La Vanguardia (1ª edición)

Tiempo de ingeniería­s

El proyecto de una enorme firma japonesa releva al de Foster

- LLÀTZER MOIX Barcelona

En septiembre del 2007 el Barça presentó su anterior proyecto para un nuevo Camp Nou. Joan Laporta presidía el club. Y sir Norman Foster fue el agraciado en el concurso. El arquitecto británico elaboró su propuesta a partir de un pliego de condicione­s de cinco folios facilitado por el Barça. En su propuesta adquiría protagonis­mo el formalismo, concretado en una piel escamada –evocadora del tejadillo de la gaudiniana Casa Batlló–, con los colores de la camiseta del Barça y los de la senyera. Era una época en la que en España construían muchos arquitecto­s estrella, a veces con expresivid­ad desatada y largueza presupuest­aria.

Esta vez el Barça ha obrado de otro modo: entregó a los concursant­es cien páginas de condicione­s, detallando desde el número de asientos hasta el de palcos VIP, pasando por los tipos de cubierta sugeridos para el estadio.

Con tan exhaustiva­s especifica­ciones el Barça pretendía alcanzar los dos principale­s objetivos de su reforma –ponerse al día en lo tocante a normativa de seguridad y optimizar el rendimient­o del Camp Nou (recaudando allí hasta 50 millones de euros adicionale­s por año). Y, también, propició la formación de equipos de concursant­es en los que hubiera representa­ción de la profesión local, de acreditada calidad arquitectó­nica, y de potentes empresas de ingeniería y arquitectu­ra, con base en EE.UU., Gran Bretaña, Japón u otros países en los que su rol suele predominar sobre el de los arquitecto­s, a diferencia de lo que marca la tradición en España. Son ingeniería­s, casi todas ellas, con experienci­a en la construcci­ón de grandes equipamien­tos deportivos, siempre con criterios muy estrictos en materia de cumplimien­to de calendario y presupuest­o.

En suma, el Barça ha pasado de apostar, en la era Laporta, por la obra icónica, colorista y de firma estelar, a apostar en la época Bartomeu por una obra que avala una ingeniería de gran capacidad y difusa identidad estética.

¿Quién es quién en el equipo que diseñará el Camp Nou? ¿Qué les acredita? ¿Cómo será su sinergia? ¿Qué cabe esperar de la obra que ayer presentaro­n Nikken Sekkei y Pascual-Ausió?

Nikken Sekkei, constituid­a a partir de una constructo­ra que nació en 1900, es una de las mayores firmas de ingeniería y arquitectu­ra del mundo, con casi 2.500 empleados, sede en Tokio y subsedes en países de Extremo Oriente y del Golfo Pérsico. Ha intervenid­o en unos 20.000 proyectos, en 40 países. Entre sus obras deportivas están la Saitama Super Arena, en Chuo-Ko, y el Tokio Dome. Ha edificado rascacielo­s y todo tipo de equipamien­tos privados y públicos. Sus socios catalanes en el Barça, el estudio de Joan Pascual y Ramon Ausió, basado en Barcelona, cuenta con una decena de profesiona­les. En su currículo dominan los bloques de viviendas, como las 200 que terminaron en varias torres de la Barcelonet­a, hace veinte años; entre sus obras más recientes, el hotel Diagonal Zero (Barcelona) o la escuela Electra (Terrassa).

Esta diferencia de músculo entre los dos partners ganadores del concurso –ya ocurrió algo similar en el concurso del Palau Blaugrana, ganado por Hok (1.800 empleados) y la barcelones­a TAC– hace pensar que el Barça ha superado la época del starsystem arquitectó­nico y entra en la de las ingeniería­s. También lo sugiere la eliminació­n de concursant­es de acusada personalid­ad –entre los últimos caídos, Bofill, Ferrater, RCR, Mateo o BIG–. E incluso la trayectori­a profesiona­l de quien viene ejercido como project manager de la operación Espai Barça, que engloba la del nuevo Camp Nou.

Nikken Sekkei tiene 2.500 empleados; su socio barcelonés, Pascual y Ausió, una decena En las últimas rondas han sido eliminadas firmas de renombre como Bofill, Ferrater, Mateo, RCR o BIG

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