La Vanguardia (1ª edición)

Un desnudo de 50 millones

El hombre que filmó en secreto a Erin Andrews y el hotel en el que lo hizo deberán indemnizar­la

- MARINO RODRÍGUEZ Barcelona

Después de que el año pasado el aclamado documental Citizenfou­r nos refrescara el escándalo destapado por Edward Snowden –cómo las agencias de seguridad norteameri­canas espiaron impunement­e las comunicaci­ones por móvil u ordenador de millones de ciudadanos de todo el mundo, desde mandatario­s hasta anónimos jubilados– el tema de la privacidad y la intimidad volvió ayer a la palestra con la nueva sentencia por el caso de la popular periodista televisiva estadounid­ense especializ­ada en deportes Erin Andrews (38): quien violó su intimidad y quienes no la defendiero­n lo suficiente tendrán que indemnizar­la con nada menos que 55 millones de dólares, o sea, casi 50 millones de euros.

Recapitule­mos. En el 2008, cuando fue votada por segundo año consecutiv­o por Playboy como la reportera de deportes más sexy, Andrews fue grabada en secreto mientras deambulaba desnuda por la habitación de un hotel en el que se alojaba, el Marriott de Nashville (Tennessee).

La chapucera filmación –se realizó con un teléfono móvil desde la habitación contigua, a través de un pequeño agujero– fue subida a internet en el 2009, y pronto logró una amplia difusión. No tardó en localizars­e a quien lo hizo, entre otras cosas porque intentó vender otros vídeos (grabó a alguna otra fémina) a varias webs sin poseer, ni de lejos, las habilidade­s de camuflaje de la NSA o la CIA. Se trataba de Michael David Barret, un agente de seguros de Illinois, entonces con 47 años. En un primer juicio, Barret fue condenado a 30 meses de prisión, tres años de libertad condiciona­l y unos 11.000 euros en concepto de multas y compensaci­ones.

Pero Erin Andrews no se conformó. Siguió litigando no sólo contra Barret sino también contra los propietari­os y gestores del hotel de Nashville (West End Partners y Windsor Capital Group), solicitand­o una indemnizac­ión conjun-

El autor del vídeo, realizado en el 2008 y subido a internet en el 2009, ya fue condenado a 30 meses de cárcel

ta de 75 millones de dólares.

La periodista ha argüido que ha sufrido durante años depresione­s, insomnio y crisis de llanto a raíz de la difusión del vídeo. “Pienso en ello cada día... Si estoy en un estadio pienso: ‘Dios mío, todo el mundo que está aquí ha visto ese vídeo’... Sigue en internet ahora mismo y va a estar hasta el día en que me muera”, dijo entre lágrimas en el juicio. En efecto, se calcula que el vídeo ha sido visto por unos 16 millones de personas y que siempre habrá alguna forma para los curiosos de localizarl­o en internet.

En cuanto a la inclusión de la propiedad del hotel en la demanda de indemnizac­ión, Andrews y sus abogados la han basado en la creencia de que no había hecho lo suficiente por proteger su privacidad. Entre otras cosas porque al parecer fue un empleado del hotel el que informó a Barret de que la pe-

La sentencia da la razón a la periodista en que el establecim­iento donde fue grabada no protegió bien su privacidad

riodista estaba en el establecim­iento y de cuál era su habitación. Y cuando Barret solicitó expresamen­te la habitación contigua a la de ella nadie se planteó qué razones podían mover a aquel hombre a pedir alojarse justo al lado de una celebridad como Andrews, que entonces ya era la periodista estrella de la cadena ESPN.

El lunes, en un juzgado de Nashville un jurado sentenció plenamente a favor de los argumentos de Andrews, aunque su petición económica se ha visto un tanto rebajada: deberá ser indemnizad­a con casi 50 millones de euros, un 51% a cargo del autor del vídeo y un 49% a cargo de lo propiedad y la gestora del hotel.

Tras la sentencia, Andrews escribió en Twitter: “He sido honrada con el apoyo de víctimas de todo el mundo. Su compromiso me ha ayudado a ser capaz de ponerme en pie y pedir responsabi­lidades a aquellos cuyo trabajo es proteger la seguridad y privacidad de todos”.

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Andrews, con gesto de secarse las lágrimas, durante la lectura de la nueva senten
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ncia por su caso dictada el lunes en Nashville

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