Vuelve la guerra de la piscina
La exseleccionadora Anna Tarrés dispara contra Carpena, Mengual y Carbonell
“Estaba cantado”, aseguran en medios de la natación sincronizada respecto al fracaso de España en la clasificación para los JJ.OO. de Río. El actual equipo técnico de la Federación Española de Natación no ha sido capaz de llenar el vacío dejado por Anna Tarrés, despedida ásperamente en septiembre de 2012, una decisión que enturbió el agua de las piscinas y abrió un cisma entre las sirenas. “Tarrés es una crack, y como tal tiene este punto de locura y de genio”, explican conocedores de su trabajo. Ayer sacó el genio, y volvió a declarar la guerra con una formidable ofensiva dialéctica contra el presidente de la Federación, Fernando Carpena, o la estrella del equipo de sincronizada, Ona Carbonell. Gemma Mengual atribuyó las críticas de Tarrés a “su sentimiento de frustración, de rencor y de rabia”.
El campo de batalla quedó establecido en el aeropuerto de El Prat, donde aterrizaron Tarrés, haciendo el signo de la victoria por su éxito al frente de Ucrania en el preolímpico celebrado en Río de Janeiro, y más tarde la expedición española, cargando con la losa de la decepción. El equipo de Ucrania se adjudicó el primer puesto, en ausencia de las dos superpotencias, Rusia y China, y la coreografía española bajó a la séptima plaza mundial, fuera de los Juegos tres años y medio después de conquistar el bronce en Londres. España sólo acudirá a Río con el dúo formado por Ona Carbonell (25) y la veterana Gemma Mengual (38). “Me sabe mal por las nadadoras”, declaró Tarrés sin aparente ironía y reprochó el trabajo del cuerpo técnico. Previamente, en declaraciones a Onda Cero había arremetido contra el presidente de la Federación: “Su política ha sido un rotundo fracaso. No tiene capacidad de liderazgo para llevar a cabo una idea de qué es el deporte. Esto no es política, es entrenamiento, trabajo, es ser honesto, llevar tus capacidades al máximo para llevar a tu país a los JJ.OO. Él ha antepuesto a sus amigos, a su ego. Los que le seguían la cuerda estaban en los puestos altos, los que le poníamos alguna duda estamos donde estamos”. La feroz venganza de Tarrés comprende críticas al divismo de Carbonell y Mengual. “No entiendo cómo no se han dedicado a enseñar todo lo que han aprendido en lugar de lucirse ellas mismas”, dijo, y acusó a Carbonell de haberse borrado de la rutina del equipo con el consentimiento de los técnicos.
Y se produjo la réplica, no menos encarnizada, de las nadadoras con Mengual al frente: “Todos los comentarios que ha dicho (Tarrés) vienen movidos por este sentimiento de frustración, de rencor, de rabia. Me entran por un lado y me salen por el otro. Sus valores no coinciden con los míos. Me da igual lo que dice. Está saboreando
“Tarrés es una crack, y como tal tiene este punto de locura y de genio”; ayer sacó el genio
la venganza. Por eso lo dice, saca veneno”. Más conciliadora, Carbonell se limitó a defender su compromiso con el equipo. “Estamos aquí para construir y no para destruir –señaló–. Mi objetivo para construir es estar dentro del agua y competir al máximo nivel. Yo no me he borrado, acato las indicaciones del equipo técnico, como cualquier corrección de los entrenadores”. La seleccionadora, Esther Jaumà, celebró el “gran éxito” del dúo, pero admitió su frustración por el fiasco del equipo.