El humor como arma
Un vídeo satírico sobre el presidente turco tensa las relaciones con Alemania
La intransigencia del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, atraviesa fronteras, y llega a provocar un incidente diplomático por la emisión en una cadena de televisión alemana de un vídeo que satiriza los tintes dictatoriales del Gobierno de Ankara.
La sátira en Turquía tiene una amplia y sufrida historia, pero a su presidente, Recep Tayyip Erdogan, no le hace demasiada gracia, sobre todo si es su persona la que recibe la mofa. Un vídeo emitido por la primera cadena alemana, ARD, amenaza con tensar acaso hasta el punto de no retorno las relaciones diplomáticas entre Ankara y Berlín.
El embajador alemán en Ankara, Martin Erdmann, fue llamado a consultas la semana pasada –por tercera vez en apenas un mes– debido a la exigencia de las autoridades turcas de prohibir la reproducción del montaje satírico sobre el líder que domina la política turca desde hace 14 años.
No es el único frente diplomático que tiene abierto Erdogan. Tampoco le hizo ni pizca de gracia que una decena de representantes europeos –como el cónsul francés, el británico o el propio Erdmann– asistieran el viernes pasado al juicio de dos periodistas del diario laico Cumhuriyet, acusados de espionaje por desve- lar el envío de armas a yihadistas en Siria controlado y protegido por el servicio de inteligencia estatal de Turquía.
Las autoridades turcas han mandado este fin de semana una carta de condena a sus embajadas, después de que Erdogan arremetiera duramente contra los diplomáticos: “¿Quiénes sois? Esto no es vuestro país, esto es Turquía”. Sin mencionarle por su nombre, quedó claró que le irritó especialmente el comportamiento del cónsul británico, Leigh Turner, que no sólo fue al juicio sino que además osó colgar en Twitter una sonriente selfie con uno de los periodistas acusados, bajo el mensaje de “libertad de expresión”.
Erdogan también se ha tomado como una afrenta el vídeo alemán creado por el equipo de humoristas del programa Extra3 y emitido a mediados de marzo en la cadena ARD. La pieza, de dos minutos de duración, está titulada Erdowie, Erdowo, Erdowann (algo así como Erdocómo, Erdodónde, Erdocuándo), un juego de palabras porque Erdowann se pronuncia como Erdowahn, que significa “la locura de Erdo”.
A modo de presentación se ve a Erdogan y comienza una canción con la letra “Él vive a lo grande / el boss del Bósforo”, interrumpida por la imagen de su residencia oficial en Ankara y una voz en off de un noticiero alemán que dice: “Un ostentoso edificio con mil habitaciones, construido sin permiso en una reserva natural”.
Luego ya siguen críticas a la forma –digamos particular– de entender la libertad de prensa en el país euroasiático. Después de una imagen extraída de un mitin en el que Erdogan se quedó afónico aparece el periodista de inves-
UNA MOFA MAL DIGERIDA Ankara exige a Berlín que prohíba el vídeo de la cadena ARD y llama a consultas al embajador EL OTRO‘ FRENTE’ Una decena de representantes de la UE fue al juicio de dos periodistas opositores
tigación Ahmet Sik, quien pasó un año tras las rejas en el 2011 por publicar El ejército del imán, sobre el que Erdogan llegó a decir: “Hay ciertos libros que son más efectivos que las bombas”.
Luego llega otra imagen reciente: la canciller alemana, Angela Merkel, sorprendida por Erdogan frente a dos ostentosas si- llas en un palacete otomano de Estambul. “Pórtate bien / te tiene bajo su mando”, lanza la letra.
Pero las críticas más duras llegan al final: “Igualdad de derechos para las mujeres / A ellas también se las golpea”. Y sobre todo: “A los kurdos los odia como a la peste / Prefiere bombardearlos más que a sus hermanos en la fe allá donde el Estado Islámico”.
Gracias a la polémica, el montaje ya superaba ayer las 800.000 visitas en su versión en alemán y en inglés, mientras que en turco estaba en 45.000. Erdogan parece no darse cuenta de que el mejor modo de quitar el aguijón a una sátira es simplemente ignorarla.