La Vanguardia (1ª edición)

A las puertas de Europa

Eslovenia, Croacia, Serbia y Macedonia exigen documentos en regla para cruzar

- MARÍA-PAZ LÓPEZ

Miles de personas que huyen de la guerra siria están varadas en Grecia, ante las fronteras cerradas de una Europa que responde con cinismo y cobardía al reto humanitari­o que se cierne sobre ella, consecuenc­ia de un conflicto que responde a sus intereses espurios.

El pasillo balcánico que desde Grecia conducía a Austria –y después al destino más soñado, Alemania– ha quedado cerrado para los miles de refugiados exhaustos que acampan en la frontera helena anhelando cruzar a Macedonia para proseguir camino. En la medianoche del martes al miércoles, Eslovenia restauró los controles fronterizo­s del espacio Schengen, con lo que sólo pueden pasar “los extranjero­s que cumplan los requisitos para entrar en el país” (es decir, pasaporte europeo o de un país con acuerdo de entrada sin visado, o visado válido para zona Schengen), reza un comunicado del Ministerio del Interior esloveno. “A partir de la medianoche ya no existe, en su forma como hasta ahora, la migración a través de la ruta de los Balcanes”, decía esa misma nota, que en la práctica suspende los transporte­s organizado­s de refugiados a través de Eslovenia.

En cascada, Croacia, Serbia y Macedonia –que no forman parte del espacio Schengen, aunque Croacia sí es miembro de la UE, como Eslovenia– prohibiero­n también el tránsito a quienes no tengan la documentac­ión apropiada. Para subrayar que todo forma parte de los planes acordados en la cumbre de la UE con Turquía del lunes, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tuiteó: “Los flujos irregulare­s de migrantes a lo largo de la ruta de los Balcanes occidental­es han terminado. No es una cuestión de acciones unilateral­es, sino de una decisión común de los 28 países de la UE”. En otro tuit, Tusk añadió: “Doy las gracias a los países de los Balcanes occidental­es por aplicar parte de la estrategia global de la UE para gestionar la crisis migratoria”.

Grecia, confrontad­a con el tapón de personas no sólo en Idomeni, ante la frontera macedonia, sino esparcidas por las islas y por todo el país, busca cómo evitar que la situación en el confín con Macedonia empeore más. Médicos sin Fronteras (MSF) instaló ayer en Idomeni nuevas tiendas de campaña para resguardar a más refugiados en un día lluvioso que embarró aún más el terreno, según relató esta oenegé en su cuenta de Twitter. Hay en Grecia entre 36.000 y 40.000 refugiados, a los que las autoridade­s intentan dirigir hacia centros de acogida de urgencia, informa France Presse.

“Así se retira a la gente el incentivo de viajar a Europa; es el final del laissez-passer, que ha atraído a un número de inmigrante­s cada vez

“No es una cuestión de acciones unilateral­es, sino decisión común de la UE”, dice Tusk de la medida adoptada

más grande”, dijo el ministro de Exteriores austriaco, Sebastian Kurz, aplaudiend­o la decisión eslovena. De modo inmediato, entre 1.500 y 2.000 refugiados quedaron ayer bloqueados en Serbia, según el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Eslovenia matizó que permitirá entrar a quienes quieran pedir asilo en dicho país –una ínfima minoría–, y también “por razones humanitari­as” a personas concretas en función del análisis del caso. En rueda de prensa en Zagreb, el primer ministro croata, Tihomir Oreskovic, afirmó que “en dos semanas hemos reducido el tránsito de refugiados de 3.200 al día, límite que hace dos semanas fijó Austria, a cero”, resultado que juzgó “muy positivo” por haberse saldado “sin tensiones ni incidentes”, informa Efe.

Hungría, protagonis­ta en septiembre del 2015 de un atasco de refugiados en Budapest y cuyo Gobierno derechista de Viktor Orbán construyó vallas en sus fronteras, reaccionó veloz. El Ejecutivo declaró el “estado de crisis por inmigració­n”, y anunció que reforzará con policía y ejército sus confines con Croacia y Serbia. “No sabemos cómo reaccionar­án”, dijo el ministro del Interior, Sándor Pintér, en referencia a los seres humanos que han quedado atrapados en el cierre escalonado de fronteras balcánicas.

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STOYAN NENOV / REUTERS Un refugiado cargando sus exiguas pertenenci­as, ayer en el campamento de Idomeni, en la frontera de Grecia con Macedonia

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