Espejito, espejito
El espejo que mide la belleza es un invento de los cuentos infantiles que ya ha abandonado la ciencia ficción para buscar utilidades en el mundo real. En eso está Draco Systems, la ingeniería de desarrollo electrónico creada en Santa Perpètua en el 2004, que participa junto a otras diez empresas y centros de investigación europeos, liderados por el Consiglio Nazionale delle Ricerche italiano, en el proyecto Semeoticons financiado por la UE. Han desarrollado un espejo inteligente que será un asistente personal de la salud. “Cuando te miras en el espejo, analiza parámetros en la cara y busca correlaciones para determinar el grado de bienestar”, explica Meritxell Gimeno, socia de Draco, que ha integrado los componentes para que el espejo sea utilizable en casas, gimnasios o farmacias.
Semeoticons tiene un presupuesto de más de 5 millones, y está en fase de transferencia tecnológica: busca un socio para su industrialización y puesta en el mercado. Están hablando con Sharp; pero los rumores sobre la situación financiera de la japonesa, o su posible compra por parte de la china Foxconn, les tienen en ascuas. Google, Panasonic o Samsung también han abordado los espejos inteligentes, para cosmética, ocio o automoción; tampoco están en fase comercial.
A la bruja de Blancanieves el espejito le causó un gran disgusto, pero eso era un cuento. La tecnología nos tendrá que convencer ahora para tenerlo en casa.
El proyecto europeo de Draco busca socio, pendiente de Sharp