La Vanguardia (1ª edición)

El textil crea 1.328 empleos en el 2015 gracias al consumo y la exportació­n

El sector recupera cierto optimismo y confía en afianzar el cambio de tendencia

- LALO AGUSTINA

Un poco de luz, no demasiada, al final del túnel. El sector textil en España –sin incluir la confección, el género de punto y el comercio– logró crear 1.328 puestos de trabajo en el 2015, según datos de la Confederac­ión de la Industria Textil (Texfor). “El sector es la mitad de lo que era hace quince años, pero ya en el 2014 se empezó a notar un cambio de tendencia y esto se confirmó el año pasado”, asegura Andrés Borao, secretario general de Texfor.

La deslocaliz­ación hacia China y otros países que siguió a la libera- lización del comercio a principios de la década anterior echó al textil a la lona mucho antes de que explotara la burbuja inmobiliar­ia y crediticia en el 2007 y llegara la Gran Recesión. Y el sector –que vio como aún desapareci­eron 90 empresas el año pasado, que se cerró con 3.565– ha tardado mucho tiempo en dejar de caer y en recuperar un cierto optimismo.

Aunque todo el mundo coincide en que nada volverá a ser como antes, hay motivos para ver la botella medio llena. La facturació­n, que llevaba cuatro años estancada en poco más de 5.000 millones, creció un 5% en el 2015 y alcanzó los 5.500 millones. La recuperaci­ón del consumo interno, de la venta de coches –uno de los clientes industrial­es más importante­s del textil– y el imparable ascenso del turismo fueron decisivas para impulsar las ventas. También ayudaron las exportacio­nes, aunque en menor medida, ya que sólo aumentaron un 2,3%.

Borao cree que en el 2016 se seguirá creando empleo, aunque modestamen­te y augura años mejores para el sector, aunque ve preciso que, para ello, se apueste por la calidad y la dimensión de las empresas. “El sector está muy atomizado, necesitamo­s que las empresas ganen tamaño para competir”, asegura. “Junto a esto –agre- ga–, hay que apostar por productos de mayor valor añadido que no se pueden fabricar en los países que se basan únicamente en el coste”.

Esta estrategia debería permitir un cierto crecimient­o y atraer capital. De momento, la presencia de los grandes fondos de capital es escasa, pero hay excepcione­s, como la de Sherpa, que compró Dogi a finales del 2014. Eduardo Navarro, gestor de este fondo, explica que “nuestra apuesta por Dogi obedece a que pensamos que el textil está volviendo a Europa o a su entorno”. Dogi ha sufrido múltiples reestructu­raciones en los últimos años. Ahora acaba de cerrar otro año complicado, pero en el 2016 Navarro confía en que el negocio logre beneficios de explotació­n.

Praedium, con sede en Barcelona, es otro de los escasos fondos que han visto una oportunida­d en el textil. Este grupo controla Nylstar (fabricante de hilo de nylon), Lupo (bolsos) y Montefibre, fabricante de fibras adquirido por el grupo y que cuenta con una planta en Miranda de Ebro que reanudará la producción en abril tras más de un año cerrada por la quiebra de su anterior propietari­o.

Alfons Cirera, presidente de Praedium, coincide en que el textil en España –y en Europa– pasa por el valor añadido: “Las marcas prémium o de precio medio alto necesitan producir aquí para vender prendas de calidad”. Entre Nylstar, Lupo y Montefibre, Praedium tendrá unos 450 trabajador­es en el textil dentro de unos meses. “Se pueden hacer cosas porque nadie va a pagar 200 euros por un vestido hecho en China. Pero, para ello, hay que hacer las cosas bien, con calidad, ser ágiles y, por supuesto, invertir”.

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FUENTE: Texfor LA VANGUARDIA

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