El mosaico alemán
El director del museo de Ludwigshafen ve ideal el nombre del artista para el aeropuerto “en significado y popularidad”
Así como un mural de Joan Miró da la bienvenida a los viajeros que llegan al aeropuerto de Barcelona, también otro mural del artista barcelonés saluda a los visitantes desde la fachada del Wilhelm-Hack-Museum, el museo de arte moderno de la ciudad alemana de Ludwig- shafen am Rhein. Construido en 1979 para albergar la colección donada por el empresario renano Wilhelm Hack, sus promotores buscaron dar a su exterior una impronta acorde con el grueso de su contenido. Aunque incluye también arte antiguo y medieval, lo más relevante son las obras modernas y contemporáneas.
El director del Wilhelm-HackMuseum, René Zechlin, celebra que este gigantesco mosaico alemán de Miró –el artista creó en total catorce murales de este tipo, y este es el único que existe en Alemania– presente parentesco estilístico con el que orna la terminal histórica de El Prat.
“En la primavera de 1977, los responsables del nuevo museo decidieron proponerle el mural a Joan Miró; el motivo de dirigirse al gran artista catalán era, además de su reputación internacional, el gran tamaño de la superficie de trabajo”, explica Zechlin desde Ludwigshafen, localidad de casi 170.000 habitantes en el land de Renania-Palatinado, en el oeste del país. En efecto, “una pared de casi 550 metros cuadrados requería un dominio soberano de la forma, y Miró poseía una rica experiencia en grandes fachadas”, señala Zechlin. Joan Miró (1893-1983) aceptó el encargo, un “trabajo que me interesa mucho realizar”, como dice en una carta fechada el 9 de agosto de 1977 que conserva el museo. En la misiva, el artista escribe además: “He trabajado mentalmente y reflexionado mucho, y creo tener ideas claras para la técnica y una visión para el conjunto de este gran mural”. Tenía entonces 84 años.
René Zechlin aplaude la propuesta de bautizar el aeropuerto barcelonés con el nombre de Joan Miró. “El nombre de un artista no es seguramente mejor que el de un estadista, pero es igualmente apropiado; y en significado y popularidad Miró sería desde luego apropiado”, arguye Zechlin. A su juicio, “el nombre de un artista tiene más que ver con la idea de ciudad; un artista representa la atmósfera, el instinto y el carácter de una ciudad”.
Las 7.200 teselas de cerámica del mural de Ludwigshafen fueron elaboradas en el taller de Gallifa por Joan Gardy Artigas, cuyo padre, Josep Llorens Artigas, había hecho las del aeropuerto. Las trasladaron a Alemania en camión articulado. El plan inicial preveía un edificio más pequeño, pero por razones técnicas se amplió el proyecto, y la fachada sudeste pasó a medir 9,68 por 55 metros, una dimensión que reclamaba un embellecimiento óptico. “Primero se pensó en revestirla de pizarra natural, pero enseguida se acordó que ahí debía haber un gran mural; se pensó en una obra de arte de alta calidad internacional, que se correspondiera con la colección de alto perfil del interior del edificio”, relata Zechlin. El museo posee obras de arte abstracto de 1910 a finales del siglo XX. Wilhelm Hack (1899-1985) y Miró no se conocían, pero Hack refrendó el encargo.
“Miró es muy conocido y muy popular en Alemania”, afirma Zechlin. Recientemente se ha inaugurado en el museo Schirn Kunsthalle de Frankfurt del Meno la muestra Joan Miró. Wandbilder, Weltenbilder (Joan Miró. Imágenes de pared, imágenes de
El Wilhelm-HackMuseum exhibe un mural exterior de Miró; es el único del artista en Alemania
mundos), que exhibe hasta el 12 de junio 50 obras de gran formato para pared. El año pasado, el Bucerius Kunst Forum de Hamburgo albergó la muestra Miró. Malerei als Poesie (Miró. La pintura como poesía), sobre cómo el pintor plasmó en sus obras su amor por la literatura. Además, señala René Zechlin, en la Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf hay varias obras del artista, y le consta la afluencia de público germano a la Fondation Beyeler de Basilea (Suiza), que posee también obras de Miró.