Amor, acción, drama
Los candidatos a la Premier encaran las últimas jornadas con calendarios duros
“¡ Dilly-ding, dilly-dong! ¡Despertad!”. Ya sea en un entrenamiento, en una comida de equipo o en una charla táctica, Claudio Rainieri no quiere que nadie se quede dormido. Con esta particular onomatopeya, el italiano mueve su mano como si con ella agitara una campanilla. “No os podéis relajar”, les dice a sus chicos. Para recordárselo, esta Navidad les regaló a todos una campanilla de verdad. ¡Dilly-ding, dilly-dong!, entonan Riyad Mahrez y Jamie Vardy si una ocasión no acaba en gol. ¡Dilly-ding, dilly-dong!, arenga Schmeichel si la defensa no le protege. Cual profesor de filosofía que despierta mente y alma, Ranieri se ha ganado el corazón del vestuario, de su afición y de todo aquel considerado aficionado neutro. Los Foxes son los favoritos o, como mínimo, es la historia que prácticamente toda Inglaterra desea contar.
Leicester, 60 puntos. Con un colchón de cinco puntos sobre el segundo, las hipotéticas lesiones de Vardy y Mahrez o un colapso se antojan como únicos enemigos de los Foxes, protagonistas del romance en una liga que había perdido encanto. A su favor, sólo están vivos en la Premier y afrontarán el final definitivo más frescos. En contra, la inexperiencia y el vértigo propio del final de curso.
“Ahora nos quedan finales. Cinco puntos no son nada. Hemos cambiado la filosofía. Nadie puede disfrutar, ahora todo serán batallas”, confiesa Ranieri, que en este curso ha motivado a su plan- tilla con la canción Fire de Kasabian, sintonía previa al partido en el King Power Stadium, y ha invitado a pizza cuando sus chicos han mantenido la portería a cero. En el horizonte, equipos que luchan por evitar el descenso, huesos duros como el West Ham y un final de temporada ante el Manchester United, el Everton y Chelsea. Ironías del destino, Ranieri podría entrar a Stamford Bridge como campeón de la Premier ante el hombre que le echó en el 2004 del banquillo blue, Roman Abramovich.
Tottenham, 55 puntos. Si la historia de amor es del Leicester, la acción ha sido fruto de los Spurs. El equipo del norte de Londres, dirigido por un metódico Mauricio Pochettino, es el engranaje mejor ensamblado. Los encuentros protagonizados por el Tottenham siempre tendrán alta intensidad, mucha presión además de un juego eléctrico y poderoso. El empate ante el Arsenal en casa con un jugador más, sin embargo, fue un paso atrás. El calendario que les viene a Kane y compañía, otra dificultad más. Durísima eliminatoria de Europa League ante el Borussia Dortmund y, en competición doméstica, Liverpool, United, Stoke, Chelsea o Southampton como principales escollos.
Arsenal, 52 puntos. Por galones, los gunners deberían ser los favoritos reales esta campaña. En cambio, todo lo que rodea al vestuario liderado por Arsène Wenger es puro drama. Dos derrotas ante United y Swansea que eran victorias sobre el papel borraron de golpe el arañazo logrado en el Emirates el 14 de febrero, cuando se impusieron en el minuto 95 al Leicester. Cuando pudieron recuperar física y psicológicamente el terreno perdido con los Spurs en un derbi de Londres clave, acabaron con uno menos justo cuando dominaban el encuentro.
La afición ya muestra su hartazgo con la falta de compromiso de la plantilla y todo apunta a que Wenger tiene los meses contados tras veinte años al cargo. Siempre y cuando no obre el milagro. Manchester City, 50 puntos. Con un partido menos, los citizen quieren defender la plaza de Champions mirando hacia arriba. “La experiencia será clave y nosotros contamos con ella”, alardea Pellegrini quizá sin tener en cuenta una estadística nefasta de su equipo: 3 puntos de 33 ante rivales del Top-8. Un dato que deberán revertir sí o sí pues les espera el derbi de Manchester, visita al Chelsea y duelos trascendentales ante Stoke y Arsenal.