La Vanguardia (1ª edición)

Un año de prisión para un encargado que vejó a una cajera por ser lesbiana

- TONI MUÑOZ Barcelona

La Audiencia de Barcelona ha confirmado la condena de 14 meses de prisión para el encargado de un supermerca­do de Barcelona que dio un trato vejatorio a una cajera por ser lesbiana. Los hechos se remontan a entre noviembre del 2009 y marzo del 2010. Según la sentencia, el acu- sado, que entonces tenía 35 años, actuó “movido por el desprecio que le provocaba esa concreta orientació­n sexual” dirigiéndo­se a la afectada con un trato despectivo incluso delante de clientes que han podido ratificar los insultos. En diversas ocasiones se refirió a la afectada como “lesbiana de mierda, te voy a hacer la vida imposible, la gente como tú me da asco, te voy a echar a la puta calle”. Además, en diversas ocasiones el desprecio iba más allá del insulto y el acusado, que era el superior jerárquico de la víctima, le arrojaba el cambio de forma despectiva cuando ella solicitaba monedas para cuadrar la caja.

Una clienta presenció una de estas escenas y declaró ante el juzgado que el encargado “le tira- ba las monedas de manera absurda” y oyó cómo le gritaba “estoy harto de ti, puta lesbiana, te voy a echar a la puta calle”.

El acusado acabó despidiend­o a la trabajador­a, según el escrito, alegando que “le daba asco trabajar con ella y que no quería una lesbiana en su tienda”. La versión del acusado fue que nunca tuvo reticencia­s porque fuera homosexual, sino que la despidió porque iba a reincorpor­arse una empleada que estaba de baja maternal. Luego cambió de versión y explicó que la echó porque no trataba bien a los clientes, un hecho del que no consta prueba al- guna. La afectada relató que la reacción del encargado se debió a que el primer día de trabajo intentó ligar con ella, pero que le rechazó respondién­dole que le gustaban las mujeres.

Durante el tiempo en que sucedieron los hechos la víctima padeció ansiedad, insomnio y sufrimient­o emocional, por lo que tuvo que recibir medicación.

Ante la falta de antecedent­es todo apunta a que el encargado no pisará la cárcel, aunque se está a la espera de que haga efectiva la indemnizac­ión de 5.000 euros que debe pagar a su exempleada por el daño moral causado.

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