Audax Mabulla
ARQUEÓLOGO TANZANO
El arqueólogo Audax Mabulla, director general de museos de Tanzania y autoridad mundial en evolución humana, asistió ayer en el CosmoCaixa de Barcelona a la presentación de la muestra La cuna de la humanidad.
No hay un gesto simple que exprese de forma tan genuina el inicio de la conquista del planeta como el del día que un simio bajó distraídamente del árbol y se irguió. Hasta Alfonso Cuarón eligió para cerrar la metafórica Gravity (2013) a un homínido irguiéndose, expresión concentrada de cientos de miles de años de evolución. Y eso ocurrió en Tanzania, en la garganta de Olduvai, donde unos primates dejaron de ser arborícolas y se alzaron sobre sus patas traseras. La exposición La cuna de la humanidad, que puede verse desde ayer en el CosmoCaixa, exhibe un total de doscientas piezas –fósiles y reproducciones– procedentes de varios yacimientos de Tanzania, en concre- to, de la garganta de Olduvai, escenario clave para entender la evolución humana, en un viaje que se remonta a cuatro millones de años. Pues fue allí donde las condiciones de clima y paisaje propiciaron ese momento azaroso y determinante. El arqueólogo y comisario de la exposición, Manuel Domínguez-Rodrigo, asegura que lo que ahora se muestra en CosmoCaixa es fruto de más de 20 años de un trabajo, con el que han contribuido a descubrimientos muy importantes para determinar el origen del hombre, en un “momento privilegiado”. Los fondos pertenecen al Museo Nacional de Tanzania, cuyo director de patrimonio histórico, Audax Mabulla, asistió a la inauguración de la muestra. Junto al arqueólogo Enrique Baquedano, también comisario de la exposición, Domínguez-Rodrigo ha dividido la exposición en cuatro ámbitos, alusivos a sucesivos homínidos, que son el hilo conductor del discurso expositivo, del australopiteco y el Homo habilis hasta el
Homo erectus y el Homo sapiens arcaico. La muestra reúne, además de restos fósiles de nuestros ancestros, piezas originales de herramientas y animales hoy extintos que convivieron con ellos. A modo de testimonio de la con- dición bípeda de estos antecesores, hace ya 3,6 millones de años, los comisarios han resaltado dos piezas: la recreación de Lucy, la primera australopiteco, y las huellas (bípedas) de Laetoli (Tanzania), descubiertas en 1978 por Mary Leakey, también presentes en la exposición. “Esas pisadas son una instantánea sobre el paso del tiempo, fosilizadas debido a la erupción de un volcán”, explicó Baquedano, que también ha indicó la importancia de los restos de rinocerontes, antílopes, gacelas y algunos animales hoy desaparecidos, parte integrante de la dieta de aquellos homínidos.
Sin embargo, la pieza estrella de la exposición son los fósiles originales descubiertos en 2010 del primer Paranthropus boisei, restos del esqueleto que para Manuel Domínguez-Rodrigo pertenece a “los últimos representantes de los antepasados que aún trepaban a los árboles hace 1,3 millones de años”. Para dar contexto, “los paisajes actuales de Tanzania sirven como símil del ecosistema existente hace cuatro millones de años, sobre todo en cuanto a la vegetación” y la exposición los recrea en ilustraciones científicas del artista paleontológico Mauricio Antón. Además de fósiles emblemáticos, como el chico de Turkana y el niño de Tuang, o recreaciones que ilustran el recorrido por la geología del Gran Valle del Rift, también se proyecta un documental realizado por el cineasta Javier Trueba sobre el trabajo de los arqueólogos y los hallazgos paleontológicos de la exposición.
La exposición se estructura en torno a los distintos homínidos, del austropiteco al sapiens De humanos a animales extintos, los materiales proceden del museo nacional de Tanzania