estar conectados también en la montaña?’, nos preguntaban”. Mathias Schattleitner, director de Schladming–Dachstein, recordaba en Andorra que esa estación de esquí de Austria fue de las primeras en ofrecer este servicio a sus clientes. “Y hoy me atrevería a decir –añadió– que no hay ni un complejo de esquí que no haya seguido nuestros pasos”.
Apostar por las nuevas tecnologías en escenarios de nieve pudo ser considerado en aquel momento por algunos una prostitución de la montaña. Pero lo cierto es que en la actualidad el hecho de que los esquiadores estén conectados mientras practican esa actividad está beneficiando tanto a clientes como a empresarios de la nieve. Las estaciones se valen de aplicaciones que permiten al esquiador tener información, en tiempo real, de todo lo que ocurre en pistas. Además de ser una herramienta perfecta para contratar servicios o plantear rutas por esos complejos.
Así que la apuesta por el mundo virtual de los negocios de la nieve no para de explorar nuevos caminos. En esta estación austriaca destacan por sus ideas innovadoras. “En el 2013 sacamos a la venta unas gafas inteligentes que guiaban a los esquiadores con información sobre servicios de la estación; el año pasado apostamos por un mapa de pistas en 3D, y ahora estamos trabajando en un proyecto de realidad virtual”, anuncia Mathias Schattleitner. Proyectos que tienen como objetivo captar la atención del público más joven, que en Europa es el menos numeroso en los complejos de esquí.
Otras estaciones, como la suiza Televèrbier, apuestan también por este nuevo mundo. Su iniciativa con más repercusión mediática, revela Eric-A. Balet, director de este complejo, “ha sido la incorporación de drones en la estación, que, controlados desde un teléfono móvil, siguen a los esquiadores en los descensos”. El cliente se va a casa con un vídeo de un minuto y medio “por un precio veinte veces menor que lo que habría costado esa película si se hubiese filmado desde un helicóptero”, añade Balet.
Las redes sociales, como herramienta de marketing, son otra de las apuestas del negocio de la nieve. Schattleitner confiesa que el 35% del presupuesto en publicidad de la estación austriaca que dirige va destinado a campañas pensadas para ser difundidas por esos canales.
Nathalie Saint–Marcel, directora adjunta de Cluster Montagne Francia, afirma al respecto que “hoy al cliente de una estación ya no le basta con esquiar y contemplar el paisaje. Lo que quiere es compartir, en tiempo real, esa experiencia con su en-
Una estación suiza graba a esquiadores con drones y otra de Austria guía al cliente con gafas inteligentes
torno, ser actor de su vida”. Pasa principalmente con el público más joven, y por eso las estaciones han entendido lo importante que es estar bien conectado en esas montañas.
El peligro de apostarlo todo a estos nuevos canales, coinciden estos expertos en turismo de montaña reunidos en Andorra, es que un día empiecen a ser de pago o desaparezcan. De ahí que mantengan aún vivos parte de los canales de marketing más tradicionales.