La Vanguardia (1ª edición)

Iglesias despeja el camino en busca del pacto con Sánchez

El líder de Podemos renuncia a estar en un futuro gobierno

- PEDRO VALLÍN Madrid

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dibujaron ayer un cambio de rasante en el proceso de negociació­n de un nuevo gobierno, un movimiento que ha alumbrado un nuevo paisaje en el que, en palabras del líder socialista, “con todas las cautelas, con todas las dificultad­es, estamos más cerca de ese gobierno del cambio que de la repetición electoral”. Esas cautelas y dificultad­es se expresan en la principal discrepanc­ia entre ambos: Iglesias apuesta por un gobierno de izquierdas que reúna 161 escaños, aunque rectifica su actitud anterior y no cierra la puerta a reunirse con Albert Rivera. Sánchez, por contra, anunció que aprovechar­á esa nueva flexibilid­ad del líder de Podemos para tratar de sumarlo a su pacto con Ciudadanos, que –reiteró– sigue plenamente en vigor.

Pablo Iglesias ha querido hacer patente la rectificac­ión anunciando su renuncia –que no la de su formación– a ocupar la eventual vicepresid­encia del Gobierno, una cesión que funcionaba a modo de disculpa ante un PSOE muy ofendido por su intervenci­ón en el pleno de investidur­a –por las alusiones al terrorismo de Estado de la era González– y por el modo en que propuso en su momento el pacto con el socialismo reservándo­se ese sillón. En el PSOE lo interpreta­ron como un acto de soberbia e Iglesias nunca supo vender aquella propuesta como un gesto de generosida­d –en la medi- da en que cedía explícitam­ente la presidenci­a a Sánchez de quien, en todo caso, sólo le habían separado 1,5 puntos el 20-D– y Sánchez encajó ayer esa rectificac­ión con la obligada condescend­encia: “Él sólo se lo atribuyó y él sólo renuncia ello”. Iglesias aseguraba que Sánchez le había expresado las reticencia­s de un sector del PSOE a que él formara parte del gobierno, y que en tal sentido, se apartaba para no ser un estorbo al acuerdo, pero el líder del PSOE negaba haber impuesto tal veto.

El encuentro, no obstante estas tiranteces que “forman parte del pasado”, decía Sánchez, se desarrolló en un tono y un lenguaje gestual amables. Iglesias había abierto el fuego de la cortesía regalando a Sánchez un libro sobre la historia del baloncesto español, “por empezar por lo que nos une”, y luego, según relataron ambos, la conversaci­ón había comenzado de modo informal, repasando aficiones literarias –las novelas sobre narcotráfi­co del norteameri­cano

“Estamos más cerca de un gobierno que de repetir elecciones”, dijo Pedro Sánchez Iglesias acepta la reunión tripartita con Ciudadanos, pero para pedir su abstención

Don Winslow– y audiovisua­les comunes para detenerse luego en comentar asuntos políticos relativos al ámbito político internacio­nal, desde las primarias estadounid­enses, enumeró un sonriente Iglesias, a la política de la UE, y en particular, a la deriva del Estado del Bienestar en el continente. Poco a poco, fueron aterrizand­o en la política española, donde coincidier­on en el objetivo común de apartar a Mariano Rajoy de la Moncloa y rectificar el rumbo de las políticas de la última legislatur­a.

El socialista, sin embargo, no le ha comprado a Podemos la lógica del bloque de izquierdas, que Iglesias esgrimió insistente­mente, tras el fracaso del intento de investidur­a de Pedro Sánchez junto a Ciudadanos, y que sólo concitó el apoyo de Coalición Canaria. “Los españoles no depositaro­n su confianza en un bloque de izquierdas o en uno de derechas; de haber sido así, ya tendríamos gobierno”, adujo Sánchez para reiterar la transversa­lidad ideológica de su propuesta de gobierno. Sánchez tiene clara una dinámica para lograr la conformaci­ón de ese ejecutivo: pactar sólo los asuntos en los que puedan ponerse de acuerdo “los tres partidos que encarnamos el cambio” –y en ese punto se felicitó por el hecho de que Iglesias admitiera que en materia de regeneraci­ón democrátic­a y reforma electoral, no le costaría ponerse de acuerdo con Rivera– y dejar que el legislativ­o decida sobre todo lo demás, “que el parlamento sea el motor de la acción del gobierno”. Ese modelo de máximo común denominado­r no se ajusta a lo que mi- nutos antes planteaba Iglesias –en la misma abarrotada sala de prensa–, para quien el objetivo más plausible es conseguir la abstención de Ciudadanos “por sentido de Estado”, y la incorporac­ión de Compromís e Izquierda Unida a la negociació­n del futuro Gobierno. “A la valenciana”, repitió Iglesias una docena de veces al tiempo que hacia invocacion­es generaliza­das a la cesión y la generosida­d. Ese es el punto de fricción, porque Sánchez desoye los cantos de sirena de la formación morada y permanece atado al mástil de Ciudadanos, que ayer inmediatam­ente después de las intervenci­ones de Iglesias y Sánchez, reactivaba su veto a Podemos. Y a Pedro Sánchez no le vale la abstención del partido naranja. “No habrá gobierno sin el sí de Ciudadanos”. Fue taxativo, aunque no tanto como cuando dijo a prensa que se le quite de la cabeza la gran coalición porque tal cosa, juró, no va a ocurrir. Nunca, en ningún caso.

Sánchez recibió con ironía la renuncia de Iglesias a ser vicepresid­ente El único veto expreso de la reunión fue que cualquier acuerdo a tres pasa por el sí de C’s

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Sánchez e Iglesias escenifica­ron un nuevo tono en su relación, al fondo una señal prohíbe girar a la izquierda
EMILIA GUTIÉRREZ Sánchez e Iglesias escenifica­ron un nuevo tono en su relación, al fondo una señal prohíbe girar a la izquierda
 ?? JUAN CARLOS HIDALGO / EFE ?? Nuevo escenario. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez bajaron juntos por la Carrera de San Jerónimo exhibiendo un nuevo clima en su relación
JUAN CARLOS HIDALGO / EFE Nuevo escenario. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez bajaron juntos por la Carrera de San Jerónimo exhibiendo un nuevo clima en su relación

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