Una ciudad de Alaska importa nieve para hacer una carrera de trineos
A los responsables del servicio ferroviario de Alaska les ha cogido con el paso cambiado.
Por lo general, explicó Tim Sullivan, portavoz de la compañía, sus convoyes de carga movían la nieve de Ancorage para sacarla. Había que aligerar las zonas con exceso de acumulación.
Este año, sin embargo, han tenido que hacer el camino a la inversa. Se han visto obligados a llenar siete trenes, con composiciones de otros tantos vagones, para mitigar la falta de nieve. Sólo de esta manera han podido neutralizar la amenaza que recaía sobre el inicio de la celebración de la Iditarod, la tradicional carrera de trineos tirados por recuas de perros. Tiempos de calentamiento global. Estaban todos, los humanos y los perros.,listos para la acción. Faltaba el elemento clave, el que aporta la naturaleza y que marca la prueba.
El invierno es diferente. Esta temporada –en el periodo comprendido entre noviembre y enero–, se ha registrado una estación que figura entre las seis más cálidas desde 1925. De estas seis, las tres últimas se han producido encadenadas, lo que ha agravado la situación en este núcleo.
Anchorage ha registrado su cuarto febrero más caluroso, una media de un grado bajo cero, cerca de unos diez por debajo de las temperaturas habituales. La nieve ha sido más que escasa.
Durante la madrugada del sábado tuvieron que descargar los trenes, procedentes de Fairbanks, por el recorrido trazado en la ciudad más poblada de este estado. De esta manera se garantizó el desfile inicial y punto de partida de esta experiencia en la que participan 85 equipos.
Pero la escasez de nieve propi- ció que este desfile por las calles, más de exhibición y de admiración hacia sus protagonistas, se recortara de los 17,7 kilómetros habituales a sólo 4,8.
En realidad, la salida oficial se produjo este domingo en Willow, a unos 70 kilómetros al norte de Anchogare. El recorrido por el interior está garantizado. Ahí no falta nieve, después de buenas precipitaciones en noviembre y diciembre. El trayecto se prolonga unos 1.500 kilómetros hasta Nome, una de las ciudades de la fiebre del oro. Se supone que el ganador llegará ahí en nueve días.
Según los historiadores, la carrera toma el nombre del río Iditarod, cuyo significado en el lenguaje indígena es “lugar distante”. La competición se inspira en un evento de 1925. Un perro llamado Balto desafío el temporal para llevar medicación a Nome durante una epidemia de difteria.
Por difícil que fuera, los expertos dicen que los perros sufren más ahora. No están acostumbrados a tanto calor y se deshidratan.
Balto tiene estatua en Nueva York, en Central Park.