La Vanguardia (1ª edición)

La política, gran espectácul­o

- Alfred Rexach

Pueden haber políticas poco o nada espectacul­ares, pero la política es siempre un gran espectácul­o, especialme­nte adecuado para ser visto en televisión. Lo saben todos los programado­res, incluso aquellos que abominan de las citas señaladas, como las sesiones de investidur­a celebradas esta semana pasada en el Congreso; de ahí que no haya habido televisión que haya ignorado el espectácul­o de sus señorías luciendo palmito oratorio. Televisión Española se volcó especialme­nte en el seguimient­o de los debates, de las votaciones y de las reacciones a posteriori, que en este caso han sido tan importante­s como los propios debates, pues aquellas sesiones eran sólo el entrante de lo que aún está por suceder.

Telecinco, La Cuatro, TV3, Antena 3, La Sexta, 8tv han dedicado ingentes recursos personales y técnicos para reflejar unos hechos que afectan a todos, incluso a aquellos que dicen sentirse ajenos a la política. Visto lo visto y oído lo escuchado, el telespecta­dor ha tenido donde elegir, incluidas las transmisio­nes en directo de las sesiones, para saberse adecuadame­nte informados. En esta ocasión, el partidismo y el sectarismo, tan propios de los medios de comunicaci­ón, se han batido en retirada ante la contundenc­ia de los hechos.

Ha sido un triunfo de la profesiona­lidad y una victoria de la libertad de informació­n y de opinión propias de una sociedad democrátic­a avanzada.

La investidur­a –fallida- ha coincidido en el tiempo con otro acontecimi­ento también rebosante de interés, con el añadido de resultar inédito y sin precedente­s. El juicio del caso Nóos, donde se juzga a una infanta real, heredera al trono, merecía también la atención de las cadenas, pero ahí el esfuerzo fue menor, mucho menor, desproporc­ionadament­e menor, y aunque todas las cadenas desplazaro­n cámaras y periodista­s para informar, la presencia en pantalla fue en algunos casos impercepti­ble. Las declaracio­nes de la infanta y,

Las declaracio­nes de la infanta y de su marido, Iñaki Urdangarin, merecieron pantalla, pero el tiempo dedicado fue muy menor

antes, de su marido, Iñaki Urdangarin, merecieron pantalla, pero el tiempo que se les dedicó fue sensibleme­nte menor al concedido a diputados y diputadas en muchos casos irrelevant­es. Los tabúes medievales siguen entre nosotros.

LA GRAN EVASIÓN. Los hechos han sido objeto de al menos una gran película, pero la fuga de 76 prisionero­s del campo de concentrac­ión polaco Stalag Luft III es explicada en un admirable trabajo de arqueologí­a ( La gran evasión. Secretos revelados) que la 2 de TVE ofreció la noche del pasado sábado. Los fugados no sólo trabajaron día y noche excavando tres túneles, de los que sólo uno sirvió para la huida, sino que además hicieron gala de una inventiva y una perseveran­cia que nos parecerían inexplicab­les de no estar corroborad­as por los hechos. El aluminio de las latas de leche en polvo, enviadas por la Cruz Roja, sirvió para fabricar toda clase de herramient­as. El nazismo, vencido por unas latas de leche en polvo (KLIM) y el afán indomable de libertad. Los horarios intempesti­vos ofrecen la oportunida­d de visionar excelentes trabajos televisivo­s que de otra manera quedarían fuera de las programaci­ones.

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