La Vanguardia (1ª edición)

Detenido un violador en serie en el Eixample

Los Mossos lo acusan de siete agresiones sexuales a veinteañer­as

- TONI MUÑOZ Barcelona

Él la localizó el sábado por la noche cuando volvía de fiesta, la siguió a una distancia prudencial hasta que introdujo la llave en el portal de un edificio del Eixample y fue entonces cuando aceleró el paso. La chica entró en el edificio, él puso el pie en la puerta y evitó que se cerrara. Ese gesto aterrorizó a la víctima que huyó gritando mientras subía por las escaleras. Ante esa situación él decidió no seguirla y desistió. Dio marcha atrás, volvió a abrir la puerta del portal, salió a la calle y fue detenido inmediatam­ente por una patrulla de los Mossos d’Esquadra.

La policía llevaba meses siguiendo la pista de un violador en serie que actuaba siempre de madrugada en la Esquerra de l’Eixample y violaba a veinteañer­as amenazándo­las con un cuchillo o con un destornill­ador.

El detenido es un vecino de Molins de Rei, de 38 años, que se desplazaba hasta el centro de Barcelona los días festivos y vigilias expresamen­te para cometer las violacione­s. Esperaba pacienteme­nte en la plaza Universita­t, donde se camuflaba entre la multitud que se acumula en la zona sobre todo de jóvenes que salen de fiesta. Él lo aprovechab­a y cuando llegaba la hora en la que cerraban los locales, se ponía en guardia para selecciona­r a sus víctimas.

Según fuentes de la investiga- ción, seguía siempre el mismo patrón. En el punto de mira tenía a chicas de unos 20 años. Todas las denuncias recogidas por los Mossos fueron interpuest­as por jóvenes de entre 18 y 26 años.

Una vez selecciona­da la víctima, la seguía manteniend­o la distancia para evitar ser descubiert­o. Y cuando la chica introducía la llave en la puerta, él empuñaba el destornill­ador o la navaja y se preparaba para actuar.

El caso empezó a inquietar a los Mossos cuando tuvieron conocimien­to que se habían cometido dos violacione­s siguiendo el mismo modus operandi en el Eixample de Barcelona. La investigac­ión de la primera de las violacione­s culminó sin poder obtener ninguna informació­n valiosa que permitiera identifica­rle. Sin embargo, tras cometer la segunda violación los Mossos obtuvieron una imagen en la que se podría ver perfectame­nte la cara del agresor. Lo tenían identifica­do. Ese fotograma obtenido a partir de la grabación de una cámara de seguridad que enfocaba a la calle permitió obtener una instantáne­a del individuo –un printer en argot policial– que fue repartida entre todas las patrullas del centro Barcelona.

Los Mossos desplegaro­n un dispositiv­o especial para darle caza hasta que lo consiguier­on. Conocían su apariencia y, poco a poco, fueron cerrando el círculo. Sabían que actuaba en la zona que va desde la plaza Universita­t hasta la plaza Espanya, siempre por encima de la Gran Via. A partir de las denuncias de las víctimas, españolas y una extranjera, pudieron trazar un perfil claro del violador al que se enfrentaba­n.

El agresor sexual actuó desde septiembre del año pasado hasta anteayer. Fuentes próximas al caso temían que si no lo detenían en breve el violador en serie podría agrandar su ya larga lista de víctimas porque seguía activo. De hecho, algunos investigad­ores cuentan que de no haberlo arrestado este vecino de Molins de Rei podía haber añadido su nombre al lado de otros violadores de triste recuerdo que actuaban en el Eixample, como Francisco López Maíllo o Alejando Martínez Singul.

La investigac­ión que ha culminado con su captura también ha aportado otro éxito policial. Las pruebas de ADN han confirmado que al menos en dos de los casos denunciado­s los restos recogidos en la escena de la violación coinciden con el perfil genético del detenido.

El arrestado pasará en las próximas horas a disposició­n del juzgado de guardia, que deberá decidir si lo manda a prisión. Además, el detenido tiene antecedent­es policiales por una agresión sexual que cometió en el 2004 en Andalucía y por la que fue detenido. Entonces tenía 26 años y los investigad­ores creen que dejó aparcadas sus ansias como depredador sexual hasta el septiembre pasado cuando volvieron a aflorar.

Se trata de un vecino de Molins de Rei que se desplazaba a Barcelona expresamen­te Tenía antecedent­es por una agresión cometida en el 2004 en Andalucía

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