Algoritmos para la piel
Genocosmetics ha invertido 1,1 millones en una marca de cosmética genética
“A partir de un análisis de la saliva, se puede evaluar la distancia entre la edad genética y la edad aparente de una persona (que no son iguales a la edad cronológica). Y entonces, a través de un algoritmo que hemos desarrollado, asignar el tratamiento cosmético más adecuado”, explica Miguel Ángel Herranz, cofundador y consejero delegado de Genocosmetics, creada en el 2012 en el marco de la tendencia del estudio genético enfocado al bienestar y la personalización de la cosmética. Aseguran que hay cinco empresas que ahora ofrecen estos servicios, y dos son catalanas: Genocosmetics y OneGen (del grupo Primadem-Lipotrue), y otras americana, británica y suiza.
Herranz realizó su trayectoria profesional en gran consumo, y en los últimos años se orientó a la gestión en biotecnología. Así conoció al empresario Jordi Naval y, junto al dermatólogo Vicente Usero, empezaron a desarrollar el proyecto. “Llevamos 1,1 millones invertidos”, y añade que la firma tiene dos solicitudes de patentes en EE.UU. sobre el software propio que determina qué y cómo analizar la piel y qué tratamiento asignar. La empresa, que emplea a 6 personas en Barcelona, está asociada con el Centre de Ciències Òmiques (URV) de Reus, que aporta el laboratorio, y tiene 56 formulaciones, que fabrica un proveedor, para tratar nueve variables críticas de envejecimiento (oxidación, sensibilidad, elasticidad, fotosensibilidad...). La marca, Genoxage, salió al mercado en el 2015. Genocosmetics tiene unos 200 médicos estéticos asociados en España. “Y ya hemos abierto en Holanda y Bélgica”. Este año prevé facturar 800.000 euros, y prepara una ronda para que el 2017 sea el año del crecimiento y facturar 1,5 millones. “Cuando la genética cuaje en la cosmética, acabarán entrando todas las compañías”, augura.