En el bazar de Bruselas
Ankara busca obtener financiación, pero sobre todo réditos políticos
Frente a Europa, Turquía se muestra confiada, consciente de estar negociando en una posición de fuerza. “El primer ministro está actualmente en Bruselas. Espero que vuelva con el dinero”, aseveró ayer el presidente turco, Recep T. Erdogan, en Ankara.
Lo hizo en referencia a los 3.000 millones de euros que la UE prometió a Turquía en noviembre con el objetivo de contener el flujo masivo de refugiados hacia sus costas. Y a los 3.000 millones de más que Ankara puso ayer como nueva exigencia a sus interlocutores comunitarios.
Lo que Europa desea es diáfano: bunkerizar en la medida de lo posible el continente. Ahora bien, ¿qué quiere Turquía a cambio? Sus tres ejes fundamentales son: mejorar las condiciones de vida de los refugiados –casi 2,7 millones de sirios– y liberalizar la política de visados para los ciudadanos turcos, amén de agilizar el proceso de adhesión a la UE.
Lo más urgente para que los desplazados de la guerra civil siria decidan quedarse en suelo turco es mejorar el acceso a la educación, la sanidad y las infraestructuras. Según el director de la agencia turca de gestión de desastres, Fuat Oktay, se deben crear más campamentos para refugiados. Ahora hay casi 30, que ofrecen educación y sanidad, pero acogen sólo a 300.000 personas. La mayor parte de los recién llegados a Turquía residen en áreas urbanas.
Las autoridades turcas tienen como objetivo escolarizar a todos los menores sirios, a más tardar en el 2017. Pero actualmente, de los 750.000 de entre 5 y 17 años, sólo 325.000 van a la escuela.
Es importante también la creación de empleo de calidad para que los llamados refugiados económicos desistan en su empeño y se queden en Turquía. El Gobierno de Ankara permite ahora oficialmente –antes ya hacía la vista gorda– que los refugiados trabajen, aunque la gran mayoría lo sigue haciendo de forma ilegal y sin cobertura social. La situación es tan desesperada para muchas familias sirias que algunas –como ha denunciado Altan Tan, diputado del partido en la oposición, el Republicano del Pueblo (CHP)– se ven forzadas a alquilar a sus hijos como mendigos a las mafias locales.
Asimismo, Ankara calcula que un gasto adicional es el derivado de la terapia especial que requieren unos 72.000 refugiados sirios para poder recuperarse de las experiencias altamente traumáticas que han vivido.
En todo caso, el gran premio de la negociación de ayer en Bruselas es para Ankara garantizar que los ciudadanos turcos podrán viajar a partir de julio sin necesidad de visado, algo que llevan muchos años reclamando.
No tan fácil será previsiblemente la mejora en el proceso de adhesión de Turquía a la UE, debido sobre todo a la deriva autoritaria de Erdogan. Sólo tres datos como botón de muestra: la manifestación del día de la Mujer prevista para hoy en Estambul ha sido prohibida por el gobernador, las credenciales de prensa de al menos tres corresponsales alemanes peligran seriamente debido a su cobertura crítica y el centro de Diyarbakir lleva ya 98 días bajo el estado de emergencia.
Turquía necesita ampliar su actual dotación de 30 campos de refugiados con 300. 000 plazas