Frederic Amat suaviza su reforma para el Liceu
Los grupos municipales están conformes con la intervención, que busca el consenso
Frederic Amat ha reformulado su propuesta de intervención en las fachadas del Liceu –una nueva piel decorada con 169 anillos, la edad del teatro– en busca de lograr el máximo consenso y mejorar el diálogo entre su obra y la arquitectura del edificio y el entorno urbano.
Los anillos –de cerámica esmaltada y reversibles– son el elemento fundamental del proyecto. Representan el círculo que expuso Vitruvio en Los diez libros de arquitectura, como el trazado ideal de un teatro: tres cuartas partes del círculo simbolizan el público (la forma de herradura del Liceu) y la restante, el escenario. En el nuevo proyecto, el artista reduce el impacto visual y la densidad de los circulos: hay más en la fachada que da a las oficinas de la Rambla y menos en la que mira a la estrecha calle de Sant Pau. También reduce el tamaño: de 115 centímetros de diámetro pasan ahora a 98. En la fachada histórica de la Rambla se mantiene su número de círculos, aunque sobresalen menos, están más insertados.
Frederic Amat presentó su reforma a los miembros del Consell Assessor d’Art Públic del Ayuntamiento de Barcelona, una comisión que reúne a técnicos municipales y arquitectos e historiadores de arte (entre ellos, los directores del Macba y del Museu Marés), presidida por el teniente de alcalde Jaume Asens. La comisión aplazó su dictamen. “La intención es que la decisión se adopte con calma para sopesar sin prisas los pros y los contras”, dijo un portavoz del Ayuntamiento.
El dictamen de la comisión no es vinculante. En cuanto se emita, el proyecto será estudiado por la Comissió Territorial de Patrimoni, compuesta por técnicos del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat. La comisión es decisoria. En caso de empate, decide la Generalitat. La Conselleria de Cultura. Su titular, Santi Vila, se ha manifestado a favor del proyecto de Amat, aunque prefiere que se adopte por consenso. También busca el consenso el director del Liceu, Roger Guasch, quien ha pedido que la propuesta de Amat sea valorada “en toda su dimensión, también la vertiente social, pues contribuirá a mejorar el en- torno del barrio y unir la Rambla de les Flors con la del Raval”. Guasch dijo que el proyecto sólo seguirá adelante “si existe consenso por parte de las dos administraciones implicadas: Generalitat y Ayuntamiento”.
Fuentes del Liceu prevén que el expediente quede resuelto en abril y mantienen su esperanza, después que en diciembre el Departament de Patrimoni Arquitectònic, Històric i Artístic del Ayuntamiento estimara que la intervención artística de Amat “no se ajusta al plan especial de protección del patrimonio” y solicitaba “estudiarla más a fondo”. En eso siguen.
Los grupos de CiU, C’s, ERC, PSC y PP en el Ayuntamiento de Barcelona lo tienen más claro, según la agencia Europa Press. El líder municipal de CiU, Xavier Trias, resaltó que las propuestas artísticas siempre son discutibles, pero que él defiende un proyecto que considera que dará una mejor imagen al Liceu, y ha animado a seguir trabajando para abrirse al barrio.
“Creo que esto quedará mejor, pero no exageremos. Lo que puede ayudar mucho al Liceu es que se abra al barrio, pero no será sólo porque se mejore la fachada; llamará la atención, pero lo importante es que se abra a la gente del barrio y la ciudad, y ya está haciendo esfuerzos en este sentido”, reflexionó el exalcalde.
La líder de C’s en el Ayuntamiento, Carina Mejías, defendió que la reforma de la fachada representará un impulso para el Liceu porque “le dará mucho más protagonismo en la Rambla”, ya que considera que actualmente puede pasar algo desapercibido. “La propuesta es provocadora y, como no soy experta en arte, no diría si es buena o no, pero pienso que generará debate público, que es lo que debe generar el arte, y estoy segura de que hará al Liceu mucho más protagonista de la Rambla de lo que ha sido hasta ahora”.
La nueva propuesta reduce el impacto visual y la densidad de la intervención
El republicano Alfred Bosch, defendió que se debe “fomentar la preservación del patrimonio, pero también la innovación artística y la participación de los vecinos implicados”, y resaltó que los políticos no son artistas ni técnicos de patrimonio. “Si los técnicos dicen que la fórmula que presentan desde el Liceu es correcta, creeremos a los técnicos. Si los artistas dicen que la fórmula es innovadora y buena para la ciudad, daremos libertad de expresión a los artistas, faltaría más, y si los vecinos aceptan la propuesta, nosotros también la aceptaremos”, ha resaltado.
Por su lado, el concejal socialista Daniel Mòdol considera que
“Habrá una segunda reunión; se ha de adoptar la decisión con calma y sin prisas”
la propuesta abre un debate acerca de cómo intervenir sobre edificios protegidos y de valor patrimonial, y avisa de que “se está focalizando excesivamente en la intervención del artista cuando es un proyecto que incluye factores interesantes, como las intervenciones que se harán en la planta baja para me- jorar la relación del equipamiento con el entorno”. “Esta intervención no sólo consiste en colocar unas anillas en la fachada”, dice Mòdol, que señala que incluye aspectos urbanísticos más importantes y que es más interesante abordar la transformación del espacio público de la Rambla que no el debate pura- mente estético de la fachada.
El presidente popular municipal, Alberto Fernández, manifiesta que el proyecto debe mejorar la fachada y también la conexión del equipamiento con la Rambla y el barrio, aunque discrepa de la estética de la propuesta artística. “Lo que cuestiono son los aros previstos en la fa- chada. Sobre gustos no hay nada escrito, pero no me gustan los aros, y algunos barceloneses calificarían la fachada como la casa de los ‘piercings’”, ha afirmado.
Frederic Amat no quiso valorar la situación de impasse de su proyecto. En sus propuestas artísticas no parte de esquemas inamovibles, sino que está abierto a su evolución, en el más puro espíritu alentado por Joan Brossa. Los cambios introducidos en el proyecto fueron hechos tras conver- sar con los arquitectos del Liceu Xavier Fabré y Lluís Dilme y tras un ejercicio de diálogo entre su obra de arte y la arquitectura del edificio. El proyecto, cuya instalación sería reversible, está financiado con casi 300.000 euros por el coleccionista de arte Josep Sunyol.
Si se aprueba el proyecto, Frederic Amat trabajaría con el ceramista Toni Cumella (con quien trabajó en la instalación de las lágrimas del teatro Lliure de Gràcia). Los círculos rojos y negro insertos en las dos fachadas no sólo dialogan con el interior del teatro, sino que provocan un juego de luz y sombras, según las horas del día y la posición del sol.
“Sólo seguirá adelante si existe consenso entre la Generalitat y el Ayuntamiento” La última palabra la tiene la Comissió Territorial de Patrimoni Cultural