La herencia de Ramon Casas
POCOS creadores plásticos han reflejado su tiempo y sus gentes como lo hizo el pintor, dibujante y cartelista Ramon Casas, nacido hace 150 años, efeméride que la Generalitat se dispone a conmemorar con un amplio programa de actos presentado ayer. Casas retrató a la clase artística e intelectual, también a la burguesía. Dejó constancia de acontecimientos públicos característicos de su tiempo, que fue cambiante y agitado; por ejemplo, los recogidos en telas como Garrote vil, La carga o Corpus. Sin olvidar imágenes de la vida acomodada como, pongamos por caso, en Las regatas. Por todo ello, además de ser un pintor muy destacado de la corriente modernista, a menudo se le ha calificado como cronista social, es decir, como una persona muy observadora, muy atenta a su entorno, poseedora de una técnica y un dominio de su oficio sobresalientes.
La conmemoración del 150.º aniversario del nacimiento de Casas, además de un homenaje debido, es una muy adecuada ocasión para devolverle al primer plano de la actualidad. A ello contribuye sobremanera el hecho de que este artista dejara la mayor parte de su producción en Catalunya, lo que la convierte en el lugar idóneo para satisfacer a todos aquellos que quieran conocer lo esencial de su obra.
El año de Ramon Casas se desarrollará en distintos espacios. Las principales exposiciones que se dedicarán a su obra tendrán lugar en el Museu del Modernisme, el Cercle del Liceu (que ampliará su habitual colección permanente de Casas y la abrirá al público), los museos de Sitges (localidad a la que Casas estuvo estrechamente vinculado) o el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Pero el ámbito museístico será sólo uno de los varios que contribuirán a revitalizar la memoria de Ramon Casas entre los ciudadanos, porque habrá rutas Casas también por Sitges, por Tamarit o por Sant Benet de Bages, que fueron algunos de los escenarios vitales más queridos del pintor. Y habrá además nuevas ediciones, estudios y espectáculos, todos ellos con un fin común: ampliar el conocimiento de este singular pintor.
Algunos creadores dejan una huella indeleble en la historia del arte al revolucionarlo o expandir sus horizontes de modo decisivo. Otros, además de eso, saben estimular la empatía popular con su obra. Ramon Casas es un perfecto ejemplo de lo dicho, un artista plenamente entregado a su labor y, al tiempo, apreciado por amplias capas de la sociedad. Por ello fue uno de los autores favoritos de su época. Y por eso es pertinente ahora, y en todo momento, su recuperación.