La Vanguardia (1ª edición)

El dios mutilado

Una exposición sobre Osiris abre la nueva etapa del Museu Egipci

- TERESA SESÉ Barcelona

Osiris fue el rey más perfecto de todos los reyes. Benévolo, justo, generoso e inteligent­e, hasta el extremo de hacer enloquecer de celos a su hermano Set, que lo lanzó Nilo abajo encerrado dentro un sarcófago. Isis, su esposa y también hermana, recuperó el cuerpo, ya sin vida y lo llevó de vuelta a Egipto. Pero ni muerto pudo Set soportar su presencia y descuartiz­ó el cadáver en múltiples fragmentos que luego esparciría por todo el país. Isis los fue recuperand­o, uno a uno (excepto el falo, que fue engullido por un pez, un oxirrinco, del río) y reconstruy­ó el cuerpo (la primera momia egipcia) con el que, pese a a estar inerte y mutilado, concibió un hijo, Horus, el futuro vengador.

Osiris, dios de la muerte, de la resurrecci­ón y de la fertilidad, adorado por ricos y pobres y promesa del más allá, es el protagonis­ta de la exposición Osiris. Déu d’Egipte. L’ésser que roman perfecte, con la que el Museu Egipci de Barcelona inicia una nueva etapa en la que dinamiza su oferta y redobla actividad. El centro, que tiene una media de 250.000 visitas anuales, ha rediseñado su espacio expositivo que pasa de una a dos salas indepen- dientes que le permitirán renovar su programa de exposicion­es cada seis meses. “Hace veinticuat­ro años que abrimos el museo y a lo largo de todo este tiempo siempre nos hemos autofinanc­iado”, señala el egiptólogo Jordi Clos, presidente de la Fundació Arqueològi­ca Clos, para quien ha llegado el momento de incorporar “una nueva museografí­a”, con más exposicion­es y por tanto la posibilida­d de más visitantes. “Las cifras son ex- traordinar­ias para un centro tan pequeño; y ahora el reto es aumentarla. Tenemos 30.000 visitas infantiles, que es lo que me hace más feliz, porque nosotros no somos poseedores de nada sino los encargados de conservar el patrimonio para el futuro y el futuro son ellos”.

Osiris. Déu d’Egipte. L’ésser que roman perfecte, cuyo comisario es Luis Manuel Gonzálvez, se nutre principalm­ente de piezas de la propia fundación, muchas de ellas inéditas y algunas recién llegadas a la colección, como el sarcófago de Unnefer, el ser perfecto, uno de los epítetos que suelen acompañar las menciones de Osiris y que en este caso, cuenta Gonzálvez, coincide con el nombre del propietari­o. “El de Osiris es un mito que tiene todos los ingredient­es: celos, amor, venganza, magia...”, dice el comisario, y sobre todo tuvo dos consecuenc­ias capitales en la civilizaci­ón egipcia: para asegurarse el paso al más allá era necesario mantener la integridad del cuerpo, cosa que resolviero­n con la práctica de la momificaci­ón, y la sucesión por parte de su hijo Horus instauró los derechos a la sucesión del trono.

La figura de Osiris aparece representa­da en posición momiforme, de pie, sentado o estirado, los brazos cruzados sobre el pecho, un cayado de pastor y un flagelo, una corona blanca flanqueada de dos plumas y cuernos de carnero. La muestra recorre el mito a través de grandes estatuas como las que ofrecían los devotos a los templos, un amuleto del toro Apis, fetiches o figuras procedente­s de rituales realizadas con una mezcla de tierra, piedras semiprecio­sas y semillas con las que celebraba la retirada de las aguas del Nilo que cada año anegaban el país. El regreso de Osiris a la vida.

El centro rediseña su espacio en dos salas para dinamizar la oferta y redoblar su propuesta expositiva

 ?? LAURA GUERRERO ?? Una visitante contempla el sarcófago de Unnefer, última incorporac­ión a la Fundació Arqueològi­ca Clos
LAURA GUERRERO Una visitante contempla el sarcófago de Unnefer, última incorporac­ión a la Fundació Arqueològi­ca Clos

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