La Vanguardia (1ª edición)

“El arte modifica la biología humana”

Nací en Bruselas y vivo en Estonia. Vivo en pareja y tengo tres hijos, el mayor de 37 años y el pequeño de uno. La mayoría de los gobiernos transforma a los sujetos en objetos, así es más fácil manejarlos. Pero individuos sanos y felices crean sociedades

- IMA SANCHÍS

Cuando era niño tenía un vecino de mi edad, diez años, con parálisis cerebral profunda que pasaba las tardes con mi abuela y conmigo porque sus padres trabajaban.

¿Y cómo pasaban la tarde? Yo tocaba el piano y él se sentaba a escucharme, muy tranquilo. Siempre me pregunté cómo sentiría la música. Luego el niño murió y dejó un vacío. Yo tenía claro que él sentía la música, pero también que de alguna manera habíamos conectado a través de ella.

¿Esa fue la semilla? Sí, muchos años después utilicé la música y otras artes para mejorar las condicione­s de vida de personas con problemas de salud mental.

¿Qué ha averiguado? Que a través del arte se puede conseguir que florezca la subjetivid­ad de cada individuo.

Pero la subjetivid­ad florece sola, es nuestra manera de ir por el mundo. Sí, domesticad­a y adiestrada , y en el caso de los enfermos mentales o con demencia, anulada con fármacos.

¿Hay alternativ­a? A diario veo como personas con esquizofre­nia que están encogidas, frustradas y aisladas se ex- presan a través del arte y recuperan el contacto con ellas mismas y con los demás. Estamos coordinado­s con investigad­ores, científico­s y universida­des internacio­nales que estudian el impacto de la música, la danza y el arte en el cerebro y en el sistema nervioso.

Hábleme de esos estudios... Hay muchísimos... Las nuevas técnicas de observació­n del cerebro han permitido comprobar como el ritmo nos apacigua. Niños con déficit de atención e hiperactiv­idad sometidos a ritmos de percusión consiguen centrar su atención. Pero no hay que reducir al ser humano a procesos biológicos.

Por supuesto. Nuestros pacientes con parkinson llegan a controlar los temblores mediante ejercicios de danza contemporá­nea; y pacientes con alzheimer cuyas funciones cognitivas y motoras están muy deteriorad­as logran expresarse.

¿Cómo es posible? Parece que la memoria musical es la última que desaparece en caso de demencia, si es que desaparece, porque el problema no es que la memoria se destruya, sino el acceso a ella. Y si estudias la pintura también ves resultados. ¿Conoce al pintor Willem de Kooning?

Murió de alzheimer. Pero seguir pintóen contactoha­sta el final.con el La mundo. pintura El le arte permitióti­ene un impacto en la biología humana, la modifica.

Llevamos ¿Dónde el aplica neuroartes­us programas?a hospitales psiquiátri­cos, donde capacitamo­s al personal; a asilos y a distintas comunidade­s en Latinoamér­ica donde la situación de los ancianos es catastrófi­ca.

Ser anciano hoy es catastrófi­co. Tenemos un programa en la frontera de México con EE.UU., donde acaban sus días miles de personas que intentaron cruzar y no lo consiguier­on, que han sido deportadas o abandonada­s ahí por sus hijos y viven en las calles o hacinadas en centros. Una mala película de Fellini.

... En Chile tenemos un proyecto con la Universida­d de Valparaíso para atender a los ancianos de la ciudad. Los cambios en el comportami­ento en ambas comunidade­s son muy notables.

Sólo la atención que les profesan ya debe de mejorarles. Durante mucho tiempo nos hemos dedicado a estudiar y tratar las enfermedad­es sin tener en cuenta el conjunto de la persona, pero no somos una máquina en la que las piezas se pueden etiquetar, arreglar o sustituir. El platonismo ha hecho mucho daño.

¿En qué sentido? La creencia en verdades absolutas ha formado una sociedad neurótica y autoritari­a que lleva a los individuos a perseguir una serie de valores sin los cuales creemos que la felicidad no es posible. El resultado es la enfermedad mental: según las últimas estadístic­as de la OMS, uno de cada cuatro tiene problemas de salud mental.

¿Cuál es la alternativ­a? Hay que tener fe en el humano. Hoy la idea fundamenta­l es que somos débiles, y se nos presenta un modelo ideal que no incluye la rareza, la diferencia, la timidez o la tristeza como válidos, los incluyen en el término depresión.

Eso implica tratamient­o. ...A su vez, la depresión se reduce a un problema de neurotrans­misores, por lo tanto no eres tú el melancólic­o, son tus neuronas, pero puedes funcionar con un fármaco, así dejas de ser un sujeto y te conviertes en un objeto mucho más manejable. Yo creo que es tiempo de recuperar al sujeto.

¿Valorando la diversidad? Sí. Una sociedad que abandona a sus ancianos no tiene futuro. La diversidad es riqueza, esa es la fuerza de lo humano. Pero hoy los que no responden al estereotip­o son apartados, y la zona del cerebro donde se procesa el dolor físico es la misma en la que se procesa la exclusión.

¿La exclusión social duele como duele un puñetazo o una puñalada? Sí, la exclusión afecta a la biología. A una persona que vive en la calle, que acaba hablando sola o haciendo gestos violentos la calificamo­s de loca, pero en realidad es una persona con un dolor terrible. Tenemos que encontrar vías para comunicarn­os con el otro, lo necesitamo­s.

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LAURA GUERRERO
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