La dirección de Podemos en Madrid se quiebra y pone a Iglesias en apuros
Dimiten en bloque nueve miembros de la ejecutiva madrileña por “el abandono” de la formación
Las divergencias en el consejo ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid se han convertido, con la dimisión en bloque de nueve de sus miembros, en un nuevo problema para Pablo Iglesias en plena guerra de nervios con el PSOE. Los dimisionarios se quejan del “aban- dono” de la presidencia de la formación en Madrid y se suman al adiós del secretario de organización. Aunque se trata de un sector próximo a Íñigo Errejón, este zanjó cualquier debate sobre discrepancias con Iglesias, quien avala al presidente en Madrid.
La dimisión en bloque de nueve de los 31 miembros del consejo ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid puso ayer a la formación autonómica al borde del abismo al tiempo que colocó a la cúpula estatal en una comprometida situación, dado el delicado momento político de las negociaciones para la investidura. La masiva marcha de dirigentes madrileños venía a secundar la aparatosa renuncia de su secretario de organización, Emilio Delgado, que el lunes dio el portazo por su descontento con la “paralizante” gestión del secretario general y cofundador del partido, Luis Alegre, hombre próximo a Pablo Iglesias.
Según fuentes de Podemos-Madrid, la grave crisis interna tiene su origen, efectivamente, en el “abandono” y pasividad que buena parte de la dirección madrileña venía atribuyendo a Alegre; sobre todo desde que éste decidió seguir con sus clases como profesor de Filosofía en la Complutense por supuestos problemas para obtener la excedencia, lo cual le habría llevado a descuidar parcialmente sus tareas orgánicas en Podemos.
Al mismo tiempo, el consejo ciudadano autonómico, máximo órgano entre congresos, había perdido protagonismo dentro de la escena regional en beneficio del grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de Madrid, que tiene hilo directo con la cúpula estatal. El consejo ciudadano de Madrid padecía además de una división en origen entre integrantes o exmiembros de Izquierda Anticapitalista (IA) y podemistas sin más: una circunstancia que desde un principio alimentó las disputas internas sobre la orientación política de la gestión. Todos esos factores habrían confluido hasta provocar la explosión de Delgado –a quien sus compañeros describen como hombre “temperamental”– y la ulterior marcha, ayer, de todos los suyos en la dirección autonómica.
Los cesantes atribuyeron su decisión a “la deriva del consejo ciudadano en los últimos meses” y a la “precipitación de los últimos acontecimientos”, en alusión a la renuncia de Delgado, quien por su parte adujo que veía “imposible” realizar su labor, dada la “paralizante ausencia de dirección del órgano autonómico”.
En el escrito que hicieron público al dimitir, los ya exdirigentes madrileños vaticinaron que “algunos intentarán utilizar este acto y nuestras palabras para hablar de división en Podemos” cuando lo único cierto, subrayaron, es que la suya es una organización democrática y plural donde “toda discrepancia entre compañeros es pública y perfectamente normal”. En la misma línea, el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, publicó un tuit con el siguiente texto: “Malas noticias para los que buscan excusas para la gran coalición de la restauración: con Pablo Iglesias, hombro con hombro”.
Fuentes oficialistas del partido de los círculos en la comunidad descartaron que la fuga de un tercio de la dirección fuera a doblegar y hacer renunciar a Alegre. Las misma fuentes mostraron gran enojo con los dimisionarios: “Lo que han hecho es irresponsable”, indicaron. “Ni las formas –notas en las redes sociales– ni mucho menos el momento político –las conversaciones en torno a la investidura– son sido los adecuados”, añadieron.
Por si fuera poco, la corriente anticapitalista del partido, es decir el sector procedente de los anticapitalistas, pidió a Iglesias que abandone su “estéril” emplazamiento a Sánchez para formar una coalición de gobierno y empiece ya a “prepararse para unas nuevas elecciones”.
La crisis de Podemos en la Comunidad de Madrid se suma a las abiertas en los últimos casos –algunas ya en vías de solución– en sus divisiones o sus confluencias con otras fuerzas en Catalunya, País Vasco, Galicia, La Rioja y Cantabria.
Los dimisionarios señalan su descontento con el líder regional y niegan una división en la cúpula estatal