El patriarca blanquiazul
Abraham, héroe ante el Rayo, es la pieza que le faltaba al sistema del Espanyol.
“Tómate un mate, que hoy vas a marcar”. La invitación de Hernán Pérez a Abraham –ocupan taquillas contiguas– poco antes del Espanyol-Rayo del lunes además de resultar profética no hacía sino incidir en el peso que está adquiriendo el centrocampista de Cornellà en su equipo después de dos temporadas sin encontrar su sitio. Ju- gador de refresco y hombre de banda con Javier Aguirre, Abraham fue directamente condenado al ostracismo por Sergio González después de que desaprovechase las escasas y complicadas oportunidades que le ofreció. En esta recta final de Liga, sin embargo, el jugador se ha convertido en una pieza fundamental cuando Galca renunció a practicar un juego vistoso para reforzar al equipo desde atrás. Ahí estaba Abraham, uno de los héroes de El Molinón y un hombre fundamental en los decisivos duelos que el Espanyol ha ganado ante el Deportivo y el Rayo. En todos esos partidos es, junto a Víctor Sánchez, el españolista que ha recorrido más kilómetros. El lunes, además, contribuyó a la victoria con su segundo gol con la camiseta blanquiazul.
“Personalmente me beneficia este sistema porque me permite jugar, pero también es cierto que al equipo le beneficia, porque somos más sólidos y los de adelante llegan más frescos al ataque –reflexiona el propio jugador–. Me ha venido muy bien que haya llegado Galca, le estoy muy agradecido. Esto sirve además para demostrar que nunca debes arrojar la toalla, he trabajado mucho en la sombra y he conseguido obtener la mejor recompensa”.