‘Paranormal Community’
Vendo piso. Amplio, soleado, céntrico y bien comunicado. Finca típica del Eixample. No necesita reformas. Cocina y baño impecables. Precio negociable. Ideal para parejas con hijos, emprendedores con posibles, productores de programas tipo Bertín Osborne y similares, y partidos emergentes sin sede propia. Abstenerse agencias tributarias, especuladores turísticos, okupas a tiempo parcial y yayoflautas con problemas de movilidad (la finca no tiene ascensor)”.
Este es el anuncio que pensé colgar justo después de ver el último trabajo de investigación paranormal que nos ofreció el pasado domingo por la noche el impresionable Íker Jiménez en su cada vez más contaminante Nave del Misterio. Resulta que a los de Cuarto Milenio, no contentos con asustarnos cada semana con su consabida ración de conspiranoias a la carta, enigmas de baratillo, abducciones al por mayor y fenomenologías varias, se dedicaron en esta ocasión a contarnos las sobrenaturales penas de los inquilinos de un bloque de viviendas sevillano que, por lo visto y oído en el programa, no ganan para sustos.
Yo, hasta ese preciso momento, había creído que todos los ruidos de muebles arrastrados, niños corriendo a las tantas, aullidos, golpes en las paredes, portazos intempestivos y demás molestias medioambientales eran cosa de mi vecina de arriba, una tipa de lo más insoportable que acostumbra a jugar a las canicas cuando el resto de la comunidad intenta conciliar el sueño.
Pues al final va a ser que no. Según Íker y su voluntarioso equipo de cazafantasmas a tiempo parcial, todas esas tocadas de narices podrían tener su origen (que no su explicación, y aún menos su solución) en alguna mandanga de tipo paranormal. De ahí que me urja tanto vender el piso y mudarme cuanto antes a otro edifi- cio que, a poder ser, no esté construido ni con pladur ni sobre un antiguo cementerio indio.
A lo mejor me estoy precipitando y la cosa no es para tanto (aunque la tipa de arriba sí lo sea), pero es que después de escuchar tanto a Íker anunciando que iba a ofrecernos un auténtico “hito en el mundo del misterio”, como a su sobreactuado locutor diciendo eso de que “nos topamos cara a cara con el infierno que viven los vecinos”, a mí al menos se me han quitado de golpe las ganas de acudir a la próxima reunión extraordinaria de la comunidad de propietarios para discutir, además de lo de los bajantes y el ascensor, cuántos votos son necesarios para poder encargarles oficialmente a los cuarto mil en aristas Nacho Ares y Clara Ta hoces que nos resuelvan tan incómoda papeleta con sus cámaras de visión nocturna, sus grabadoras a prueba de duendes y sus selfies a lo Paranormal Activity.
No sé, tengo que hablarlo antes con mi administrador, no vaya a ser que a algún vecino de natural agarrao se le ocurra pedirle un presupuesto algo más económico y ajustado a, por ejemplo, el añorado Santiago Vázquez, el defenestradísimo excolaborador (y ahora libre competidor) del propio Íker Jiménez. Y es que por ahí sí que no paso, que ya se sabe que en esto de los exorcismos a domicilio lo barato siempre termina costándote caro.
Este domingo ‘Cuarto Milenio’ se dedicó a contar las penas sobrenaturales de los inquilinos de un bloque de viviendas sevillano