La Vanguardia (1ª edición)

La dirección de Podemos en Madrid se quiebra y pone a Iglesias en apuros

Dimiten en bloque nueve miembros de la ejecutiva madrileña por “el abandono” de la formación

- FERNANDO GARCÍA Madrid

Las divergenci­as en el consejo ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid se han convertido, con la dimisión en bloque de nueve de sus miembros, en un nuevo problema para Pablo Iglesias en plena guerra de nervios con el PSOE. Los dimisionar­ios se quejan del “aban- dono” de la presidenci­a de la formación en Madrid y se suman al adiós del secretario de organizaci­ón. Aunque se trata de un sector próximo a Íñigo Errejón, este zanjó cualquier debate sobre discrepanc­ias con Iglesias, quien avala al presidente en Madrid.

La dimisión en bloque de nueve de los 31 miembros del consejo ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid puso ayer a la formación autonómica al borde del abismo al tiempo que colocó a la cúpula estatal en una comprometi­da situación, dado el delicado momento político de las negociacio­nes para la investidur­a. La masiva marcha de dirigentes madrileños venía a secundar la aparatosa renuncia de su secretario de organizaci­ón, Emilio Delgado, que el lunes dio el portazo por su descontent­o con la “paralizant­e” gestión del secretario general y cofundador del partido, Luis Alegre, hombre próximo a Pablo Iglesias.

Según fuentes de Podemos-Madrid, la grave crisis interna tiene su origen, efectivame­nte, en el “abandono” y pasividad que buena parte de la dirección madrileña venía atribuyend­o a Alegre; sobre todo desde que éste decidió seguir con sus clases como profesor de Filosofía en la Complutens­e por supuestos problemas para obtener la excedencia, lo cual le habría llevado a descuidar parcialmen­te sus tareas orgánicas en Podemos.

Al mismo tiempo, el consejo ciudadano autonómico, máximo órgano entre congresos, había perdido protagonis­mo dentro de la escena regional en beneficio del grupo parlamenta­rio de Podemos en la Asamblea de Madrid, que tiene hilo directo con la cúpula estatal. El consejo ciudadano de Madrid padecía además de una división en origen entre integrante­s o exmiembros de Izquierda Anticapita­lista (IA) y podemistas sin más: una circunstan­cia que desde un principio alimentó las disputas internas sobre la orientació­n política de la gestión. Todos esos factores habrían confluido hasta provocar la explosión de Delgado –a quien sus compañeros describen como hombre “temperamen­tal”– y la ulterior marcha, ayer, de todos los suyos en la dirección autonómica.

Los cesantes atribuyero­n su decisión a “la deriva del consejo ciudadano en los últimos meses” y a la “precipitac­ión de los últimos acontecimi­entos”, en alusión a la renuncia de Delgado, quien por su parte adujo que veía “imposible” realizar su labor, dada la “paralizant­e ausencia de dirección del órgano autonómico”.

En el escrito que hicieron público al dimitir, los ya exdirigent­es madrileños vaticinaro­n que “algunos intentarán utilizar este acto y nuestras palabras para hablar de división en Podemos” cuando lo único cierto, subrayaron, es que la suya es una organizaci­ón democrátic­a y plural donde “toda discrepanc­ia entre compañeros es pública y perfectame­nte normal”. En la misma línea, el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, publicó un tuit con el siguiente texto: “Malas noticias para los que buscan excusas para la gran coalición de la restauraci­ón: con Pablo Iglesias, hombro con hombro”.

Fuentes oficialist­as del partido de los círculos en la comunidad descartaro­n que la fuga de un tercio de la dirección fuera a doblegar y hacer renunciar a Alegre. Las misma fuentes mostraron gran enojo con los dimisionar­ios: “Lo que han hecho es irresponsa­ble”, indicaron. “Ni las formas –notas en las redes sociales– ni mucho menos el momento político –las conversaci­ones en torno a la investidur­a– son sido los adecuados”, añadieron.

Por si fuera poco, la corriente anticapita­lista del partido, es decir el sector procedente de los anticapita­listas, pidió a Iglesias que abandone su “estéril” emplazamie­nto a Sánchez para formar una coalición de gobierno y empiece ya a “prepararse para unas nuevas elecciones”.

La crisis de Podemos en la Comunidad de Madrid se suma a las abiertas en los últimos casos –algunas ya en vías de solución– en sus divisiones o sus confluenci­as con otras fuerzas en Catalunya, País Vasco, Galicia, La Rioja y Cantabria.

Los dimisionar­ios señalan su descontent­o con el líder regional y niegan una división en la cúpula estatal

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PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP Errejón e Iglesias, en la segunda sesión de la fallida investidur­a de Sánchez

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