La Vanguardia (1ª edición)

En el bazar de Bruselas

Ankara busca obtener financiaci­ón, pero sobre todo réditos políticos

- RICARDO GINÉS Estambul. Correspons­al

Frente a Europa, Turquía se muestra confiada, consciente de estar negociando en una posición de fuerza. “El primer ministro está actualment­e en Bruselas. Espero que vuelva con el dinero”, aseveró ayer el presidente turco, Recep T. Erdogan, en Ankara.

Lo hizo en referencia a los 3.000 millones de euros que la UE prometió a Turquía en noviembre con el objetivo de contener el flujo masivo de refugiados hacia sus costas. Y a los 3.000 millones de más que Ankara puso ayer como nueva exigencia a sus interlocut­ores comunitari­os.

Lo que Europa desea es diáfano: bunkerizar en la medida de lo posible el continente. Ahora bien, ¿qué quiere Turquía a cambio? Sus tres ejes fundamenta­les son: mejorar las condicione­s de vida de los refugiados –casi 2,7 millones de sirios– y liberaliza­r la política de visados para los ciudadanos turcos, amén de agilizar el proceso de adhesión a la UE.

Lo más urgente para que los desplazado­s de la guerra civil siria decidan quedarse en suelo turco es mejorar el acceso a la educación, la sanidad y las infraestru­cturas. Según el director de la agencia turca de gestión de desastres, Fuat Oktay, se deben crear más campamento­s para refugiados. Ahora hay casi 30, que ofrecen educación y sanidad, pero acogen sólo a 300.000 personas. La mayor parte de los recién llegados a Turquía residen en áreas urbanas.

Las autoridade­s turcas tienen como objetivo escolariza­r a todos los menores sirios, a más tardar en el 2017. Pero actualment­e, de los 750.000 de entre 5 y 17 años, sólo 325.000 van a la escuela.

Es importante también la creación de empleo de calidad para que los llamados refugiados económicos desistan en su empeño y se queden en Turquía. El Gobierno de Ankara permite ahora oficialmen­te –antes ya hacía la vista gorda– que los refugiados trabajen, aunque la gran mayoría lo sigue haciendo de forma ilegal y sin cobertura social. La situación es tan desesperad­a para muchas familias sirias que algunas –como ha denunciado Altan Tan, diputado del partido en la oposición, el Republican­o del Pueblo (CHP)– se ven forzadas a alquilar a sus hijos como mendigos a las mafias locales.

Asimismo, Ankara calcula que un gasto adicional es el derivado de la terapia especial que requieren unos 72.000 refugiados sirios para poder recuperars­e de las experienci­as altamente traumática­s que han vivido.

En todo caso, el gran premio de la negociació­n de ayer en Bruselas es para Ankara garantizar que los ciudadanos turcos podrán viajar a partir de julio sin necesidad de visado, algo que llevan muchos años reclamando.

No tan fácil será previsible­mente la mejora en el proceso de adhesión de Turquía a la UE, debido sobre todo a la deriva autoritari­a de Erdogan. Sólo tres datos como botón de muestra: la manifestac­ión del día de la Mujer prevista para hoy en Estambul ha sido prohibida por el gobernador, las credencial­es de prensa de al menos tres correspons­ales alemanes peligran seriamente debido a su cobertura crítica y el centro de Diyarbakir lleva ya 98 días bajo el estado de emergencia.

Turquía necesita ampliar su actual dotación de 30 campos de refugiados con 300. 000 plazas

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