Pacto en Sant Jaume
Huele a cocido en la plaza Sant Jaume de Barcelona. El olor proviene de los fogones del Ayuntamiento donde se está acabando de cocinar el pacto entre el gobierno de Barcelona en Comú y el PSC que podría quedar listo en las próximas semanas. Los chefs del Consistorio llevan meses trabajando en la laboriosa preparación de un acuerdo que ha entrado en el congelador varias veces por culpa del calendario electoral, primero por las elecciones catalanas de septiembre, después por los comicios generales de diciembre y, recientemente, por las difíciles negociaciones para configurar gobierno en España. Estas últimas conversaciones han tensionado la relación entre PSOE y Podemos hasta el punto que voces de una y otra formación desaconsejan un acercamiento entre socialistas y podemitas aunque sólo fuera en el Ayuntamiento de Barcelona. Pero también hay defensores del acuerdo en la capital catalana para que actúe como líquido descongelante en la fría relación entre los dos partidos.
Así lo ven los socialistas catalanes que el viernes recibieron el plácet de sus hermanos del PSOE tras el fracaso en el segundo intento para investir a Pedro Sánchez presidente del gobierno español. Tanto Miquel Iceta, primer secretario del PSC, como Jaume Collboni, líder municipal socialista en Barcelona, estuvieron el viernes en el Congreso de los Diputados, apoyando a sus colegas y confirmando el apoyo del jefe de fi-
El pacto para que el PSC entre en el gobierno de Colau está a punto y puede ser balsámico en la relación con Podemos
las del PSOE ante un posible acuerdo de gobierno con la alcaldesa Ada Colau. Es verdad que el PSC dispone de autonomía para tomar esta decisión, pero también es cierto que los socialistas catalanes no harían nada ahora que pudiera perjudicar la estrategia del PSOE en España. “Un acuerdo en Barcelona y en el Ayuntamiento de Madrid demostraría que el entendimiento con Podemos es posible y podría reabrir el diálogo roto la semana pasada”, afirman desde el PSC. Un cocido balsámico, vaya.
Por esta razón y ante la falta de mayoría suficiente para aprobar el presupuesto municipal, los socialistas aceleran en el Consistorio barcelonés para cerrar el acuerdo que facilite la modificación de crédito de 275 millones de euros y que, en la práctica, garantice las inversiones para lo que queda de año. Esta aprobación necesita una mayoría simple y se ha aplazado dos veces porque el PSC quiere asegurarse que las áreas que gobernarán en pocas semanas tendrán la dotación económica adecuada. Son lógicas, pues, las precauciones de los socialistas que aspiran a dirigir las políticas de promoción económica del Ayuntamiento y, en especial, su plan de creación de 30.000 puestos de trabajo.
El gobierno de Colau ansía el voto del PSC para desencallar las inversiones y desea la entrada de sus concejales en el gobierno para que les saquen del colapso de trabajo en que están metidos desde que llegaron al poder, que les impide atender en condiciones su agenda política. El pacto en Sant Jaume está en su punto de cocción y podría servirse como plato de Semana Santa. Huele a cocido y sólo un contratiempo de última hora puede devolverlo al congelador.