Tocar o comprender
Orquesta de Cámara de Munich + Alexei Volodin Dirección: Alexander Liebreich Lugar y fecha: Ibercamera. Palau de la Música (7/III/2016) Sin duda un concierto muy atractivo, tanto por la capacidad de convocatoria, un programa con el poco presente Mendelssohn y el complejo Concierto para piano n.º 2 de Beethoven. Pero también por la realización. La Orquesta de Cámara de Munich se mostró aquí convincente, asumiendo los lenguajes de Beethoven, y de Mendelssohn especialmente, de la mano de un director poco conocido pero muy solvente y de buen criterio estilístico. Una orquesta pequeña, clásica, de maderas a dos si era necesario, con trompas y trompetas naturales en coincidencia con el timbal, y una cuerda (6,5, 4,4, 2) desde el agudo hasta el bajo, con buena presencia y afinación. El Concierto para piano en si bemol mayor de Beethoven tuvo como solista al reiterado en estos ciclos, Alexei Volodin, que mostró una gran falta de comprensión en el discurso beethoveniano y poca ductilidad en el tratamiento del sonido.
En principio, y no es culpa suya, el piano moderno era demasiado brillante en timbre para la sonoridad más cálida de la orquesta; quizá un piano de los años 20-30 hubiese empastado mejor. El fraseo de Volodin sorprendía a veces con pasajes sin rubato, sin expresión, que parecían acelerados, pequeños motivos que exigen respirar y tomarse su tiempo y no cuadricular el discurso, al margen de poca variedad en el color. Técnicamente cuadraba, era el tempo versus el espíritu de la frase.
El resto del programa fue una maravilla de concierto, en el que la orquesta sí comprendió el espíritu, buenos acentos en Beethoven y un carácter muy logrado en Mendelssohn, con ductilidad en los temas, y buen ejercicio de dinámicas que ayudaban a la expresión en la Obertura Las Hébridas, y un juego admirable de tensiones, en particular en el Vivace de la Sinfonía Escocesa, así como la ondulación en el discurso del Adagio cantabile, y una comprensión del ritmo interior que brilló con agilidad y matices exquisitos.