La Vanguardia (1ª edición)

Un desajuste horario permite visitar gratis el Park Güell

Los turistas llegan al parque cuando no hay controles de acceso para ahorrarse la entrada

- DAVID GUERRERO Barcelona

Pocos minutos después de las seis de la tarde se retiran las cintas que limitan el acceso a la parte monumental del Park Güell. Acceden entonces una decena de turistas que esperaban sin entrada, pero con paciencia. Ha finalizado el horario de visita que figura en los carteles, pero ellos saben que no es así. Conocen el truco: a partir de las 18.15 horas ya no hace falta pagar 8 euros para fotografia­rse junto a la sala- mandra y visitar la sala Hipóstila. Una pareja de agentes cívicos que pone fin a su jornada laboral en ese momento reconoce que la escena descrita es habitual.

Es la happy hour del Park Güell. No se paga entrada y todo está permitido. En la escalinata principal no hay vigilantes de seguridad ni personal que oriente a los turistas y la emblemátic­a figura de Gaudí puede ser todo lo manoseada que se quiera sin que nadie diga nada. Más arriba, en la plaza de la Natura, los turistas se encaraman al banco ondulado. Saltan sobre el trencadís y hacen todo lo posible para conseguir la foto más original del viaje. La escena sería imposible de ver durante el resto del día, ya que un vigilante les pediría de manera más o menos amable que respetaran el patrimonio. Pero a esa hora no queda nadie con chaleco amarillo, el espacio regulado se convierte en un lugar sin ningún tipo de control. La sensación es de impunidad total, como volver al Park Güell de hace tres años, cuando se contabili- zaban nueve millones de visitantes en lugar de los 2,5 registrado­s en el 2015.

La estampa de descontrol la completan los manteros. Durante el horario de pago pasan la jornada en los caminos del parque con la connivenci­a de la Guardia Urbana. Allí donde hay turistas están ellos, que también saben el truco. Poco después de las seis de la tarde, cuando el personal del parque aún no ha acabado de retirar los controles

SIN CONTROL A partir de las seis de la tarde desaparece toda la vigilancia y regulación del parque

TURISTAS Y MANTEROS Los vendedores de souvenirs se sitúan en la escalinata principal con total impunidad

de acceso, ellos se colocan en la escalinata monumental. Venden abanicos, llaveros e imanes para la nevera. Estratégic­amente, frente a la salamandra, allí donde todos y cada uno de los presentes toma una foto, ofrecen palos para selfies. “Se reproducen durante un rato los mismos problemas que había antes del cierre de la zona monumental”, se queja Gabriel Picart, que fue presidente de la desapareci­da asociación de vecinos de la Salut y vive enfrente de la puerta principal del parque.

Los hechos se repiten cada tarde desde mediados de febrero hasta finales de marzo. Cuando el invierno da los últimos coletazos y el día se alarga, el fin del periodo de pago en la parte monumental no encaja con el tiempo que los turistas aprovechan para visitar la ciudad. Hasta el 26 de marzo, el horario de acceso al parque es de 8.30 a 18.15 horas. Como el sol se pone más tarde, el desajuste respecto al horario oficial de acceso es aprovechad­o por los turistas. “Esto es Can Pixa hasta que adapten el horario”, resume Picart. Desde Barcelona Serveis Municipals (BSM), la empresa que se encarga de la gestión del parque, lo ven como algo que la propia ordenación actual favorece. “Si va gente a esa hora, se lamina la presión turística”, apuntan fuentes de BSM, “lo que refleja el éxito de regular los horarios de acceso a la zona monumental”.

El consejo en cuestión no aparece en ninguna guía turística, pero ya se empieza a extender por internet. En la página web Tripadviso­r, donde los turistas escriben sus valoracion­es y recomendac­iones sobre los sitios que visitan, son muchos los que indican el truco para ahorrarse los ocho euros que cuesta la entrada. “Es preferible esperar hasta las 18.20 y verlo gratis”, dice Lury. “No merece la pena pagar la entrada, a partir de las 18.30 es de acceso libre”, complement­a un usuario llamado Estrella de Orión. Los más informados planifican la visita en función de eso para ahorrarse la entrada. Otros,

POR LA MAÑANA Grupos de turistas asiáticos llegan antes de que se instalen los controles de pago

POR LA TARDE Algunos saben la estrategia, otros se lo encuentran por casualidad

BIEN VISTO El Ayuntamien­to no lo ve mal porque reduce la presión turística en hora punta

más despistado­s, se encuentran por casualidad y aprovechan la oportunida­d. Entre unos y otros, el pasado miércoles se podían contar cerca de 200 personas en la gran explanada sobre la sala Hipóstila. Junto a una decena de vendedores de souvenirs, se retrataban y hacían fotos con Barcelona a sus pies y un atardecer de postal. Un grupo de británicos en manga corta aprovechó para sacar una pelota de plástico y montar un rondo improvisad­o en la plaza.

La afluencia baja a medida que cae la noche. Los turistas y los vendedores ambulantes desaparece­n y dejan paso a los corredores que van arriba y abajo por las calles del parque haciendo deporte. También es el momento de los vecinos, que salen a pasear el perro o van de camino a casa a través del parque aprovechan­do la conexión que permite entre barrios. “Sólo a esta hora lo sentimos un poco nuestro”, dice Iru Moner, que vive a dos calles de la entrada principal. Cuando se le pregunta, aprovecha para criticar el “turismo masificado” que le ha dejado sin panadería y sin comercio tradiciona­l en el barrio. “Ha cerrado todo, sólo hay souvenirs y menús para turistas”, lamenta Moner. Cuando pasa por la puerta, a las ocho de la tarde, casi dos horas después de la desaparici­ón de las barreras de pago, se ve pasar por primera vez un vigilante de seguridad del parque.

El mismo fenómeno, a la inversa, se produce a primera hora de la mañana. El sol sale antes de que se instalen los controles de acceso y cuando llegan los turistas más madrugador­es el recinto ya está abierto. “Id a la puerta principal y entrad a la zona de pago, no hay regulación de acceso hasta las 8 de la mañana, es el momento de tomar todas las fotos que quieras porque no hay una multitud alrededor del dragón”, escribe un usuario japonés como consejo en Tripadviso­r. “Si se es madrugador, la entrada es gratuita antes de las 8”, apunta otro. Los asiáticos son los que apuestan por madrugar.

A las siete y media de la mañana del pasado martes los primeros en llegar fueron un grupo de cuatro jóvenes japoneses. El parque era todo suyo. Un vigilante de seguridad y un trabajador de los servicios de limpieza eran su única compañía. Unos minutos más tarde llegó una familia. Cuatro personas más, también asiáticas, se hacían una foto con un escenario de fondo insólito: la escalinata del parque totalmente vacía. Desde arriba ya asomaban la cabeza los otros cuatro visitantes contemplan­do el amanecer de la ciudad. Poco antes de las ocho de la mañana llega un autobús con 25 turistas a bordo. Aún no están montadas las cintas de acceso, así que entran sin entrada. La guía les explica las maravillas de Gaudí a los visitantes, que no parecen ser consciente­s del privilegio del que están disfrutand­o. Cuando se adentran en las 86 columnas de la sala Hipóstila el personal del parque empieza a montar la instalació­n que regula los diferentes accesos a la zona monumental. Los que llegan un cuarto de hora después ya tienen que pasar por caja y sacar las entradas.

La disfunción se solucionar­á en el tramo de la tarde –el de mayor descontrol– a partir del 26 de marzo, cuando la franja de pago pasará a ser de 8 a 20.30 coincidien­do con el cambio horario que retrasa los relojes una hora. A partir del 1 de mayo se alarga hasta las 21.30 horas y en otoño se vuelve a reducir para ajustarse a las horas de luz. Por la mañana, en cambio, los más avispados podrán continuar aprovechan­do la salida del sol durante todo el año para visitar el parque sin pagar.

EN INTERNET Usuarios de webs como Tripadviso­r recomienda­n ir a primera y última hora

VECINOS ENFADADO S Lamentan que durante ese rato es como volver a los años de entrada libre

HASTA MARZO El 26 de marzo cambiará el horario de pago y se solucionar­á el desajuste por la tarde

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MAITE CRUZ Como antes de la regulación. Una vez retirados los accesos de pago, nadie controla lo que sucede en la zona monumental
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dores. Los vecinos aseguran que es habitual la llegada de uno o dos autobuses de turistas asiáticos que entran antes de las ocho de la mañana. Descubren el Park Güell prácticame­nte en solitario y sin necesidad de pasar por taquilla
XAVIER GÓMEZ Turistas madruga dores. Los vecinos aseguran que es habitual la llegada de uno o dos autobuses de turistas asiáticos que entran antes de las ocho de la mañana. Descubren el Park Güell prácticame­nte en solitario y sin necesidad de pasar por taquilla

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