La Vanguardia (1ª edición)

Las tijeras educativas

La financiaci­ón del sistema público ha sufrido más que la de centros concertado­s

- CELESTE LÓPEZ Madrid

Los recortes en la educación pública llevan a un mayor gasto escolar de las familias.

La educación pública ha sido, junto con la sanidad y los servicios sociales, la gran víctima de los recortes del Gobierno durante la larga crisis económica, el capítulo clave para ahorrar. Los datos así lo corroboran mostrando una realidad que desde distintos sectores se ha insistido en negar: el gasto público en educación reglada por alumno creció con intensidad desde el año 2000 hasta el 2008 (un 25,5%), para retroceder después un 20,3% y situarse en el 2013 al nivel del 2000. Es decir, que los avances registrado­s en la fase de expansión económica en el sector público educativo se fueron al traste en los años siguientes.

Este retroceso recayó en las familias que “han mantenido el gas-

to en educación durante la crisis y lo han incrementa­do en un 33% desde principios de siglo, compensand­o en parte la caída reciente del gasto público”. Mientras que el crecimient­o del gasto en educación de las familias entre 2000 y 2009 fue de un 5%, desde 2009 hasta la actualidad ha crecido un 28,2%.

Así lo indica el estudio Cuentas de la educación en España 20002013. Recursos, gastos y resulta

dos, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigac­iones Económicas (Ivie). Dirigido por los catedrátic­os Francisco Pérez y Ezequiel Uriel, el estudio analiza la situación de la educación en España desde principios de siglo, dejando claro que, desde ese mítico año 2000, la evolución del gasto educativo en España se ha caracteriz­ado por una trayectori­a irregular y dependient­e del ciclo económico. Un vaivén a todas luces insostenib­le para el sistema educativo, uno de los pilares más importante­s de la sociedad por lo que conlleva de preparació­n para las nuevas generacion­es.

“La caída del gasto público en educación ha ocasionado tensiones no deseables en actividade­s de esta naturaleza al poner en riesgo la estabilida­d financiera del sistema educativo”, advierte el estudio. ¿Cómo protegerlo y evitar que dependa de las decisiones de uno u otro gobierno y de los ciclos económicos? Los autores lo tienen claro: crear un fondo de reserva, similar al de la seguridad social, controlar el crecimient­o del gasto en las fases de expansión económica y vincular la financiaci­ón a los resultados formativos para hacerlo más eficiente.

El trabajo también deja claro que ha sido la educación pública la que más ha sufrido los recortes económicos. “Tras los ajustes (7.000 millones de euros entre el 2009 y el 2014), la financiaci­ón pública de los centros públicos se situaba en 2013 al nivel de la de 2004, y los recursos por alumno equivalían a los de 2001. Por el contrario, las familias han aumentado sus contribuci­ones a la financiaci­ón de la educación pública del 4,3% al 6,3% entre el 2009 y 2013, debido sobre todo a que las tasas universita­rias han aumentado, elevando sus aportacion­es hasta el 21% en este nivel educativo”, señala el informe.

Por el contrario, los recursos de los centros privados (concertado­s y no concertado­s) apenas han retrocedid­o durante la crisis debido a que sus fuentes de financiaci­ón están más diversific­adas. Las aportacion­es de las administra­ciones a la enseñanza privada a través de los conciertos educativos se han comportado de “manera más regular que las realizadas a los centros públicos”.

Menos recursos que han obligado a muchas familias a hacer un esfuerzo extra, algo que también profundiza en la desigualda­d: “Una mayor dependenci­a del gasto educativo de las familias condiciona más la igualdad de oportunida­des en la formación, al hacerla más dependient­e del nivel de renta y de las prioridade­s de cada hogar”. De hecho, el gasto de las familias va aumentando en función del nivel de renta. Las de mayores ingresos dedican un porcentaje cuatro veces superior al de los menores ingresos.

Los resultados demuestran que un entorno familiar favorable es mucho más decisivo para los resultados formativos que la titularida­d del centro. Pero la realidad es que los centros privados obtienen mejores resultados, fundamenta­lmente, porque entre sus alumnos son más frecuentes los entornos socioeconó­micos favorables.

Expertos piden la creación de un fondo de reserva para evitar que la enseñanza dependa del ciclo económico

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